Del ave Fénix al gato Félix...
Al momento de tomar la decisión de emigrar no solo es necesario reinventarse profesionalmente y cual ave Fénix renacer de las cenizas, luego de afrontar una especie de ciclo de muerte y resurrección, sino también acostumbrarse a vivir situaciones surrealistas cual si de una tira cómica del gato Félix se tratara. Hay que estar abierto a convivir con la materialización de aquella frase que indica que la realidad supera a la imaginación en muchos momentos de la vida. Este es uno de los atractivos que presenta el hecho de dejar tu zona de confort y abrirte a nuevas experiencias marcadas por la novedad y la incertidumbre. Se ha repetido hasta el cansancio que aquel que no arriesga no gana ni pierde, y dejar tu mundo conocido, tus comodidades e incomodidades cotidianas para adentrarte en lo desconocido, representa una gran aventura con mayores dosis de temeridad bajo unas condiciones que otras.
Además de lidiar con la elaboración de un doloroso duelo migratorio, caracterizado por ser complejo, ambivalente y parcial, es necesario estar preparado para vivir la aventura de un día a día que nos puede enfrentar a situaciones inimaginables, que darían para escribir decenas de tomos dentro de una colección completa de libros exclusivamente dedicados a la literatura de lo fantástico. En ocasiones, frente a las situaciones que corresponde enfrentar como emigrantes, se tiende a opinar, en sintonía con Blanche DuBois, uno de los personajes de la obra Un tranvía llamado deseo: "Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños". Sin embargo, no solo consigues amabilidad, sino también rechazo, xenofobia y maltrato, ese terrible lado oscuro de la emigración. Es sumamente dificil afrontar esa sensación de que eres un completo extraño en medio de los nuevos lugares en los que te desenvuelves, lidiar con esa sensación de extrañeza cuando te enfrentas a terrenos desconocidos, donde nadie sabe de tí, es una experiencia muy retadora para quien nunca antes había dejado su querido y añorado país natal, para sumergirse dentro de nuevas realidades.
Sin embargo, a pesar de lo dificil que pueda ser la experiencia de emigrar, siempre vale la pena el esfuerzo de empaparse de otras culturas e ir conociendo nuevas y maravillosas personas que van dejando en tí una valiosa impronta además de una colección de hermosos recuerdos y preciosas e invalorables experiencias. Por otro lado, ese permanente deseo de volver a tu país natal, es una esperanza siempre presente y plena de expectativas con respecto a un retorno o a un volver sin la frente marchita, que te permita aportar de vuelta a tu querida tierra todo ese conjunto de aprendizajes adquiridos fuera de las fronteras que te vieron nacer.