Desnudos ante el mundo
Mientras la sociedad guatemalteca se encuentra conmocionada ante una tragedia que se pudo prevenir, la noticia del incendio en el “Hogar Seguro Virgen de la Asunción” ha recorrido el mundo y nos ha expuesto tal como somos: Una sociedad indiferente e incapaz de proteger a su población más débil y vulnerable, que ante las alertas de que algo pasaba en ese refugio prefirió ver para otro lado; un país en donde todas sus instituciones han colapsado, en donde las autoridades se culpan unas a otras, evadiendo su responsabilidad.
Ha quedado en evidencia que el Organismo Ejecutivo no es capaz de proteger a las menores que estaban bajo su custodia. Ante las múltiples denuncias de abusos y anomalías en el cuidado de las menores, no tomaron ninguna acción oportuna. También quedó demostrada la incapacidad del Presidente, que balbucea una explicación tardía e incoherente cuando finalmente se pronuncia. Además, un patético secretario de Bienestar Social que se justifica diciendo que su conciencia está tranquila, cuando ante sus narices mueren jóvenes carbonizadas. ¡Nada justifica que más de 40 jóvenes y niñas hayan muerto ante la mirada impávida de sus guardianes!
El Organismo Judicial dejó patente la debilidad e incapacidad de algunos de sus funcionarios, pues una juez ante quien se gestionó una exhibición personal, no fue capaz de diligenciarla debidamente. ¿Cómo puede argumentar en su defensa que un guardia de seguridad no la dejó entrar? ¿Acaso no conoce su investidura? Ella debía ser garante de los derechos de esas menores y tenía la facultad legal de pedir el apoyo de la fuerza pública si era necesario, pero prefirió encogerse de hombros y argumentar que no la dejaron entrar.
Del Legislativo ¿qué podemos esperar? Si ya sabemos que legislar a favor de la niñez y de la adolescencia no es su prioridad, a menos que represente para los diputados algún beneficio personal.
Todos conocemos la historia de los “Tres cochinitos y el lobo feroz” que relata como el lobo ataca al cochinito que construye su casa de paja y lo mismo hace con el que la hace de madera. Solamente quien construye con cimientos fuertes y sólidos es capaz de resistir las embestidas del lobo feroz, que amenaza con devorárselo. Pareciera que nosotros, los guatemaltecos, hemos construido toda nuestra institucionalidad sobre paja, no hay entidad que resista cuando se le pone a prueba en momentos críticos.
El incendio en donde perdieron la vida más de 40 niñas ha dejado claro que somos un país de mierda, como lo dijo en este medio Oscar Clemente Marroquín y otros guatemaltecos también lo han expresado. Para salir de allí, es indispensable arremangarnos las camisas y meter las manos de lleno en un pantano de excrementos.
No es fácil reconstruir un país. Cuando en el año 1976 un terremoto derribó nuestro país, los ciudadanos se volcaron a las calles a ayudar. Hoy es necesario que los buenos guatemaltecos, interesados por el futuro de nuestro país, dejemos nuestras zonas de confort y edifiquemos los cimientos de una nueva institucionalidad, empezando por el sistema judicial, que debe ser la columna vertebral. Es esencial que el Estado sea capaz de cumplir con sus funciones, principalmente la obligación de brindar seguridad y justicia a todos sus habitantes.
Los hechos ocurridos en el Hogar no pueden quedar impunes. Aunque la debilidad institucional es evidente, también hay responsabilidad personal de los funcionarios que no cumplieron su labor y es ineludible iniciar los procesos de investigación correspondientes para deducir esa responsabilidad.
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Socio en Corporativo Jurídico de Occidente
7 añosHe leído su opinión , y estoy completamente de acuerdo! Guatemala necesita ciudadanos responsables!
ASESOR LEGAL
7 añosEs la peor tragedia que pueda darse en contra de las mujeres, que Dios fortalezca a las familias