De por qué los adultos tenemos más futuro que los jóvenes
Getty Images

De por qué los adultos tenemos más futuro que los jóvenes

En contra de lo natural y evidente, y por paradójico que resulte, los jóvenes no tienen más futuro tan solo por su edad, lo que tienen es más tiempo por delante para conseguirlo, pero solo si llegan a madurar lo suficiente. La etimología, que es una suerte de filosofía comprimida en las palabras, concede al término latino habitus el origen de “hábito”, que es tanto “vestimenta” como “tenencia”.

Para tener el futuro, para estar “habituado” al futuro, para llevarlo ya intencionalmente como vestimenta, se precisa una andanza de la vida poco compatible con la edad juvenil, pues -en general- los jóvenes tienen muy pocos hábitos y demasiadas pasiones que les dificultan el tener, y esto en tanto que viven una pulsión por anular el tiempo y no habitarlo, no llevarlo como vestido: son impacientes, carecen del pathos del tiempo, y por eso mismo imprevisibles, rasgos todos ellos que no pueden compatibilizarse con la tenencia, y por los que el mismo Aristóteles desaconsejaba fervientemente que se dedicaran a la política, por su imprudencia.

El futuro no está hecho de tiempo, como tampoco el pasado, y así como el pasado está hecho de recuerdos (re-cordare, “volver a pasar por el corazón”), el futuro lo está de promesas, que son el modo humano de estar allí y entonces, aguardando desde ahora. Y aunque no siempre lo hagan, los adultos son más capaces de hacer, mantener y cumplir promesas, que es su manera de tener futuro, algo muy distinto de la proverbial inconstancia de los jóvenes.

Tener futuro no depende del mucho o poco tiempo que pueda suponerse nos queda por delante, sino de nuestra capacidad para habérnosla con él. Ciertamente, a los adultos les queda menos tiempo, como sagazmente respondió un sabio periodista español a cuáles creía que serían los grandes rasgos del reinado de Carlos III de Inglaterra: “sin duda, más corto que el de su madre”.

Y menos tiempo significa que se reduce el horizonte de la promesa. Sin embargo, aun así, es muy probable que -honrando sus promesas- los adultos sean dueños del futuro que les queda, al menos en tanto la vulnerabilidad no lo haga imposible por completo, pues ya se sabe que nacemos y morimos demasiado pronto: nacemos cuando aún no sabemos cómo vivir, y morimos justo cuando empezábamos a vivir como sabemos, somos siempre prematuros, como afirma el pensador español Daniel Innerarity.

Hay jóvenes capaces de prometer, es verdad, pero no por jóvenes, sino por haber madurado pronto, y a ellos sí les queda todo el futuro por vivir. Para los demás, sin embargo, no es cierto cuanto algunos afirman ácidamente de sí mismos: que la vida es el tiempo en el que uno tiene todo el pasado por delante y todo el futuro por detrás, la vida es mucho más.

Para que sean capaces de futuro, los adultos deben enseñar a los jóvenes a tener, pero sobre todo a tener-se, sostiene el filósofo Higinio Marín, pues la vida es una suma de tentaciones para el extravío de sí, para desorientar-se y perder-se, fundamentalmente porque sin tener-se no hay tener posible, y el joven es quien todavía no se tiene y no tiene el futuro, sino tan solo a sí mismo y su presente, e incluso apenas. El joven es, por lo tanto, el escaso de futuro y sobrado de tiempo, el escaso de sí mismo, a la inversa que los adultos, plenos de futuro, pero escasos de tiempo para mantenerlo.

Tener guarda relación con tendere, “dirigirse a”, y también con atendere, “prestar atención”. Habitar el futuro es dirigirse de manera atenta al porvenir y tenerlo es atender ya por medio de las promesas al modo en el que está naciendo. Y eso no lo saben los jóvenes, ni llega con el mero paso del tiempo, porque no es resultado del más de los días sino, como decía don Miguel de Unamuno, del “adentro”: no es biología, es biografía. Y por muchos años.

calvarez@austral.edu.ar

 

Maria Lola Madariaga de Orlanski

Magister en Derecho Matrimonial y Procesal Canónico, UNAV Abogada, UCA. Lic. en Ciencias para la Familia Lic. en Orientación Familiar. AUSTRAL. Maestranda en Matrimonio y Familia, UNAV.

2 meses

Muy buena reflexión

Magníficas reflexiones, Carlos!! Un placer leerlas. Cariños.

Maria Bibiana Nieto

Doctora en Ciencias Jurídicas y Doctora en Ciencias de la Educación.

2 meses

¡Felicitaciones Carlos! Lúcidas ideas, para reflexionar...

Juan L. Iramain, PhD

Partner & Director at INFOMEDIA

2 meses

Extraordinario, Xsarlie!

Patricia María Nigro (ella/she)

Investigadora de dedicación exclusiva en Escuela de Posgrados en Comunicación

2 meses

Excelente. Así es, Charles.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas