Diálogos Místicos con Jordi Tosas: Alpinista Nómada y Explorador Cuántico
NOTA: Publicado en Change.org para apoyar un proyecto de investigación en nutrición y salud.
Querida comunidad,
Hoy estoy increíblemente emocionado de compartir con vosotros un regalo muy especial.
Me gustaría presentaros a Jordi Tosas , un extraordinario alpinista y guía de montaña que ha aceptado colaborar con nosotros para ampliar la visibilidad de nuestro proyecto, que promueve una forma de alimentación más sana y consciente. Jordi comparte nuestra visión y está comprometido con ella.
Jordi es un referente internacional, reconocido por sus expediciones a las cumbres más altas del mundo. Se distingue por su enfoque de alpinismo ligero y rápido, que prescinde del uso de cuerdas fijas. Este estilo no solo refleja una búsqueda de pureza en el deporte, sino que también promueve una simbiosis entre el alpinista y la naturaleza, fortaleciendo así la interconexión entre el individuo y el universo, y fomentando una comprensión más profunda de la realidad. Además, la necesidad de moverse rápidamente y con poca carga potencia una experiencia mucho más inmersiva y continua, conduciendo a una sensación de estar más "en el momento" y en sintonía con el entorno.
Hace poco tuve el privilegio de encontrarme personalmente con él, y juntos compartimos una charla que puedo describir solo como mágica. Durante nuestro encuentro, abordamos desde temas tangibles, como las montañas, hasta aspectos profundamente espirituales.
La conexión entre nosotros fue tan intensa y fructífera que decidimos inmortalizarla en una entrevista-diálogo, trabajando a dos plumas para capturar la esencia de algunos momentos y compartirlos con vosotros. Exploraremos temas que van desde la montaña, espiritualidad, nutrición y salud integral, hasta experiencias cercanas a la muerte, sincronías, filosofía, ciencia, física cuántica, y religión, sin olvidar los abrazos y las energías que nos mueven.
Esperamos que os guste y os inspire a soñar con ilusiones de este y otros mundos, abriendo puertas a nuevas percepciones y entendimientos.
Si encontráis valor en este tipo de contenidos, por favor, considerad apoyar el proyecto compartiendo esta recogida de firmas o haciendo una microdonación en la campaña de mecenazgo.
ENTREVISTA
—El alpinismo de alto rendimiento que practicas demanda una preparación física y mental excepcional. Entiendo que tu entrenamiento abarca tanto la fuerza como la resistencia, además del aspecto mental, que se fortalece a través de experiencias en condiciones extremas. En este contexto de máxima exigencia, ¿cuál es el papel que juega la alimentación en tu preparación? ¿Existe algún hábito o práctica relacionada con la nutrición que consideres esencial para optimizar tu rendimiento?
—Quizás el aspecto más importante en mi preparación, e incluso en mi vida, es la preparación mental. Es ella, la mente, la que integrará la posibilidad en realidad. Y eso, sencillamente, significa que todos y cada uno de los proyectos de mi vida empiezan con una simple idea. Un sueño, una quimera, exenta de realidad. Esa idea se sustancia en base a cada uno de los pensamientos que la apoyen o la rebatan. Si deseo algo con todas mis fuerzas, mi cuerpo físico se va a alinear con mi voluntad para avanzar hacia el objetivo. Demasiadas veces solo pensamos en algo parcialmente. Subir a una montaña no es un trabajo de las piernas y de mis órganos, es un trabajo de mi consciencia más profunda que me mostrará que la voluntad conduce a mis piernas entre todos los obstáculos que el camino me interpone hasta la cima. Y la alimentación es esencial en este camino. No es falso decir que somos lo que comemos.
El respeto a mí mismo es el respeto a la misma naturaleza de la que formo parte. A más cercano me encuentre de ella, más natural necesito comer. Cada alimento es la energía que me lleva a mis objetivos. Si tienes un coche, le pondrás el mejor combustible que puedas conseguir. Le limpiarás los filtros y cambiarás su aceite. Nuestro cuerpo “siente” el combustible que le estoy dando, ya no solo su calidad en principios inmediatos, sino la pureza de sus compuestos químicos. En nuestra vida cotidiana no somos conscientes de todos los químicos artificiales que acompañan a todos los productos que comemos. Cuando estamos en expediciones en países lejanos con culturas humildes, aquellas que solo comen lo que la tierra les provee, sientes cómo tu cuerpo cambia. Sientes la energía de cada verdura o grano de arroz. Una vez tu cuerpo se ha “limpiado”, puedes ser consciente de que “eres lo que comes”.
Cada vez que como, para mí lo importante es comerlo con consciencia. Consciencia y agradecimiento de que es un bocado ofrecido para conseguir vivir hacia mis sueños.
