De la Desilusión a la Conquista: El Viaje de un Arquitecto Independiente

De la Desilusión a la Conquista: El Viaje de un Arquitecto Independiente

Ayer llevé a cabo una transmisión en vivo en mi canal de YouTube, abordando el fascinante tema de invertir en la adquisición de un departamento en Lima, Perú, el cual he estado analizando en profundidad últimamente. Sin embargo, entre las preguntas que recibí en el chat, una colega arquitecta planteó la siguiente inquietud: "Fran, ¿Qué tan difícil es lograr ser arquitecto independiente?" Esta pregunta aborda un tema tan complejo que resulta complicado responder de manera completa en un video dedicado a otro tema. Sin embargo, si yo hubiera sido la persona formulando esta pregunta, es probable que lo haya hecho porque realmente necesito orientación para materializar un sueño. Ser arquitecto independiente, aunque pueda no parecerlo, es un sueño que implica superar diversos desafíos.

En el transcurso de este año 2024, celebraré una década como arquitecto independiente. Aún me resulta asombroso reflexionar sobre cuánto tiempo ha transcurrido desde ese momento inicial. Mi trayectoria profesional se ha centrado en el diseño y la construcción de proyectos. Si tuviera que identificar la fase más desafiante de un proyecto, la respuesta sin duda sería: "conseguir clientes".

Al ingresar a la universidad, cursé una materia de Marketing. A pesar de haber adquirido conocimientos sobre la "filosofía del marketing", nunca llegué a comprender completamente cómo "venderme como profesional". ¿Cómo establecer una conexión de confianza con alguien que no te conoce? ¿Cómo lograr que un cliente confíe en ti para una inversión tan significativa como la construcción de su hogar? No es una tarea sencilla.

Para darme a conocer, mi primera estrategia fue la publicación de mis servicios profesionales en el periódico. Dado que me encontraba en una ciudad de provincia, el costo no resultaba excesivo. Sin embargo, la clientela que atraía estaba mayormente interesada en regularizar su propiedad con miras a la venta. Encontrar clientes dispuestos a diseñar y construir una casa resultaba un desafío considerable.

En esta fase de mi carrera profesional, no lograba cubrir todas mis necesidades económicas, lo que me llevó a diversificar mi portafolio y emprender otros negocios de manera simultánea. Aunque este periodo me proporcionaba una gran satisfacción, también resultaba sumamente agotador.

Mi segunda estrategia consistió en conversar con una amiga que desempeñaba un trabajo que requería mucha influencia, solicitándole una recomendación. ¡Funcionó! Conseguí a mi primer cliente, quien decidió confiar en mí para la construcción de su casa. No obstante, fue en este momento cuando surgió mi segunda dificultad: hallar una mano de obra leal.

Me comuniqué con algunos amigos que conocí a través del deporte para que me ayudaran con la construcción de la casa, y todo transcurrió de manera excelente. Sin embargo, surgieron complicaciones cuando mi mano derecha enfrentó problemas y decidió abandonar el proyecto. Aunque dejó a su hermano a cargo para que la obra continuara, lamentablemente, el rendimiento disminuyó, extendiendo el tiempo de ejecución y aumentando los costos. Finalmente, el desempeño no cumplió con mis expectativas. Mi mano de obra "fiel" se puso en contacto con los propietarios, excluyéndome del proyecto y optando por finalizar la construcción solo con maestros.

A pesar de esta experiencia desafiante, no me rendí y continué con determinación en la búsqueda de clientes. Mi tercera estrategia consistió en utilizar la plataforma de "Mercado Público", una web diseñada para trabajar en proyectos para el servicio público de Chile. A medida que empezaba a obtener proyectos gradualmente, el punto culminante de mi carrera llegó cuando me volví más activa en las redes sociales como arquitecta. Anteriormente, utilizaba las redes sociales para promocionar mis proyectos paralelos, hasta que un día fusioné la arquitectura con mis emprendimientos y noté que cada día recibía más consultas sobre mis servicios profesionales.

