Dato mata relato

#Reflexión

La creación de una cultura organizacional basada en datos no necesariamente está destinada a grandes organizaciones, es posible implementarla también en organizaciones medianas o pequeñas.

Partimos de hacernos algunas preguntas respecto de nuestra organización para poder establecer una base sobre los datos que nos interesa recopilar.

Estos interrogantes podrían ser, por ejemplo: En la actualidad, ¿En qué nos basamos para tomar decisiones? ¿Qué inconvenientes se nos presentan al tomar decisiones en la forma en que lo estamos haciendo? ¿Qué datos nos ayudarían en la toma de decisiones? ¿Hay sectores de nuestra organización donde los datos están influyendo en las decisiones a tomar? ¿Estamos analizando mejoras en base a datos históricos en algún sector de la organización?

Las preguntas mencionadas en el párrafo anterior son solo un ejemplo para tener una idea desde dónde podríamos iniciar el proceso de cultura basada en datos en nuestra organización.

Estas preguntas nos podrían ayudar a definir nuestros objetivos y luego plantearnos que datos permitirían hacer factible la consecución de dichos objetivos.

Ahora bien, una vez determinados los datos a recolectar deberíamos tener algunas consideraciones en cuenta.

Los datos deben ser confiables para que nos ayuden a aprender, resolver problemas y tomar decisiones, ya que, ante datos poco fiables, las decisiones que se tomen a través del análisis de los mismos pueden ser de mínima contraproducentes. Otro ítem a destacar es que dentro de una cultura basada en datos es imperiosa la democratización tanto de los datos como de la información resultante de los mismos, ya que el manejo de los datos realizado por pocos integrantes de la organización empobrece el proceso.

La idea es comunicar y hacer recomendaciones en base a la información que generan los datos, liderar cambios y mejorar servicios, propiciando un círculo virtuoso.

Por último, pero no menor, considerar la incorporación de herramientas apropiadas a lo largo del proceso.