DEL SHOW AL BUSINESS
DEL SHOW AL BUSINESS (de la vocación a la intrusión)
Desde hace años la industria del deporte en España y en especial de los eventos deportivos ha ido evolucionando paulatinamente hasta convertirse en una herramienta indispensable para grandes marcas que utilizan el marketing deportivo como herramienta para la promoción de sus productos y/o servicios, hasta incluso ponerle nombre a los equipos o estadios, algo impensable hace tiempo.
En este sentido, las celebraciones o ceremonias han evolucionado de la misma manera. Aunque lo verdaderamente asombroso es que ahora mismo se denomina “evento” a cualquier acontecimiento, sea un cumpleaños, viaje, fiesta, salida nocturna, cena, banquete…, incluso si quedas para tomar café con los amig@s lo puedes llamar “evento”. Hoy en día esa palabra ha perdido todo su valor y mérito, el ciudadano medio colecciona eventos como si coleccionara los desaparecidos álbumes de fotos.
Aunque todavía quedan acontecimientos que esa palabra no ha podido manchar su autenticidad e integridad, son las ceremonias y grandes celebraciones en donde la pureza todavía se mantiene y el enorme intrusismo y falta de profesionalidad que prevalece en esta profesión, cada día más deteriorada, por proveedores de todo tipo que en vez de centrarse en sus área han envilecido la industria, no han podido asaltar.
El sincronismo, la guionizacion, el arte, la escenografía y arquitectura, los medios expresivos, la escaleta, el tratamiento del espacio, la localización, los efectos especiales, la dramaturgia, el figurinismo, las acrobacias, la magia, la catarsis, la luz…, en definitiva, lo sorprendente, único y memorable todavía se mantiene estéril sin tergiversar su mensaje. Al fin y al cabo es puro cine o poesía. Nada que ver con lo fecundo que tanto se estila en saraos, banquetes, fiestas o eventos deportivos y corporativos que surgen a raudales envilecidos por lo estéril, superficial, frívolo, convencional y, porque no decirlo, insustancial. Nada que ver con la industria de antaño.
Y es que la profesión de organizador de eventos está en auge, hoy en día todo el mundo organiza eventos. Mañana preparas una merienda, lo decoras mono, envías invitaciones por email, pones algo de música de moda, ¡ya lo tienes!, un evento. Y de ahí a montar tu propia agencia solo existe un paso. Porque hoy todo hijo de vecino puede opinar de cómo preparar un catering, decorar, pinchar música, dirigir luces, montajes, diseñar… lo cual quiere decir que no es una ciencia exacta, su mérito o valor está en entredicho. Por eso no les veras opinando de arquitectura, pintura, arte, literatura, teatro, escenografía, danza…, que es precisamente lo que aglutina el mundo del espectáculo, o como se suele denominar, el show.
Seguramente serán estos tiempos modernos que pervierten y corrompen todo lo que toca, y como no, la industria de lo que hoy se llama “eventos” también ha hecho lo propio, salvo en ese oasis de autenticidad y magia que todavía se mantiene puro e impoluto totalmente libre de las manos de esos individuos que con su intrusión desleal colmada de avidez han deteriorado una profesión que cada día está más en auge, ya que, como es obvio, nuestra sociedad está plagada de esos mismos seres. Como diría Erasmo de Rotterdam: “en el país de los ciegos, el tuerto es el Rey”.
[…”El escenario se transforma en una hermosa sugerencia del mar… La banda sonora se enriquece con efectos de olas, playas, barcos lejanos, y sugerencia melódicas, un si no es étnicas, de otros países que han alimentado nuestra cultura… La animación, tanto aérea como terrestre, transforma su discurso adecuándolo a imágenes y sonidos… Un grupo de coreografía se encarama a la gran esfera central…, esta parece que es empujada por el jet de agua central a su máxima altura…, después el agua gira alrededor de esfera y acróbatas… black out…”]
Fdo.: Sergio Núñez Vadillo | sergiovadillo@hotmail.com | #SergioVadillo