Desarrollo Personal en los líderes: ¿para qué?

Desarrollo Personal en los líderes: ¿para qué?

Por Juliana Cortés Gómez.

Una de las tareas más difíciles de lograr para los Gerentes o Directores de organizaciones, es mirarse a sí mismos y descubrir sus fallas más humanas. Les exigen permanentemente sostener un status alto que denote perfección, seguridad y éxito, pues eso es lo que los define como “grandes”, “profesionales” y “apropiados”. La cultura del mundo organizacional crea una presión constante sobre quien se llame Gerente, Director o Jefe, pues este nombre casi que llega a significar: “exento de cometer errores”. A su vez, quien asume esta denominación, se esfuerza a como dé lugar por merecer dicho nombramiento y esto implica, que asume la tarea de “no equivocarse nunca”.

LA INGENUIDAD DEL HEROISMO

Se da a los Gerentes, Directores o Jefes una connotación bastante heroica, pues son los responsables de salvar a la organización, usando sus poderes sobrenaturales. Y en ese punto, algo ingenuo y fantasioso, se pierde la noción de humanidad y mortalidad que existe en esa persona que está detrás del gran cargo. Ocurre entonces algo que llamo una “deshumanización organizacional” en donde se deja de reconocer a la persona como lo que es y a su vez, esa misma persona asume un rol de todopoderoso que tarde o temprano lo sobrepasa; sin embargo, lo asume y procura cumplir con lo que ello implica: “ser perfecto”.

EL GERENTE QUE SE DESHUMANIZA

Sobre la base de asumir la perfección y quedar bien frente a todos, el Gerente olvida su propia esencia y su propia naturaleza; una naturaleza que es dual y que consta tanto de eso que llamamos cualidades, como defectos. Ese Gerente, inmerso en la presión que ejerce el mismo entorno, asume una máscara que resulte aceptada por los demás, y obviamente que esté construida a base de cualidades, únicamente. El problema resulta cuando ese Gerente termina identificándose con su máscara de humano perfecto que no se equivoca, pues en este punto resulta fácil ver los aciertos y los momentos de éxito, mientras que es casi imposible reconocer ese lado no tan positivo o incluso vergonzoso sobre si mismo. Este es el momento en cual el Gerente se ha deshumanizado a sí mismo.

Mas grave aún es el hecho de que el Gerente viva como si no existiera esa dualidad interna y decida creer que lo que habita en su interior es solo lo positivo, lo agradable o lo bien visto por los demás. Lo que resulta de esto, es una persona que vive en una gran mentira, imponiéndose a sí misma unos estándares inalcanzables de perfección que, de todas formas no llega a cumplir. Y esta incapacidad de no verse a sí mismo con todo lo que se es: “bueno”, “malo”, “agradable”, “desagradable”; es lo que lo hará cometer la gran mayoría de equivocaciones en su vida profesional y personal.

EMPRENDER HACIA EL DESARROLLO PERSONAL

El Desarrollo Personal es una aproximación en donde ese Gerente emprende un viaje de autoconocimiento, que incluye a esas partes desagradables, vergonzosas o no tan positivas que habitan en él/ella. Ese descubrimiento puede atemorizar en principio, pero luego, resultará lo más liberador y sanador para la persona; y sobre esa base, en donde ya no existe tanta presión por pretender ser algo que no se es (“perfecto”), surge una persona más auténtica, con un nivel de consciencia más amplio que le permitirá construir relaciones genuinas con quienes lo rodean, basadas en el respeto, la comprensión y la compasión. El Desarrollo Personal comienza por hacer las paces con si mismo y con todo eso “oscuro” que habita en nosotros. Es una integración de todo lo que constituye a nuestra persona, aun cuando a veces no nos guste. Es aceptar todo lo que somos y no temerlo.

Si un Gerente, Director o Jefe desea ser un gran líder, necesita primero quitar su máscara, reconocer su propia humanidad, soltar los estándares de perfección y procurar actuar bajo la mayor autenticidad y realidad posible, reconociendo sin temor, que puede equivocarse y está bien. Así comienza el Desarrollo Personal.

Las personas que realmente inspiran a otras son las más auténticas; las que se conocen y aceptan a sí mismas con todo lo que son, están lejos de fingir y pretender algo falso, y además, son conscientes de no ser perfectas, y no tienen miedo de que el mundo lo sepa. Esos son los verdaderos líderes.

Juliana Cortés Gómez. Psicóloga, Psicoterapeuta y Consultora organizacional.

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