—Quiero expresarte mi más sincero agradecimiento por participar en este diálogo público. Esta colaboración contigo, a la cual te has prestado altruista y generosamente, me ayuda enormemente a dar visibilidad a mi proyecto científico, Nutribiota-IBD.AI. Este proyecto persigue utilizar la Inteligencia Artificial para descubrir cómo la nutrición y el estilo de vida pueden influir en la microbiota intestinal y su potencial terapéutico en el tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, que por cierto padezco desde 1992. En un mundo donde la medicina convencional y la industria farmacéutica a menudo priorizan terapias basadas en medicamentos, aprecio mucho tu apoyo para promover alternativas más holísticas e integrativas. He recibido muchos comentarios a través de esta campaña en Change.org que demandan un enfoque médico más comprensivo e integrador. Lamentablemente, la ciencia en España sufre de infrafinanciación, y en ocasiones debemos recurrir a acciones como esta para captar la atención de patrocinadores, mecenas y la sociedad civil. Gracias, por tanto, de corazón, en nombre mío y de toda esta comunidad, por tu ayuda para hacer visible este esfuerzo.
—Hay una especie de “esquizofrenia moderna” —como dijo Whitehead—. Las ciencias conviven entre ellas y los científicos no se escandalizan ante la divergencia de sus miradas. Un verdadero pacto entre caballeros que básicamente consiste en no pisar el jardín ajeno, y sobre todo no salir del discurso aceptado. A fin de cuentas, los investigadores son personas disciplinadas y ordenadas, con altos niveles de obediencia a los principios en los que han sido educados. A ello se añade un cierto desconocimiento de los otros campos, e incluso de otras disciplinas en el mismo campo. Llegando a casos en que una misma disciplina pueda dibujar mundos diversos y, en algunos casos, contradictorios. La medicina china dista mucho de la española y esta a su vez de la rusa. Y no solo en sus métodos, sino también en sus presupuestos. La filosofía infiere que la ciencia presupone una antropología, una concepción de lo humano. Y las antropologías son tan diversas como los pueblos.
En un comunicado, la OMS incluía el “chi” entre las posibles causas de enfermedad. El “chi”, según la medicina tradicional china, es la energía inmaterial que recorre el organismo. Un principio que contradice el principio materialista, dominante en la medicina occidental. Nuestros médicos no han tardado en protestar, aduciendo que cómo las agujas pueden ser una alternativa fiable a la medicina basada en la investigación científica. Como si la investigación científica estuviera exenta del nacionalismo científico y lejana de la manipulación del sistema económico.
—La experiencia humana es compleja, y existen enfoques alternativos que reconocen influencias y realidades que a menudo no son fácilmente medibles o comprendidas por la ciencia convencional. Has enfrentado situaciones extremas en tus expediciones, como las dos ocasiones en que regresaste del Himalaya con severas congelaciones en los pies y los médicos recomendaron amputarte los dedos. Sin embargo, rechazaste ese tratamiento y optaste por curarte por tu cuenta, utilizando la meditación para la sanación y, contra todo pronóstico médico convencional, lograste conservar todos tus dedos. ¿Podrías compartir cómo viviste esa experiencia y qué te llevó a elegir ese camino?
—Llevo muchísimos años viajando entre culturas muy diferentes a la nuestra. Culturas ancestrales que aún permanecen en una situación muy cercana a la naturaleza. Conviviendo con ellas he tenido la suerte de poder conocer mithos completamente distintos. Nuestra consciencia es un continuo diálogo entre el mithos y el logos para encontrar el pathos, siempre cuestionado por el ethos. La educación que hemos recibido no nos permite, demasiadas veces, ver más allá de lo aprendido. Mientras que la investigación y el descubrimiento son ese camino que a través del cuestionamiento de lo aprendido es capaz de abordar un nuevo nivel de consciencia o de conocimiento.
Cuando fui diagnosticado con varias amputaciones de dedos de mis pies, lo primero que recordé es que algunos amigos sherpas habían recuperado sus extremidades con el tiempo (recordemos que en los años 90 no había tanto conocimiento como ahora del tratamiento de las congelaciones). Fue el momento en que me negué a que esos dedos fueran amputados. Debo recordar también que unos años antes y después de un gravísimo accidente había ya trabajado con meditaciones energéticas y recuperaciones muy rápidas que habían sorprendido a los médicos. Con todo ello y con la ayuda de un buen amigo que es doctor pero a la vez maestro de Shaolin, me puse a trabajar con ciertas técnicas basadas en el Wu Shu y el uso de principios esenciales vegetales. Curiosamente, la recuperación fue casi total. Esto mismo lo viví unos años después, realizando la misma recuperación en otras congelaciones bajo el control de los médicos occidentales. Y recientemente, después de una rotura de cadera volví a estar sobre los esquís a las cinco semanas de la cirugía.
Con ello no quiero decir que me postule como un negacionista de nuestra medicina, todo lo contrario. Pero sí creo que nuestra medicina se basa en preceptos parcializados y atomizados de nuestro cuerpo como un todo. La consciencia del paciente es esencial para integrar sus emociones con su dolencia. Y a través de esta integración ayudar a la parte afectada a su curación. Un trabajo holístico de todas las partes. El mismo significado de la palabra Yoga es: “unión de las partes”. Realizamos yoga cuando todas y cada una de las células de nuestro cuerpo, de nuestro ser, están haciendo y participan de la misma y única acción. Para ello la consciencia es la que nos permite esa interacción con las partes afectadas para llevarlas a otro estado.
