Dejemos de ver atrás. ¡Si vamos para adelante!

Dejemos de ver atrás. ¡Si vamos para adelante!

Las cargas emocionales que nos está depositando la pandemia son enormes. Cinco meses ya en que fue sacudida nuestra vida cotidiana, con un bombardeo de estrés que ha hecho difícil, llevar las cargas emocionales de cada día. Vemos pérdidas humanas de aquellos que han caído en la batalla ante esta enfermedad. Gente que ha quedado sin trabajo desde hace ya bastante tiempo. Negocios anunciando cierre. Y el estrés de que esperan que hayamos nacido aprendidos a lidiar con el confinamiento y el desprendimiento de lo cotidiano.

 Recuerdo que nos decían “es un tiempo para que medites y aproveches estar en casa” Como si el pánico de una pandemia y las noticias permanentes no pasaran llenándonos de temor. ¡No ha sido fácil!

 Sin duda todos deseamos que ya se haga presente el 2021, y olvidar muchas cosas, que nos ha tocado pasar. Sobre todo, si tenemos puestos de liderazgo ya sea en nuestro hogar, en ámbitos laborales o sociales. Nos sentimos con una carga increíble que debemos saber llevar. Y para poder continuar la batalla, hay que hacer espacio. No necesita llegar al próximo año, para darse a la tarea de decidir olvidar cosas pasadas, personas y eventos que debemos soltar de una vez y para siempre.

Olvidar es dejar de reciclar las malas experiencia. ¿Ha visto las fuentes de agua, que reciclan una y otra vez la misma agua? Muchas veces así reciclamos los malos recuerdos. Y de una u otra manera la clave para decidir olvidar es perdonar.

Dese ese gran regalo. Esa hermosa oportunidad. Perdone y vuelva a amar. Perdone y vuelva a creer. Perdone y vuelva a ilusionarse. Perdonar no es borrar las dolorosas lecciones aprendidas. ¡Ese es el beneficio! Si no aprendimos la lección, volveremos a cometer el mismo error una y otra vez.

Pero soltar. Perdonar. “Olvidar ya” es una valiosa oportunidad porque nos abre espacios a nuevos comienzos. Las pérdidas se lloran. Claro que si, pero no podemos, como líderes vivir al compás de nuestras emociones. ¡Son buenas y agradables! Pero peligrosas si no le metemos pensamiento.

Esa persona que le amargó en el trabajo ¡Ya ni piensa en usted! Ese negocio que salió mal y le vieron la cara ¡Suéltelo ya! Pues es mala inversión gastar tanta energía en algo que ya paso. Perdónese a usted mismo. ¡No todo es su culpa! Y ese es el precio que se paga por la inexperiencia.

Si quiere ser una persona enérgica, que contagie, que lidere cambios y apasione a las personas a seguirlo, perdone ya. Y dese la oportunidad de olvidar. Le garantizo que eso le abrirá espacio para los nuevos desafíos, corre corres, estrés y cosas que sin duda la vida siempre nos pondrá como desafíos.

Si lo despidieron, ¡Lo siento! Pero vea al frente. ¿El negocio no funcionó? Lo lamento, pero los emprendedores se levantan una y otra, y otra y otra vez.

Olvidar intencionalmente es un arte, que le da siempre un aire fresco a quien lo hace. Que le invita a abrazar las cosas nuevas. Caminar a la defensiva. Caminar herido. Caminar dañado. Sólo lo hace verse apagado y desde ya derrotado.

¡Y créame! Nadie quiere estar siempre, con alguien así. Si siente que no puede hacerlo solo, ¡Busque ayuda! Si siente que las heridas son demasiado fuerte, ¡Háblelas con alguien mayor! Pero dejemos de estar reciclando el agua contaminada que está en nuestro corazón. Y hagamos que corra agua fresca, agua nueva. Como lo dijo Jesucristo: Agua que no se acaba.

Dejemos de mirar atrás. ¡Si vamos para adelante! Pero camine con ese optimismo, esa alegría. Dispuesto a olvidar lo que necesite. ¡Vienen cosas nuevas!

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