Las cosas empezaron a ir tan bien que me vi en la necesidad de contratar arquitectos para colaborar conmigo y formar una oficina que reflejara mi estilo. Establecí reglas sencillas: "si no puedes asistir, no necesitas dar explicaciones, simplemente se descuenta el día". Llegar tarde no era un problema, pero se debían cumplir las 8 horas de trabajo. Dado que la oficina estaba frente a la playa, todos tenían el derecho de tomar uno de mis trajes de surf y una tabla, permitiéndoles ir al mar para buscar inspiración. Hice todo lo posible para que cada uno sintiera que tenía un trabajo ideal. Aunque parecía una locura, te aseguro que fue una de las mejores experiencias de mi vida. Observar a todos trabajando felices, algunos incluso pidiendo trabajar los fines de semana sin que les dijera que no, generaba un ambiente excepcional.

Sin embargo, todo cambió con el estallido social en Chile. Las manifestaciones comenzaron a afectar el área donde se encontraba la oficina de arquitectura. Mis negocios paralelos también sufrieron consecuencias: el propietario del local aumentó los precios, uno de los proyectos de construcción más importantes se detuvo, y nuestras herramientas fueron robadas. Fue un auténtico desastre.

Me vi obligada a cerrar la oficina, liquidar mis emprendimientos y vender todo. Pocos meses después, la pandemia hizo su aparición. En mi perspectiva como arquitecto independiente, las posibilidades de conseguir nuevos proyectos parecían nulas.

Sin embargo, tuve suerte. Mis ahorros los había invertido en criptomonedas, principalmente en Bitcoin, y su valor experimentó un aumento tan notable que me brindó la tranquilidad financiera necesaria durante varios meses. Aproveché ese tiempo de confinamiento para dedicarme al estudio del "Marketing digital", reforzando mis conocimientos. Cuando me sentí lo suficientemente preparada, le pedí a una amiga que me permitiera remodelar su casa de forma gratuita, y así comenzó mi proyecto, documentando todo en grabaciones.

Después de concluir exitosamente ese proyecto, vinieron más y más, hasta que decidí trasladarme a la capital, Santiago. Fue entonces cuando me di cuenta de lo desafiante que resulta competir en ese mercado saturado con numerosos arquitectos de renombre.

En un intento por volver a trabajar para una empresa, logré conseguir un puesto de alto rango con un salario generoso en una reconocida empresa chilena. Sin embargo, esta experiencia resultó ser la más desagradable de mi vida. Aunque contaba con colegas de alta calidad profesional, algunos parecían tener como único objetivo "salir de fiesta". Los horarios laborales no se cumplían adecuadamente, y lo más impactante fue descubrir la presencia de situaciones de acoso en el entorno laboral.

Experimenté una profunda decepción tanto con mis superiores como con el equipo en el que trabajaba. Presencié situaciones desconcertantes, como ver a alguien mover mis pertenencias de un escritorio a otro sin que nadie reaccionara. Además, me frustró no encontrar a alguien con quien mantener una conversación significativa y técnica.

Fue entonces cuando inicié mi "renuncia silenciosa", un fenómeno reconocido en la generación millennial que finalmente culminó en mi "despido", ocurrido apenas un mes después del fallecimiento de mi padre. ¿Importó eso a la empresa? Por supuesto que no.

Mi canal de YouTube experimentó un crecimiento significativo, y con ello, llegaron mis primeros proyectos internacionales, algunos de corta duración y otros más extensos. Era difícil creer lo que estaba experimentando.

Perú me recibió de manera pública con los brazos abiertos, México lo hizo de manera privada pero igualmente valiosa, y, por supuesto, Chile no se quedó atrás. A pesar de atravesar momentos difíciles, también llegaban momentos muy positivos.

Después de 10 años de innumerables desafíos, tanto a nivel nacional como internacional, enfrentando dificultades y comportamientos profesionales inesperados, y aprovechando las oportunidades que la vida me brindó, finalmente puedo afirmar que he alcanzado un equilibrio profesional. Ahora disfruto de la tranquilidad de liderar equipos de trabajo a distancia y coordinar de manera funcional en línea. Mi experiencia en construcción es sólida, y me siento valiente en cuanto a mis diseños y construcciones.

Cada experiencia vivida ha funcionado de manera positiva, y la internacionalización que nunca imaginé que llegaría, finalmente se concretó, un logro del cual me siento sumamente orgullosa. Ser arquitecto independiente no es una tarea fácil, pero si cuentas con la valentía necesaria, puedes hacer que tu sueño se haga realidad.

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