Si recordamos la paradoja del gato de Schrödinger, antes de que abramos la caja donde está el gato, ese gato está en el estado vivo y muerto. El gato experimenta la superposición de estados vivo y muerto al mismo tiempo y en definitiva no está ni vivo ni muerto. Solo podremos ser conscientes de un estado en el instante en que abramos la puerta. Desde mi parte más física he llegado a pensar que podemos llegar a ser capaces, a un nivel de meditación profunda, de colapsar nuestro estado deseado de realidad. De que nuestra consciencia es capaz de explorar la superposición antes del colapso del vector de estado. La medición física entendida como acto de percepción.
Podría hacer una analogía con la computación cuántica. El colapso del output de un ordenador cuántico se refiere al proceso mediante el cual el sistema cuántico se reduce a un estado específico y observable desde una superposición de estados posibles. Este fenómeno es fundamental en la computación cuántica y se relaciona con el proceso de medición. Aquí hay una explicación de cómo sucede:
En resumen, el colapso del output de un ordenador cuántico se produce durante la medición, cuando los estados de los qubits se reducen a un resultado observable específico, transformando la información cuántica en datos clásicos utilizables. Este proceso es clave para obtener respuestas de los algoritmos cuánticos y aprovechar el poder de la computación cuántica. Para mí, mi consciencia trabaja como ese computador. Es una creencia personal pero que me ha dado resultado en repetidas ocasiones.
—Para los entusiastas del montañismo y los deportes extremos, eres todo un referente de talla internacional. Sin embargo, lo que quizás el gran público no conoce tan profundamente es tu formación académica en física cuántica y matemáticas. Has mencionado el principio de Schrödinger, lo que me lleva a preguntarte: ¿Cómo ha influido en tu comprensión del universo esta dualidad de perspectivas, la visión más mística y espiritual proveniente de la montaña, y la visión más científica y empírica de la física?
—Estoy respondiendo de forma muy extensa, aquí me gustaría ser muy sintético: La física, las matemáticas y la filosofía me enseñaron el significado de la palabra libertad, la montaña me la mostró y la vida me la ha dado.
—En algunas tradiciones tribales, se utilizan sustancias enteogénicas que, al ser ingeridas, alteran la percepción, el estado de ánimo y varios procesos cognitivos, facilitando así experiencias espirituales o místicas. Entre los ejemplos más conocidos se encuentran la ayahuasca, el peyote y ciertos hongos, que suelen utilizarse en rituales chamánicos o tribales. En un sentido análogo, prácticas como el yoga, la meditación y la fatiga extrema, entre otras, también pueden inducir estados alterados de conciencia. Tú has realizado escaladas en los Pirineos, Alpes, Dolomitas, en la Antártida, el Himalaya, y te has destacado como un alpinista solitario que prefiere el estilo alpino y ligero, abriendo nuevas vías en paredes difíciles. ¿Qué significa para ti escalar montañas solo? ¿Es tu "sustancia enteogénica" que te facilita el descubrimiento interior o la conexión mística con el universo? ¿Qué experimentas allí arriba en solitario?
—En la base de la pared, cada respiración me vacía de mí y me llena de todo. Mi mente abandona todo tipo de embriaguez emocional, despojándose de todo inútil pensamiento y se vuelve práctica. Solo piensa en la escalada. Poco a poco, mi espacio es una mezcla de tu espacio y tu tiempo, y tu espacio, una mezcla de mi espacio y mi tiempo. Necesito poner las palmas en la pared, tocar los colores y sentir su energía. Humildemente, arrodillarme a pedir permiso a la roca por violar su soledad. A los colores, por ensuciar su luz. Solo mi desnudez intenta restaurar el equilibrio. Solamente esa indigencia de medios me hace digno del desequilibrio que produzco. Y el vacío va tomando forma en las yemas de mis dedos y en la tensión de cada fibra de mis músculos. La verdad, no sé si a la pared le importa que la escale, pero lo cierto es que me regala una danza, una coreografía irrepetible. Cada respiración, el paso del aire y su exhalación me dan consciencia de cada célula de mi cuerpo, pero a la vez de cada uno de mis pensamientos, en una secuencia que me permite fundirme con cada partícula de roca a través del movimiento. El error no es posible. Cuando la caída es la muerte, el baile de la vida es extremo y brutal, intenso como el olor de azufre justo después de que caiga un rayo. Las leyendas de los montañeses, esa gente que vive en las montañas, están llenas de montes malditos, historias de personajes arrogantes que se convirtieron en montañas, en gárgolas pétreas torturadas por los vientos. Cuando escalo sin la cuerda como un arrogante montañero no me gustaría pasar a engrosar esa leyenda de los montañeses. En esta danza, la belleza descansa en la perfección, y la perfección reside en la simplicidad. Cuando no es que sobre nada, sino cuando no hay nada más que añadir.
Escalar sin cuerda, o como se conoce normalmente, el free solo es fusión, es un yoga humilde y ancestral, una unión básica y profunda de nuestra naturaleza con la Naturaleza.
El vacío es rico y plural, pero cuando lo siento lo hago único y singular. Y es esa magia de la nada la que nos aboca a crear, a dar forma al arte efímero de vivir y crecer. Nos aboca a un arte que no puede ser embalado y que solo perdura en el momento de ser ejecutado.
