De líder a maestro: más allá de la excelencia profesional
Muchos hemos leído la obra de Stephen R. Covey “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”. La efectividad de las personas se comprende como algo que nace en el interior del individuo y se va desarrollando en sus relaciones con los demás hasta alcanzar la excelencia. Hay quien no conoce la existencia de otro libro del mismo autor: “El octavo hábito”. Éste se define como descubrir la voz propia e inspirar a los demás para que encuentren la suya. Es decir, si los siete primeros hábitos conducían a la excelencia, el octavo nos llevaría a un nivel superior. ¿Y cuál sería ese nivel más allá de la excelencia? La grandeza.
No obstante, considero que este supuesto octavo hábito no es tal en sí mismo, sino que se trata de una consecuencia natural de la adquisición de los otros siete. La aventura más fascinante de una persona es desarrollar un sentido del yo, pero la consciencia se focaliza en transcender el ego y subordinarlo a un propósito superior, más grande que la meta personal. Cuando una persona crece, siente en su interior un ansia de continuar aprendiendo y ayudar a los demás a que también crezcan y aprendan. Una vez que la persona ha conseguido la grandeza, su impulso natural es el de ayudar a otras a que también la hallen. Es entonces cuando se transciende el liderazgo puro y nos adentramos en el terreno de la maestría.
El auténtico maestro es capaz de hacer ver a las personas lo mucho que valen y es ciertamente catalizador de movimiento, cambio y evolución. Para inspirar a los demás a encontrar su voz, hay que centrarse en el enfoque, gracias al cual se encuentran caminos, y en la ejecución, gracias a la cual se faculta a las personas para que sigan esos caminos. Todos conocemos las habilidades de un líder y no me detendré a enumerarlas. Simplemente, destacaré dos de ellas: la proactividad y la escucha activa. En este contexto, ser proactivo significa ayudarse a sí mismo, y para eso tiene que elegir actuar en su propio beneficio. Somos dueños de nuestras decisiones, acciones y omisiones, y si queremos saborear la grandeza es nuestra responsabilidad crecer como profesionales para después impulsar a otros. La escucha activa se concreta en comprender a los demás antes de que ellos le comprendan. Se instaura un delicioso equilibrio entre el despertar interior y la apertura al exterior, al entender que no hay contradicción entre la búsqueda de su bienestar y el deseo de la felicidad ajena. Un líder conquista la grandeza y se metamorfosea en maestro cuando, sin tener en cuenta su posición, elige inspirar a los demás a encontrar su voz. Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
Con respecto a la empresa, el supuesto octavo hábito es lo que distinguiría a las organizaciones éticamente responsables, que invierten en el bienestar de sus empleados, proveedores y clientes, y que son consideradas punteras en sus sectores. La situación profesional ideal que nos hace saltar de la excelencia a la grandeza es combinar voces, es decir, alzar mi recién descubierta voz y mezclarla con la voz de los demás, a los que he inspirado para encontrarla. La organización se tornaría en un grupo humano donde primase la confianza y la influencia de cara a la identificación de los empleados con los valores de la empresa. Perfecto, es lo idóneo, pero no siempre es posible. Por ejemplo, en un ambiente laboral donde la jerarquía se establezca siguiendo un patrón impositivo y los empleados no estén comprometidos con la filosofía e idiosincrasia de la organización, la combinación de voces no se conseguirá. Es necesario fomentar la comunicación transversal, ejercer un liderazgo democrático e inclusivo y que cada empleado, sea cual sea su lugar en el organigrama, tome consciencia de su valía.
Las organizaciones, aunque sean comunidades morales que interactúan con sus públicos, no tienen una voz propia, sino aquélla resultante del conglomerado de voces de sus empleados. Por ello, la grandeza (descubrir una voz propia e inspirar a los demás para que encuentren la suya), no puede aplicarse a entidades, sino únicamente a individuos. Es la persona quien busca respuestas, trabaja en su autoconocimiento, desarrolla su talento y optimiza su potencial hasta convertirse en líder y, en un momento dado, si va más allá de la excelencia, incluso en maestro.
IESE MBA, MCC ICF Master Certified Coach, esTalento Founding Partner, and IESE Executive Coaching Team member. Executive Coach and trainer. Leadership development. 30 years of corporative experience
5 añosGracias María Teresa, me encanta tu reflexión sobre la grandeza del maestro
Creating powerful alliances to sell more.
5 añosMauricio G.
Chief Transformation Officer (CTO)
5 añosMuy bien tirado! Alineado completamente con el cambio de paradigma del liderazgo con lo ágil... servant leadership.. q difícil !!
Creador del Concepto de la Felicacia. Autor de varios libros.
5 añosFelicidades Mª Teresa. - Esta genial que se nos hable del 8º habito de Stephen R. Covey. Me encanta el 8º Un abrazo
💼 Gestor comercial/Consultor personal ➤ Siempre aportando valor a todo lo que hago y ofreciendo asesoramiento personalizado a particulares y empresas para conseguir sus objetivos.
5 añosMuy interesante María Teresa. Muchísimas gracias por publicarlo. Saludos.