"Democracia y jerarquía en las decisiones: ¿Un bien o un mal en las organizaciones?
Omar Rojas Reyes
General Manager, COO, CTO, PMO, Consulting, Strategic Planning and Processes, Educational Management, EdTech, Startups and Transnationals, Growth. | USA, Latam & Europe
En los últimos años, hemos presenciado una tendencia en las empresas hacia estructuras más horizontales en la toma de decisiones, lo que ha permitido a los equipos abordar proyectos de manera ágil y eficiente. Sin embargo, como con cualquier cambio positivo, esta evolución también ha traído consigo nuevos desafíos que debemos abordar.
Uno de los problemas que surgen con esta tendencia es la democratización excesiva de las decisiones. Aunque la inteligencia colectiva es valiosa, es fundamental designar a alguien como responsable último de la toma de decisiones para evitar dilaciones y garantizar una dirección clara.
En mi experiencia laboral, uno de los mayores obstáculos ha sido la desconexión entre quienes se les exige obtener resultados y quienes tienen el poder de tomar decisiones o determinar la forma de abordar un proyecto. Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de asumir plena responsabilidad de los resultados finales?
Para abordar este desafío, es esencial identificar claramente a la persona responsable de cada rol, proyecto o tarea en la organización. Esta persona debe recibir los recursos necesarios y contar con la autoridad total, reconocida en toda la organización, para tomar todas las decisiones relevantes y determinar la estrategia para alcanzar los objetivos. Si bien esta idea suena sencilla, en la realidad, flexibilizar las estructuras de autoridad definidas en un organigrama resulta complicado, ya que a menudo estas personas pueden sabotear el liderazgo del dueño del proyecto
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cuando sienten que pueden ser afectadas y ejercen su autoridad legal nuevamente.
En conclusión, para alcanzar el éxito en un entorno empresarial ágil, es fundamental equilibrar la participación colectiva en la toma de decisiones con la asignación clara de responsabilidades y la autoridad necesaria para liderar proyectos de manera efectiva. Esto no solo promueve la responsabilidad individual, sino que también agiliza el proceso de toma de decisiones, lo que resulta en un camino más rápido hacia el éxito empresarial.