—En tu trayectoria como alpinista, sin duda habrás enfrentado algunas situaciones de riesgo y dificultad extremos donde la fortaleza y preparación física parecían insuficientes para resolverlas. ¿Has recurrido alguna vez a pensamientos o ideas, o incluso te has visto sorprendido por ellos, que te han ayudado a salir de esos momentos críticos en los que todo parecía desbordado?
—En mi vida en las montañas hay dos tipos de sufrimiento. Es decir, momentos o períodos en los que estás totalmente sometido a estrés y situaciones que exigen toda la fortaleza y preparación de tu parte. Estos sufrimientos podríamos decir que o bien son físicos o bien son mentales o psicológicos. Generalmente es el miedo, y el miedo a morir el sentimiento que más puede llegar a estresarte y someterte a momentos de un sufrimiento casi insoportable. Al final el componente físico es mucho más entendible, palpable y dominable.
La muerte es un verdadero tabú en nuestra sociedad, y cualquier atleta extremo debe buscar el mejor camino para relacionarse con ella. Al final, para mí, la vida es un ciclo donde es imposible entenderla sin la muerte. Son los dos extremos de la misma realidad. Los mismos samuráis apelaban a ella como el fin de una batalla. Cuando estamos expuestos a momentos límite, los pensamientos de tranquilidad y de dejarse ir son muy importantes. La paz de dejar un lado para transitar a lo que haya en el otro. Sin esa paz, no es posible abrazar ese momento al que todos y cada uno nos estamos dirigiendo. Recuerdo un momento muy especial cuando creí que no había más futuro que morir. Habíamos sufrido un accidente y no había ninguna posibilidad de supervivencia. En esa situación, era mucho más fácil “dejarse morir” que intentar buscar la mínima posibilidad de salir de allí. Una situación donde el sufrimiento físico y psicológico era insoportable. Hubo un pensamiento que de repente me calmó, un pensamiento que me hizo sentir una paz increíble que me invadía. En definitiva, un pensamiento que me llevó a luchar por cada instante de vida que aún me quedaba por vivir. Un pensamiento muy sencillo que me salvó la vida: tan solo fui consciente de que no podía morir en ese momento ya que había algunos abrazos que aún no había dado. No podía marcharme de aquella manera, sin dar los abrazos que yo deseaba a personas muy especiales que se los merecían.
—Has mencionado en ocasiones anteriores que, durante uno de esos accidentes en el Himalaya donde experimentaste una experiencia cercana la muerte, tu madre, estando en otra parte del mundo y sin saber nada de lo ocurrido, empezó a llorar presintiendo que algo grave te estaba sucediendo. ¿Cómo explicarías que seres queridos puedan experimentar esta conexión a través del espacio y del tiempo? Más allá de interpretaciones metafísicas o espirituales, ¿crees que existen explicaciones físicas para estos fenómenos, o deberían ser considerados meras casualidades, eventos paranormales, o simplemente inexplicables?
—Si ahora entrara en una visión interdisciplinaria de la ciencia, podría decir que la sincronicidad y el entrelazamiento cuántico, aunque surgidos de campos de estudio aparentemente dispares, ofrecen una fascinante intersección entre la psicología profunda y la física teórica. La sincronicidad es un concepto introducido por el psicólogo suizo Carl Gustav Jung para describir eventos que, aunque no causalmente relacionados, parecen estar significativamente conectados. Por otro lado, el entrelazamiento cuántico es un fenómeno físico en el que partículas separadas por grandes distancias pueden influenciarse instantáneamente entre sí. Al explorar estos conceptos, surge una reflexión sobre la naturaleza de la realidad y la interconexión de los eventos y objetos en el universo.
Por su parte, Jung desarrolló la idea de la sincronicidad para explicar experiencias que no podían ser explicadas por la causalidad ordinaria. Estos eventos sincrónicos, según Jung, son significativos porque resuenan con la psique del individuo de una manera profunda y arquetípica. Por ejemplo, alguien puede soñar con un animal específico y luego encontrarlo en circunstancias inusuales al día siguiente. Aunque no hay una causa directa que conecte el sueño con el encuentro, la coincidencia es demasiado significativa para ser ignorada.
La sincronicidad desafía la visión mecanicista del mundo, sugiriendo que existen patrones ocultos y conexiones profundas en la estructura misma de la realidad. Jung propuso que estos fenómenos podrían estar ligados al inconsciente colectivo, una estructura compartida de la psique humana que contiene arquetipos comunes a todas las culturas.
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El entrelazamiento cuántico, por su parte, es un fenómeno en el cual dos o más partículas se encuentran en estados cuánticos correlacionados, de manera que el estado de una partícula depende instantáneamente del estado de la otra, sin importar la distancia entre ellas. Este fenómeno fue descrito formalmente por la ecuación de Dirac, que proporciona una descripción relativista de las partículas cuánticas.
