De cara a las oportunidades
Nunca me he avergonzado de reconocer mis temores. Si acaso de mis errores.
“El éxito es como el olor corporal: cada persona tiene el suyo propio. Muchas veces no eres consciente de él y no siempre resulta agradable para las personas que te rodean”. Ángel Llácer.
Sin duda para muchos como yo debe ser difícil que un cliente, tu jefe o superior te mire a los ojos y te diga honesta pero fríamente que no tienes las tablas para enfrentar el reto que te acaban de asignar en la empresa. Es duro sobreponerse en un instante a eso. La franqueza es fría a veces, cae como balde de agua helada, sea cierto o no pero al mismo tiempo es reconfortante saber que fue porque alguien de mayor jerarquía confía en tus capacidades y en tu potencial, porque sencillamente ve “algo" en ti que los demás no tienen o no ven.
Las promociones no siempre son fáciles, sobre todo cuando son de súbito y representan competencia interna o peor aún si se perciben como una competencia "desleal" al sentir que "deberíamos ser nosotros" la persona a promover. Me hace recordar el parlamento aquél de la película “En busca de la felicidad” donde el actor Will Smith, en la caracterización del ahora exitoso Chris Gardner escucha a su hijo decir mientras practican baloncesto, “seré un profesional” y su padre le responde entonces, “No sé. Vas a ser como yo, quizá tan promedio como yo… serás bueno en otras cosas pero no en esto…” El niño recibe el mensaje y arroja cabizbajo el balón desistiendo así de SU sueño. Después de unos segundos el padre se da cuenta del impacto negativo que acaban de causar sus palabras en el niño, reacciona, y nos obsequia una hermosa lección llena de aprendizaje y encomio al decirle a su hijo:
“Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. ¿De acuerdo? Tienes un sueño tienes que protegerlo. La gente que no puede hacer algo te dirá que tú tampoco puedes. ¿Quieres algo? Consíguelo. Punto”.
No hay duda, cualquiera podemos caer en el error de que como no podemos conseguir tal o cual cosa nadie más podrá o que nadie debería superarnos o adelantarse en el camino al éxito o pensar que como no lo hizo bien a la primera, simple y sencillamente fracasará en el siguiente intento.
Así llegamos a la verdadera prueba. En ambos frentes. Por un lado, el mejor líder jamás duda o regatea la oportunidad de crecimiento de aquellos que lidera. Por el otro, el mejor jugador, el más aguerrido tampoco duda en dar un paso al frente de batalla a pesar de sus temores porque ni uno ni otro permiten que sean sus emociones; envidia, frustración o temor las que manejen su vida.
Si no sabes, aprende. Si yerras, corrige. Si no llegaste a la meta, entrena y vuelve a intentarlo. Si no arrastras, empuja. Si no lideras, apoya. Haz aquello que te asusta sin importar qué clase de miedo sea.
"Quien no se equivoca es porque no está probando nada nuevo."
Recuerda, la vida puede ser un calvario si no tienes o no cultivas la capacidad de hacer crecer a los demás para crecer con los demás. Sobre todo, cuando la ambición está de por medio. Muchas personas han ido más lejos debido a que alguien pensó que podían hacerlo. "Usted puede obtener todo lo que quiera de la vida si ayuda a un número suficiente de otras personas a obtener lo que desean" decía Zig Ziglar.
“Siempre he tenido un buen concepto de mí mismo, sé lo que valgo y todo lo que puedo ofrecer. Y el hecho de saberlo es lo que me motiva a no desaprovecharlo, a usarlo bien.” He sido, soy y seré un duro crítico de mi mismo y sé cuando algo me costará más trabajo de lo acostumbrado o de lo que estaría dispuesto a hacer pero aún así, si es mi deseo siempre iré tras lo que sea sin importar cuántas veces caiga o fracase antes de conseguirlo de cara a las oportunidades.
“¿Mi más grande motivación? Seguir retándome a mí mismo. Veo la vida como una larga educación universitaria que nunca tuve. Todos los días estoy aprendiendo algo nuevo”. Richard Branson. Presidente de Virgin Group
No dejes de leer el siguiente y último artículo de esta serie. Empodérate y "No ruegues más".