De cómo comenzó a automatizar reportes
Si los datos ya están ingresados, hay que usarlos de todos los modos posibles y evitar re-tipear en otros reportes
Corría el año 1995, no sé porqué se dice así, de que corre el año, y ya estaba muy avanzada la oficina para abrir el Estudio Contable. Él era joven, muy joven hasta para ser contador, por eso aún cursaba en una universidad privada del oeste. Trabaja con su padre en comercialización de equipamientos para comercios (quizás algún día salga un post de esas primeras experiencias "comerciales"), pero quería armar su propio Estudio Contable, ya que como se dijo antes, estudiaba para eso.
Así, en 1996 comenzaron los primeros clientes. Eran tiempos de la DGI - Dirección General Impositiva (la AFIP vendría más tarde motivando el Errepar "Un gigante con pies de barro"), de formularios manuales, impresoras a matriz de punto y de PCs con sistema operativo DOS.
Era lindo ser dueño, pero el trabajo en sí era muy manual. Libros contables pasados a mano, formularios DGI hechos a máquina de escribir y papeles de trabajo escritos en lápiz y cuentas en calculadora. El mundo ya se movía con windows, softwares contables e impresoras láser, pero eso aún no había llegado para estos contadores.
El cliente más grande era un minimercado, con muchas facturas diarias de Coca-Cola Femsa, el mayorista, Mastellone y dos o tres proveedores más. Las biromes BIC no tenían tanta tinta para completar el IVA Compras y cuando era época de ganancias personales, era muy aburrido hacer espacio espacio espacio para embocar los numeritos en el F.765 con la Remington.
Una tarde se quedó luego de bajar las persianas. Tomó el word perfect (una máquina de escribir en la pc, es decir las letras ocupaban un espacio igual si fuera una "i" o una "o") y enumeró todas las filas 01234567890012345678900123456789001234567890. Imprimió un F.765 como hoja base. Remarcó los rectángulos verdes del formulario. Contando filas y espacios (un adelanto a lo que usaría en xls), borró los dígitos que sobraban. Si bien, los borradores y los cálculos de la base imponible y demás seguían a tracción a sangre en lápiz y calculadora, el volcado de los tres F.765 iguales que se presentaban en la ventanilla del banco, tardaba solo un par de minutos. Ese abril-mayo, las DDJJs fueron mucho más rápidas.
La segunda automatización llegó con el windons 3.1, el xls y la concatenación de las siete fórmulas =si(A2="1";"Mastellone Hnos.";si(A2="2";"Coca-Cola FEMSA";si(A2... hasta 6, logrando que no hubiera que tipear ni Entidad, ni CUIT, ni Responsable Inscripto para los siete proveedores que más se repetían por cada Cliente del Estudio. Afuera los libros manuales de IVA Compras e IVA Ventas. Todo al xls. Años más tarde vendrían las macros, los formularios y las famosas fórmulas buscarv (vlookup). Ya había automatización, liberando capacidad operativa para tomar más clientes. Si saberlo, había comenzado a pensar (y ejecutar) eficiencias.
No lo supo hasta mucho después en su vida profesional, cuando ya los sistemas eran más sofisticados, pero la esencia era la misma: "si los datos ya están ingresados, hay que usarlos de todos los modos posibles y evitar re-tipear en otros reportes". Con esa premisa, llegaron muchas más automatizaciones de reportes, balances y cálculos de estándar, pero todo eso es tema para otras historias.