La ecuación de Dirac, introducida por el físico británico Paul Dirac en 1928, combina la mecánica cuántica con la teoría de la relatividad especial. Esta ecuación no solo describe el comportamiento de partículas como los electrones, sino que también predice la existencia de antimateria. La forma matemática de la ecuación implica que las partículas pueden existir en estados de superposición y entrelazamiento, fundamentales para el funcionamiento del entrelazamiento cuántico. Para las partículas entrelazadas, el espacio y el tiempo dejan de tener significado y se comportan como si fueran una sola. Parecido a lo que el místico y poeta sufí Rumi dijo de los amantes: "Los amantes nunca se encuentran, simplemente porque han formado parte siempre el uno del otro."
La sincronicidad de Jung y el entrelazamiento cuántico podrían parecer a primera vista fenómenos completamente separados. Sin embargo, ambos sugieren una interconexión profunda y no local en la estructura del universo. El entrelazamiento cuántico demuestra que el universo no está compuesto de entidades aisladas, sino de partes interconectadas de un todo mayor. De manera similar, la sincronicidad implica que las experiencias humanas no están aisladas sino profundamente interrelacionadas en un nivel más profundo de la realidad.
Algunos teóricos sugieren que estas ideas podrían ser reflejos de un principio más fundamental: una realidad en la que la separación y la causalidad lineal son ilusiones limitadas por nuestra percepción. Mientras la física cuántica ofrece un marco matemático para comprender estas interconexiones a nivel de partículas subatómicas, la sincronicidad de Jung ofrece una perspectiva psicológica y fenomenológica.
La exploración de la sincronicidad y el entrelazamiento cuántico revela una visión de la realidad donde la interconexión y la no localidad juegan roles cruciales. La ecuación de Dirac y los fenómenos cuánticos nos muestran que las partículas pueden estar correlacionadas de manera instantánea y a grandes distancias, sugiriendo una profunda unificación en el universo físico. Por otro lado, la sincronicidad de Jung nos invita a considerar que nuestra psique y experiencias también están entrelazadas de maneras que trascienden la causalidad ordinaria.
Ambos conceptos desafían nuestras nociones tradicionales de separación y causalidad, invitándonos a considerar una realidad donde la interconexión y el significado juegan un papel central. Esta visión interdisciplinaria no solo enriquece nuestra comprensión del universo, sino que también abre nuevas puertas para explorar la relación entre la mente y la materia. No es banal que el propio Einstein dijera que la ecuación de Dirac era la ecuación del amor.
—Muchas personas encuentran lo espiritual a través de la religión y la fe. En España, con nuestra herencia cristiana, estamos familiarizados con conceptos como la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este número tres también es simbólicamente poderoso en otras culturas y religiones, a menudo resonando con un sentido de armonía, equilibrio y completitud. En tus viajes por el Himalaya, has tenido la oportunidad de conocer de cerca otras culturas que ofrecen visiones distintas de lo divino. ¿Has encontrado figuras o conceptos similares al de la Trinidad en otras religiones? ¿Crees que, más allá de sus diferencias, todas las religiones comparten una búsqueda común? ¿Existe, en tu opinión, un Amor Universal que subyace a todas esas tradiciones?
—El triángulo es el símbolo de la realidad trinitaria. La luz es símbolo de su visión y propagación. El prisma recoge la luz y la expande mostrando toda la gama de radiaciones que la componen. Solo una pequeña gama de la refracción es visible para nosotros. Más allá se extienden muchas otras “luces” que no son visibles pero que también están. Así, la propia trinidad tampoco puede ser vista o explicada como si fuese un objeto.
El ser humano parece tener una intuición triádica de la realidad, ya no solo a nivel religioso como en el cristianismo: padre, hijo, espíritu. Hinduismo: Shiva, Brahma, Vishnu. Sino también en la representación mental de los eventos: cielo, tierra, hombre; cosas, conceptos, palabras; emisor, receptor, mensaje. Pero, sobre todo: materia, mente, misterio. La propia representación del Tao podría ser interpretada como una proyección del simplex, del triángulo en una dimensión. No son tan solo los dos opuestos, es la relación entre ellos.
La propia realidad del scattering de partículas es representada en los diagramas de Feynman de una forma donde la acción y los actores se convierten en una triada. Y las nuevas hipótesis basadas en álgebras geométricas para resolver estas amplitudes a través del amplituhedron tienen como punto de partida al triángulo.
De una forma más mística te diría que el triángulo es el símbolo del número 3. 3 es 2 más 1. Y su relación es el número mágico, el 6. El único número que puede ser expresado como suma y producto de tres números primos. Pero como decía Poincaré ni los propios números existen, quizás solo el número 1 del que salen todos los demás. El conocimiento es una creación del pensamiento en su interacción con los hechos. Existe un ejemplo bellísimo en las matemáticas de esa estructura triádica. Su diseñador es el gran matemático y humanista Euler. Su más reconocida ecuación tiene tres términos relacionados con dos operadores muy simples. El primer término tiene tres números irracionales. Esta simple y bella ecuación. Con un planteamiento sobrio y elegante relaciona de una forma inédita y profunda el cálculo matemático con la geometría.
