Dudas en el trabajo.
¡Hola compañer@s!
No sé si es el fin de año o la inercia de los nuevos comienzos, pero llevo semanas dándole vueltas a varias preguntas:
Siendo honesta... no tengo las respuestas.
La única certeza que tengo es que, aunque no siempre estoy segura de estar en el camino correcto, no me asusta empezar de nuevo ni enfrentar el fracaso. Confío en que, llegado el momento, sabré qué hacer.
Al principio me preocupaba no encontrarlas, me esforzaba por buscar soluciones, acciones...hasta que me di cuenta de algo.
Hacerse estas preguntas es en sí el motor del progreso.
Porque tener dudas, lejos de ser un problema, es un medio necesario para el éxito.
En un trabajo como el nuestro, donde la empatía, la paciencia y la comprensión se desgastan, es imposible no cuestionarse.
Y aunque nadie nos prepara para esto, todo trabajo tiene luces y sombras.
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Ser autónoma no es intrínsecamente bueno ni malo, como tampoco lo es estar contratado. Todo depende de cómo elijas verlo y de tus propias preferencias.
A menudo crecemos con ideas utópicas sobre lo que debería ser nuestra profesión.
Reflexionar, cuestionarte y sentirte incómodo no son señales de que algo esté mal. Al contrario, son síntomas de que te importa lo que haces.
De que no te conformas con ser mediocre.
De que esperas más de ti mismo.
En un mundo donde la inteligencia artificial y la inmediatez están a un clic de distancia, pensar de forma crítica y reflexiva es tu ventaja competitiva.
Es el "músculo" que necesitas entrenar para evolucionar personal y profesionalmente.
En resumen:
Así que, cuando lleguen esos días de desmotivación o dudas, agradece que están ahí, porque son la chispa que enciende tu evolución.
¿Y a ti...? ¿Qué dudas te han acompañado últimamente?