DESEOS DE UN ILUSO. UN FELIZ AÑO 2025.
DESEOS DE UN ILUSO.
Le he pedido a Google que me mostrara “niños palestinos felices” y solo han aparecido cuatro fotos y la que subo en este escrito. No he querido pedirle que me mostrase a los niños de Gaza, porque supongo que no me hubiese mostrado foto alguna.
Yo, y creo que todo ser humano, preciso bien poco para sentirme feliz: Un beso (si son dos mejor), una sonrisa (o una carcajada fresca, natural), un gesto, una caricia (antes, de joven, necesitaba muchas), un encuentro, un abrazo (o una docena), una carta o una postal, una llamada o simplemente un "me gusta", me llena de alegría y me carga las pilas para sentirme feliz largo tiempo. Una palabra de apoyo y cariño puede curar más y mejor que cualquier medicina. Un guiño de ojos, (que no sea el de la Ayuso), puede ser un bálsamo para el humor y alejar la tristeza o la soledad. Las risas frescas y espontáneas de los niños pueden volvernos a los viejos a nuestra niñez, y cualquier beso en la frente o en las mejillas nos puede hacer olvidar cualquier penuria pasada. Y todas estas cosas, estos gestos, son gratis, aunque a veces nos cueste tanto hacerlos o darlos.
Para que la felicidad fuese completa, debería poder hacer que retrocediera el tiempo, para poder estar con todos los seres queridos con los que alguna vez brindé en las Noches de año nuevo, los que están y los que se fueron. Pero como eso no puedo hacerlo físicamente, ya se encargan mis sueños en rememorarlo y, creedme, yo lo vivo en la realidad, los noto y disfruto con todos ellos (¿verdad, iaia?).
Este año por enésima vez en mi vida he escrito a los Reyes Magos. Pensaba pedirles un sin fin de cosas, como el año pasado y el anterior, como siempre, para que se hicieran realidad en el año que dentro de nada comenzará. Ya tenía hecha la lista, (de hecho, la tengo hecha desde hace muchos años), una lista interminable que iba desde que regresaran todos los emigrantes, hasta que se eliminasen todas las fronteras y todos los muros; desde que desapareciera la corrupción y los corruptores, hasta que la inmensa riqueza de este mundo se repartiera justamente; desde que desaparecieran las armas y los ejércitos, hasta que todos los niños pudieran reír... Pero solo les pedí que le cambiasen los corazones insensibles a tantos y tantos políticos que olvidaron que una vez también fueron niños, y también a todos los jefes religiosos, sean de la religión que sean, que también parece que jamás fueron niños.
Pero no son estos Reyes, por muy Magos que sean, ni tampoco Papá Noel o el Nicolau, los que pueden hacer que se cumplan mis deseos. Es la Humanidad al completo, mi familia, mis amigos, mis conocidos, mis vecinos y los vecinos de ellos, mi país y los demás países, los que pueden hacer que se cumplan mis deseos de paz, igualdad y prosperidad para todos los habitantes de este planeta, que es nuestra casa, y a la vez, nuestra cárcel.
Con la esperanza (la misma del año pasado, y del otro, y del ot...), de que por fin el corazón le gane al bolsillo, la sonrisa al llanto, la paz a la guerra y la cultura a la ignorancia, os deseo a todos, a todos, amigos y también enemigos, (que seguramente alguno tendré), un feliz año 2025, y que con el esfuerzo y la voluntad de todos nos traiga el cambio que necesitamos y necesita la Humanidad.