Moviéndonos en los tres mundos de la verdad, el bien y la belleza solo puedo recordar esa interpretación de la realidad trinitaria de Raimon Panikkar. La invocación de ese mundo Cosmoteándrico (Anthropos, Theos, Kosmos) que regala al hombre la ontonomía. Un grado de consciencia que, habiendo superado la actitud individualista y la percepción monolítica de la realidad, ve el conjunto del Universo como una unidad. De forma que la regulación de un ser particular no viene impuesta desde arriba, sino que es una parte que descubre y sigue su destino. Es la comprensión última y profunda donde la unidad no colisiona con la diversidad, sino todo lo contrario. Es la última que dota de sentido a la primera. Cada parte refleja al todo de forma apropiada. Somos gotas que aparecen y toman forma, volviéndose únicas e irrepetibles. Pero con la vocación de volver a disolverse nuevamente en la inmensidad, propiciando el inicio de un nuevo ciclo. La gota desaparece, el agua no. Una suerte de xenofilia, de amor por la diferencia.
—La física clásica utiliza las tres dimensiones espaciales y el tiempo para describir fenómenos a escala macroscópica, permitiéndonos entender cómo se mueven y interactúan los objetos en nuestro entorno cotidiano. La física cuántica introduce el principio de incertidumbre, formulado por Heisenberg, que plantea que es imposible conocer simultáneamente la posición exacta y la velocidad de una partícula, como un electrón. Esto no solo sugiere un límite fundamental en nuestra capacidad de medir, sino que también nos lleva a una visión de la realidad donde las partículas existen en estados de superposición y probabilidades, desdibujando la distinción clara entre materia y energía. La teoría de la relatividad general de Einstein revoluciona nuestra comprensión del universo a escala cósmica, mostrando cómo la masa y la energía curvan el tejido del espacio-tiempo. Esta teoría es crucial para explicar fenómenos como la gravedad y el comportamiento de la luz y las galaxias bajo influencias gravitacionales extremas. Los físicos siguen buscando una teoría del todo que pueda integrar coherentemente las leyes de la física cuántica con la relatividad general, un desafío que involucra desentrañar el comportamiento del universo tanto en lo infinitamente pequeño como en lo inmensamente grande. ¿Podría el amor ser la quinta dimensión que complete las reglas de la física en una teoría unificada del universo, creando así un nuevo marco donde "espacio-tiempo-amor" se convierta en el campo unificado que reconcilie "materia-energía-conciencia"? ¿Podría la mismísima idea de Dios acabar revelándose como uno más de los elementos en una matriz algebraica?
—Ante todo deberíamos primero definir el concepto que cada uno de nosotros tiene de Dios. Lo que siempre digo yo es que, si me pides que te diga el diferencial de una función, primero me definas esa función. El concepto de Dios va más allá del pensamiento científico, es un concepto arraigado en nuestro más profundo y personal entendimiento místico y religioso. Una suerte de magia que puede, o no, sentir cada persona. Es una creencia. De todas formas, muchas veces la ciencia se ha basado en creencias para avanzar en su conocimiento, ¿por qué entonces debe ser negada la posibilidad de ellas? Ya que me hablas de Einstein, uno de los más grandes referentes del mundo y pensamiento científico que jamás hayan existido, es él, quizás, el científico que más ha apelado a su existencia. Debemos recordar y poner encima de la mesa su exclamación en el gran debate de la Conferencia de Solvay sobre la teoría cuántica: “Me niego a pensar que Dios juegue a los dados con la Naturaleza”. Y también la respuesta de Bohr a esta interpelación: “Pues siendo así, me gustaría que no le dijera a Dios la jugada que usted quiere que salga”. Grandes, gigantescas reflexiones de titanes del conocimiento. Para que la teoría de la relatividad se sostuviera, Einstein tuvo que invocar las variables ocultas. Estas variables eran perfectamente creencias que sostenían su teoría. Y con creencias tan solo quiero decir que no había ningún conocimiento de lo que se estaba invocando. Una simple teleología para que la solución de unas ecuaciones coincidiera con la realidad. La propia cuántica es una mecánica estadística extremadamente precisa que describe el comportamiento de la naturaleza en su forma de lo más pequeño. Pero, al mismo tiempo, no puede decir absolutamente nada del “cómo” ese comportamiento sucede. Una teoría completamente intuitiva que ha matematizado la naturaleza de lo más pequeño desde una percepción parcial del evento.
Nuestra percepción del universo viene marcada absolutamente por lo que nuestros sentidos nos ofrecen. Pero, ¿nos hemos parado a pensar qué “veríamos” o qué percibiríamos si pudiéramos “ver” la realidad última? Me refiero a ver los constituyentes básicos de esa realidad. Si partimos de los conocimientos cuánticos aceptados no podríamos ver nada, ya que nada existiría. Y no lo haría porque la realidad última es potencia pura. Pura posibilidad sin realidad. Schrödinger quiso hacer real la realidad en su ecuación y en ese intento nos mostró que la onda de esa realidad tenía una parte compleja (matemáticamente hablando). Esa complejidad hace que el universo sea una probabilidad hasta que no la cuestiono. Es decir, hasta que el “yo” (el observador) no cuestiona la naturaleza, ella no le responde con una realidad. La norma matemática de esa ecuación, o el efecto de la medición. Descartes dijo: “Pienso, luego existo”, creo que podríamos decir “Pregunto, luego existo”. La realidad es esa bifurcación donde la naturaleza pasa de ser una posibilidad y pasa a ser una realidad a través de una pregunta, de una medición.
