Desafiar el statu quo: La formación en género como herramienta de cambio

Desafiar el statu quo: La formación en género como herramienta de cambio

La formación en perspectiva de género sigue siendo una deuda histórica en todos los niveles educativos, y es crucial para cerrar brechas de desigualdad y promover justicia social, no solo para las mujeres, sino también para comunidades diversas y racializadas. Estos procesos formativos permiten identificar y desafiar las normas y estructuras que, a lo largo de la historia, han marginado a las mujeres y a otras identidades no hegemónicas. Estas desigualdades, muchas veces naturalizadas, se basan en ideas erróneas sobre los roles de género que perpetúan opresiones.

Desde el Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM), sostenemos que la formación y sensibilización son herramientas clave para desnaturalizar dichas creencias, visibilizando opresiones y proporcionando medios para su deconstrucción y transformación.

Incorporar esta perspectiva en los procesos educativos no solo aporta habilidades teórico-prácticas, sino que también habilita nuevas formas de repensar y actuar frente a los escenarios que habitan las mujeres y personas diversas. Esto, a su vez, fortalece su activismo, liderazgo y participación en espacios tradicionalmente inaccesibles, contribuyendo a redistribuir el poder en ámbitos como el trabajo, la política y las comunidades, impulsando una mayor equidad en la toma de decisiones.

En el contexto organizacional, los procesos formativos con enfoque de género transforman culturas institucionales, fomentando políticas más inclusivas que mejoran el clima laboral, potencian la creatividad y maximizan el valor de la diversidad. Las organizaciones que adoptan este enfoque no solo responden a principios de responsabilidad social, sino que también se posicionan como líderes en un mundo que demanda justicia, ética e inclusión.

Nuestro diplomado “Mujeres, liderazgo e incidencia”, cuya quinta cohorte se graduó el pasado 11 de octubre, es un claro ejemplo de cómo la formación con perspectiva de género empodera a las participantes, tanto en su desarrollo personal como organizacional. Desde los primeros módulos, las mujeres adquieren herramientas que fortalecen su liderazgo en sus comunidades y entornos laborales, generando dinámicas más justas e inclusivas que abordan las desigualdades de género y mejoran la competitividad institucional.

La experiencia acumulada en las cinco cohortes del diplomado ha demostrado que la formación con perspectiva de género no es un lujo ni un complemento opcional, sino una necesidad urgente para aquellas organizaciones que desean cerrar brechas, mejorar su desempeño y contribuir activamente al cambio social. Los impactos de estos procesos formativos son palpables, no solo en la vida de las mujeres participantes, sino también en sus familias, comunidades y lugares de trabajo.

La formación con perspectiva de género no es solo urgente, sino crucial para transformar estructuras de poder y avanzar hacia una equidad real en todos los niveles. Necesitamos organizaciones, instituciones y personas que se tomen en serio este reto, pero que, además, estén comprometidas con acciones reales que permitan no solo la sensibilización sino también la transformación.

Por: Paola Euscategui Pino

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Ver temas