ECONOMÍA GENERACIONAL
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ECONOMÍA GENERACIONAL

La estructura etaria de la población ha sufrido importantes modificaciones durante los últimos años. Hay menos nacimientos y mayor esperanza de vida. En este escenario, la conducta económica de las personas mayores influirá cada vez más en las circunstancias económicas y en otros grupos etarios.

En este contexto, surgen datos entregados por el Banco Mundial que debemos tener presentes: El crecimiento de la población en edad de trabajar se ha estancado a nivel mundial y en las economías avanzadas ha venido disminuyendo paulatinamente desde el 2007. Otro dato interesante es que entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%, según las proyecciones. 

Las características de la nueva longevidad asociada a una mejor salud y a la aparición más tardía de limitaciones por la edad, nos hacen pensar que es absolutamente posible prolongar los ingresos de las personas a partir del trabajo, sin embrago, en ese sentido, en Chile tenemos tarea pendiente. Según LyD, 6 de cada de 10 empleos que faltan por recuperar tras la pandemia corresponden a personas de 55 años o más. Además, señalan que este segmento estaría expuesto a una duración de desempleo más alta, lo que se ha exacerbado en los últimos cuatro años. Agregan que un 65% de los desocupados mayores de 55 años son proveedores del hogar.

Producto del envejecimiento de la población, la proporción de mayores de 55 años en la fuerza laboral va en aumento y cada vez tomará mayor predominio en dicho mercado. En Chile, entre 2010 y 2023 pasó de 15% a 20%.

Todos estos antecedentes nos llevan a pensar lo interesante que resulta plantear a la Generación Silver como un recurso. Crear e implementar una política pública que fomente la contratación de personas sobre los 50 años, radica en que este segmento puede autofinanciar su consumo, especialmente aquellos que tienen entre 50 y 70 años, pues en general son personas muy activas, con experiencia y conocimiento, ambos indicadores de rendimiento. Por otro lado, entregar a este segmento herramientas que permitan de manera independiente llevar adelante empleos formales también es un aporte significativo. Sociedades, en otras partes del mundo, ya han ido tomando conciencia de las brechas en ciertas habilidades que la población de mayor edad puede ir adquiriendo. La inteligencia artificial es una de ellas. Mantener un aprendizaje continuo, comprender cómo aplicar las tecnologías de IA a los intereses personales y laborales, entender cómo funciona la tecnología para utilizarla de manera eficaz, acercará la brecha. En lo social, es necesario crear ambientes participativos y de conexión, construir comunidades con sentido de propósito, identidad y pertenencia.

Medir los flujos económicos por tramo de edad resulta relevante para observar cómo un segmento determinado influye en la economía pero también, en la consideración de que en la sociedad existe una relación de apoyo y debemos tratar que ésta sea lo más equilibrada posible. Si este apoyo obliga a llevar una carga demasiado pesada a las nuevas generaciones, será imposible que los más jóvenes sostengan por sí solos la estructura.

Frente a esta realidad nos preguntamos cómo operarán los sistemas de pensiones y de salud en el futuro, así como también, qué implicancias económicas traerá consigo este cambio demográfico, ante un segmento que crece cada día más, considerando además que el comportamiento económico de las personas se va modificando a lo largo de la vida.

El llamado es a que el Estado promueva políticas públicas y herramientas concretas de apoyo a la generación Silver para que pueda acceder a su derecho laboral y al mismo tiempo ir educando a la población de menos años para que tengan presente que poseer activos ayuda a enfrentar mejor los ciclos de la vida futura. Desde la sociedad civil ya tenemos claro que, ante la nueva longevidad, conceptos como el ahorro, el trabajo, el consumo y el compartir, irán adquiriendo nuevo significado, significante y significancia.

 

María Teresa Cortés Carrasco

Publicista, Diplm. en Gestión de Empresas

Jaime Troncoso Rojas

Editor de Economía en Ex-Ante. Periodista y Magíster en Comunicación Estratégica

9 meses

Hoy en una columna en Ex-Ante daban los siguientes número que muestra el cambio que indicas y que se ve como un factor inquietante: Otro factor de vulnerabilidad es el colapso demográfico de Chile. En el año 2010 nacían 250.000 chilenos y morían 97.000. El 2021, nacieron sólo 177 mil y murieron 137 mil. El crecimiento neto pasó de 150 mil a 40 mil. Si alguien cree que se puede financiar un sistema de pensiones de reparto con esas cifras está probablemente soñando con otro Chile. Es curioso que en este mismo lapso el gasto estatal en el ítem familia e hijos sube más de 70 % real…

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