Somos parte de un todo único que vemos y vivimos a través de las diferencias. Somos una ola en el océano del universo, la ola no existe sin el océano y su sentimiento de ola perdura en un instante antes de volver sencillamente a “sentirse” agua. El amor es sencillamente la consciencia de sentirnos una pequeña parte del universo, interconectada absolutamente a todas y cada una de las otras partes. Imprescindibles como diferencia y con el amor de disolvernos en esa unidad que somos con el todo. Entiendo el amor, al igual que el concepto de Dios, como la forma pura de relación con todos los otros agentes conscientes del universo, como plantea Hoffman. Yo no creo que el concepto de Dios sea una matriz, sino, más bien, el álgebra que relaciona las matrices. De nuevo, y como dijo Einstein: “No quiero saber cómo Dios hizo el universo. Me gustaría saber qué pensaba. Sabiendo cómo pensaba lo demás son solo simples detalles”.
—Estás trabajando en un proyecto fascinante con otros científicos, donde exploráis la conciencia desde una perspectiva algebraica. Me parece un desafío apasionante. ¿Podrías contarnos más sobre este proyecto? ¿Quiénes son los miembros del equipo, en qué fase del proyecto os encontráis actualmente, cómo estáis abordando esta investigación y qué desafíos habéis encontrado hasta ahora?
—Es un proyecto fascinante inducido por la pregunta que nos hacíamos habiendo vivido en algunas ocasiones estados alterados de consciencia. En determinadas ocasiones de soledad extrema, cansancio, hipoxia o accidentes, nuestras mentes o consciencias son capaces de resolver complejas situaciones de supervivencia obteniendo las respuestas de extrañas visiones o alucinaciones. A partir de aquí, una profesora de la Universidad de Perpiñán planteó un estudio de tales estados. Poco a poco y alrededor de estas cuestiones, nos hemos ido agrupando diferentes investigadores del mundo de la física, matemáticas, psicología, filosofía y medicina intentando explorar ese mundo de complejidad nexo entre las creencias y la ciencia. Quizás la gran búsqueda que nos motiva es la posibilidad de ver alguna sombra de computación cuántica cerebral y la posibilidad de que nuestra consciencia pueda ser capaz de colapsar el vector de estado que le permita la perpetuación y replicación.
Es fascinante ver la emergencia de muchos fenómenos físicos y álgebras matemáticas desde preceptos muy sencillos como la misma información.
—Has escrito un libro titulado "Álgebras de la ilusión". El título es profundamente sugerente y misterioso, y en él percibo una fusión de tus facetas como matemático y aventurero de lo espiritual. ¿Cómo nació esta obra y qué has intentado compartir a través de ella?
—"Álgebras de la ilusión" es un tejido de historias que exploran la complejidad de la mente humana y las emociones. Cuando nació la idea, durante el Covid, de manos de una buena amiga, nunca hubiera imaginado el resultado. Creía estar escribiendo un libro de mi vida y mis escaladas, pero nació algo completamente diferente.
La trama de "Álgebras de la ilusión" gira en torno a una premisa intrigante que mezcla la realidad con elementos de ilusión y percepción. La historia enfrenta situaciones en las que la línea entre lo real y lo ilusorio se difumina. A través de una narrativa lírica que bebe del realismo mágico. Explorando temas como la búsqueda de la verdad, la manipulación de la realidad y el poder de la imaginación.
Busqué un estilo con riqueza descriptiva y capacidad para crear atmósferas envolventes. Utilizando un lenguaje preciso y evocador que permitiese al lector sumergirse en mi mundo interno, experimentando mis dudas, miedos y epifanías. Con incursiones puntuales en el mundo de la ciencia y creando conexiones con el mismo. Mi mundo personal surfea esa realidad mágica de creencias y mitos con la ciencia más moderna.
Uno de los puntos básicos de "Álgebras de la ilusión" es su estructura narrativa, que juega con diferentes capas de realidad y percepción, invitando al lector a reflexionar sobre la naturaleza de la realidad y cómo nuestras percepciones pueden ser manipuladas y percibidas.
En resumen, "Álgebras de la ilusión" es una obra que desafía al lector a cuestionar lo que considera como real. Con su narrativa profunda y su exploración de la mente humana. Una novela que es tanto una aventura intelectual como una experiencia emocional. Es una lectura recomendada para aquellos que disfrutan de historias que van más allá de lo convencional y que buscan una reflexión profunda sobre la realidad y la ilusión. En definitiva, una álgebra de mi percepción del propio universo.
—¿Qué proyectos de montaña tienes en marcha para este año?
—Soy un nómada, uno de aquellos que se ganan el pan y se lo comen sobre las montañas de nuestro planeta. Y como tal, mi año es un viaje continuo de la mano de mis clientes. Como guía de alta montaña, acabo de llegar del Ártico, donde he estado navegando en un velero y descubriendo nuevos descensos de esquí. Y justo ahora estoy a punto de empezar mi temporada de verano en los Alpes. De allí me marcho a Yosemite y de ese lugar a explorar una desconocida montaña en el Karakorum. Siempre compartiendo camino con gentes que sienten esa llamada de la exploración, tanto interior como exterior, a través de los caminos del alpinismo.
