Digitalización en agricultura: apostar es mejorar

Al final, lo que pide el gestor/directivo a su técnico es que sea resolutivo: que solucione problemas. Que no genere más quebraderos de cabeza, y que resuelva los que ya existen: porque hay, o surgen, en el día a día muchos marrones que resolver.

Bajo este prisma… ¿Son los drones, los sensores, los satélites, las plataformas en internet, los modelos matemáticos; un quebradero de cabeza más?

Pienso que, como todo, un Ferrari lo disfruta quien le gusta, y sabe, conducir. Un Ferrari es un Ferrari, ¡sí!, es decir: una maravilla; pero lo disfrutan más los que tienen afición, los que conocen y pueden valorarlo. Los drones, los sensores, los satélites, las plataformas, los modelos matemáticos (el panorama tecnológico actual disponible para la agricultura): lo disfruta quien le gusta, y sabe. Es una maravilla, sí. Inimaginable hace 10 años, sí. Pero los pueden aprovechar quienes sepan darle su papel, sacarle jugo. Tú; gestor-directivo-gerente de una empresa agroalimentaria, pregúntate: ¿He entendido el valor de las herramientas digitales disponibles para la gestión de la empresa agroalimentaria?

Hace aproximadamente 5000 años empezaron a usarse ruedas. ¿Es que acaso hubo un tiempo que no hubo? Asi es. En fin, la rueda supuso un cambio radical, en muchos sectores. Igual ha sucedido con tantos “inventos” innovadores en su tiempo (¿disruptivos?) que hoy día nos resulta inconcebible no existieran: fregona, GPS, (¿iPhone? Permítase la ironía) … 

La tecnología (el panorama AgTech) bien puede considerarse un Ferrari (los aperos del futuro, dicen algunos). Aunque el ejemplo del Ferrari no deja de ser algo tosco, por: “innecesario”. A fin de cuentas, meros objetos de lujo. Por eso es normal preguntarse: ¿Son las tecnologías “innecesarias” en el campo? Parecen cada vez más obligadas, o, al menos “recomendables”. Pensemos en la sequía que nos aborda. Pensemos en el ya aceptado casi mundialmente cambio climático. Y razonemos: ¿Qué estrategias estamos planteando para afrontarlo? 

Resulta legítima, y prudente (sí), la pregunta: ¿Hay verdadera necesidad de tecnología en la agricultura? ¿O se trata de una inversión innecesaria? Muchos agricultores podrían preguntarse: ¿Es mi última adquisición (un dron) un mero juguete para niño-adultos que gustan de grabar videos de sus campos? ¿O realmente hay una justificación para este desembolso? ¿Qué papel, qué problema soluciona (pain killer, dicen los ingleses)? Como en el caso del Ferrari, unos le sacarán partido y otros no. Y como en el Ferrari, el panorama tecnológico actual para agroindustria es una maravilla con un potencial increíble.

Ser agricultor hoy día, dicen, es complicado. Las cuentas de resultados pueden confirmarlo, en algunos casos. A veces no hay márgenes para los productores, y si no fuera por esta PAC, tan querida y criticada a partes iguales, en algunos casos la agricultura no sería un negocio rentable.

Además, el “medio ambiente” nos cuestiona: ya no nos valen las técnicas antiguas de producción. Sabemos mejor el impacto que nuestras acciones sobre el medio ambiente han producido: contaminación de aguas subterráneas, fauna y flora perdida, etc… El agricultor es muchas veces el gran gestor de medio ambiente. Y eso es una gran responsabilidad. 

Y por terminar el elenco de motivos para tomarse en serio la agricultura, viene al caso citar el archiconocido estudio sobre la evolución demográfica de FAO, que predice que la población mundial pasará de los 6.800 millones de personas hoy día a 9.100 millones en 2050. Cuestionador.

Bajo este panorama: 1 el campo no siempre es rentable, 2 cada vez la gestión agrícola se hace más complicada medioambientalmente, y 3 existe una necesidad creciente de producir alimentos; es normal que esa estadística que proclama que la gente se va del campo a las ciudades alarme a políticos y gestores. Y; es un hecho también: no hemos sido capaces de frenar este éxodo rural.

Ante esto, ¿Qué estrategias, qué planes barajamos? La agricultura, no lo olvidemos, sigue siendo un sector estratégico. Siempre lo será. Los países no quieren depender de otros para alimentar a su población: es un tema demasiado sensible. Tecnología, digitalización, internet de las cosas, gestión de datos en la nube… parece una propuesta a considerar. No es sólo una etiqueta “trendy” para mencionar en conferencias y ponencias de congresos y dar valor marketiniano a las compañías. Es real. Es una posible estrategia útil de mejora del negocio. Es un planteamiento al que los actores medios-grandes de la agricultura deberían dedicar tiempo. Medios y grandes, porque todavía no se ha democratizado el acceso a la tecnología: los costes todavía son elevados, aunque disminuyendo. Muchas empresas se lo están planteando. Cada vez es más demandado el perfil de “gestor de innovación”, “técnico I+D” o simplemente técnico implantador de tecnología: el encargado de hacer que la tecnología en el negocio no sea otro quebradero de cabeza más. Y que suponga una ventaja: operativa, para la planificación, para la producción, la calidad… ¿Y tú? ¿Te lo has planteado?