EPÍLOGO
El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar un tornado en la otra punta del mundo... La frase, inspirada en la teoría del caos de Edward Lorenz, sugiere que algo tan complejo como el universo es completamente impredecible y que no hay actos ni decisiones insignificantes. Todo está —maravillosa y mágicamente— conectado con todo. El encuentro con Jordi inició una serie de acontecimientos en cascada que acabaron propiciando que éste conociera a la Dra. Luján Comas .
Luján es licenciada en Medicina y Cirugía, especializada en Anestesiología y Reanimación, y ha servido como médica adjunta en el Hospital Vall d'Hebron durante 32 años, dedicando 18 de ellos a la cirugía cardiaca. Además, es coautora junto a Anji Carmelo del libro "¿Existe la muerte?: Ciencia, vida y trascendencia", una obra que explora las intersecciones entre la ciencia y las cuestiones filosóficas sobre la vida después de la muerte. Su extensa experiencia profesional y personal la ha puesto en íntimo contacto con la muerte. Ha sido testigo de cómo varios pacientes, dados por muertos en el quirófano y sin signos vitales ni actividad cerebral, respiratoria o cardíaca registrada, han "regresado" a la vida. Gracias a los avances en técnicas de reanimación, hoy en día es posible revivir a algunas personas tras un tiempo de aparente ausencia de vida. Durante años, Luján ha documentado testimonios de estas experiencias cercanas a la muerte (ECM) y actualmente dirige un canal en YouTube, "Somos Alma", que cuenta con más de 278.000 suscriptores, donde comparte estas experiencias. Relata que las personas que experimentan ECM regresan sabiendo que la muerte no existe, describiendo sensaciones de paz, armonía, luz, amor y aceptación incondicional. Además, reportan haber observado sus cuerpos desde fuera y percibir la no existencia del tiempo y el espacio, lo que a menudo resulta en transformaciones profundas y duraderas en sus vidas, valores y actitudes.
Cuando Jordi me contaba sobre sus ECM, me vinieron a la mente las historias que había leído de Luján. Sabiendo que compartíamos un amigo común, Andreu Veà (otro día os hablaré de él), vi la oportunidad perfecta para ponerlos en contacto. Al momento de escribir estas líneas, me consta que ese encuentro ya ha tenido lugar y ha sido profundamente enriquecedor y significativo para ambos. Han decidido grabarlo y pronto podréis disfrutar de esa charla tan especial en un vídeo que se publicará en el canal "Somos Alma" en las próximas semanas.
Así que ya lo veis, un encuentro lleva a otro, y las piezas del universo acaban interpretando una sinfonía en cascada, como fichas de dominó que se activan una tras otra y bailan una danza armónica. Todos participamos en este juego cósmico, vibrando al unísono en un entramado de acciones y consecuencias.
Pero, hay más… ¿queréis saber realmente cómo empezó toda esta historia?
Un día de verano, durante una excursión a la montaña, una buena amiga llamada Assumpta Santanera Ausió me sugirió contactar con Jordi Tosas. Había visto una entrevista suya en televisión que la había entusiasmado y pensó que podríamos tener sinergias con el proyecto de nutrición y salud. Como era amiga del periodista Jordi Lara, que había entrevistado a Tosas, se ofreció a conseguir su correo electrónico para que pudiéramos conocernos. Y una cosa fue llevando a otra, hasta hoy. Tan simple como eso. Una idea sencilla, aparentemente insignificante, inocente, hecha desde la buena fe y el afecto, una sugerencia, un arrebato, una locura, acabó desatando toda una sucesión de encuentros significativos en la Tercera Fase. Gracias desde aquí, pues, también a Assumpta y Jordi Lara por vuestra generosidad y alegría. Sin saberlo, sin imaginar las consecuencias, habéis participado en esta maravillosa cadena de acontecimientos con efectos profundos y positivos.
"La muerte no es más que un desprendimiento del cuerpo físico, como la mariposa de su capullo." —Dra. Elisabeth Kubler-Ross
Nuevamente, las mariposas…
Nunca dejéis de aletear vuestras al(m)as.
¡Abrazos!
David García Broto
Responsable Management du sport, UFR STAPS Font Romeu, France
6 mesesGràcies David per aquesta magnífica entrevista que reflecteix "Cosmic Consciousness" (Conscience cosmique pour une écologie en première personne, Gérald Hess) 🙏👌
🚀 | Software | Growth Strategist | Sales Expert | 💡
6 mesesVaya colaboración interesante. Reflexiones profundas sobre lo humano y lo divino. Conocer diferentes perspectivas siempre enriquece.
CONTABLE freelance y formadora de contabilidad básica, contabilidad avanzada, análisi de balances, contabilidad analítica y control de gestión.
6 mesesM' heu fet emocionar David! 🙏per compartir i desitjo, perquè t' ho meteixes , que el teu projecte científic aconsegueixi interessar al màxim de persones possible, perquè el puguis dur a terme i avançar! Una forta abraçada i és una entrevista molt potent!👌💯👏👏👏