Ecosistema AgTech como motor de desarrollo en Colombia
Imagen tomada de Farrelly & Mitchell

Ecosistema AgTech como motor de desarrollo en Colombia

Colombia es un país con un gran potencial agronómico, su ubicación y geografía edifican un coctel climático rico que permite obtener una extensa variedad de productos. No obstante, el agro es quizá el sector con menos adopción de herramientas tecnológicas y no se vislumbra mayor crecimiento en ese sentido.

Colombia, imagen de Makalu en Pixabay

Actualmente, la agricultura enfrenta nuevos desafíos que requieren la mayor productividad posible para satisfacer la demanda alimenticia de una población mundial creciente. Estimaciones sugieren que la producción de alimentos debe aumentar en un 70 % para 2050, con la dificultad de que la tierra arable per cápita disminuye cada día. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura prevé que el 90 % del crecimiento en la producción agrícola a nivel mundial (80 % en los países en desarrollo) estará ligada a rendimientos más altos, es decir, volver más eficiente las áreas cultivadas ya existentes, dejando el resto (10 – 20 %) a la ampliación de la superficie de las tierras. Por tanto, con el ánimo de confrontar estos retos, surge el sector de la Agricultura Tecnológica (AgTech, por su abreviación en inglés), cuyo fundamento es el desarrollo de una estrategia de gestión que recoge, procesa y analiza datos temporales, espaciales e individuales y los combina con otras informaciones para respaldar las decisiones de manejo de acuerdo con la variabilidad estimada del cultivo y mejorar la eficiencia en el uso de recursos, la calidad, rentabilidad y sostenibilidad de la producción agrícola. En pocas palabras, permite analizar la heterogeneidad de los cultivos y administrar de forma eficiente cada zona del campo.

La producción de alimentos debe aumentar en un 70 % para 2050 y el 90 % del crecimiento en la producción agrícola (80 % en los países en desarrollo) estará ligado a rendimientos más altos, es decir, volver más eficientes las áreas cultivadas ya existentes.

Las tecnologías/prácticas involucradas en AgTech son diversas y su utilización depende de las necesidades del cultivo junto con los objetivos que se pretendan lograr. Como se mencionó anteriormente, la ventaja de adoptar estos sistemas es que se hace posible analizar la heterogeneidad de los lotes mediante herramientas como el posicionamiento global, imágenes satelitales, sistemas de información geográfica (GIS), sensores de humedad que optimizan el diseño de los dispositivos de riego, la aplicación de diferentes tipos de insumos, fertilizantes, herbicidas/plaguicidas en tasa fija y variada (VRT) con drones, control de malezas, entre otros. Toda esta información obtenida se plasma en informes digitales que sirven como apoyo para una mejor toma de decisiones. Por ejemplo, hoy en día la mayoría de aplicaciones de insumos se realiza de forma homogénea sin tener en cuenta las particularidades del campo, lo que acarrea derroches tanto económicos como en cantidad de producto utilizado, en cambio, con la utilización de tecnologías VRT, cada segmento del cultivo recibe lo necesario para su correcto desarrollo.

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Ahora, si bien el país tiene desafíos de fondo, el escenario más preocupante al que se enfrenta la agricultura es el estancamiento o decrecimiento de la productividad, pues no permite generar más ingresos y competir en el exterior. Encima, de acuerdo con el boletín técnico de indicadores TIC 2018 del DANE, solo el 16,2 % de la población rural tiene acceso a una conexión de internet, por lo que la ausencia de conectividad eficiente en las zonas rurales continúa siendo un freno considerable en la incursión digital que mantiene escépticos a los agricultores y no viabiliza el desarrollo de proyectos de base tecnológica en el sector. De ahí que sea tan relevante ahondar en estas tecnologías con el fin de hacer más productiva la labor agrícola y posicionar la región y el país en altos eslabones de competitividad. Ya se demostró la capacidad del sector en el comportamiento de las exportaciones del año pasado, pues los productos agropecuarios, alimentos y bebidas presentaron un crecimiento de 6,9 %, frente al 2019, mostrando resiliencia y potencial pues el sector no se mantuvo estable sino que creció a pesar de la crisis sanitaria mundial. Además, de acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento de la agricultura puede resultar hasta cuatro veces más eficaz que el de otros sectores para elevar los ingresos de poblaciones vulnerables, por lo que su desarrollo contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1, 2 y 3 y nutre el entramado económico-social del país.

En ese sentido, Colombia necesita incrementar la productividad de los cultivos apalancándose en la innovación y tecnología de punta para hacer frente al desafío de transformación que vive la agricultura global. Es urgente integrar adelantos genéticos junto con instrumentos de agricultura de precisión y modelos económicos que respondan a las necesidades de los agricultores y garanticen la modernización del campo colombiano. Se debe traer el futuro al sector e impulsar los desarrollos sostenibles para ser competitivos en un mundo que sin duda está en un camino imparable hacia la digitalización.

El crecimiento de la agricultura puede resultar hasta cuatro veces más eficaz que el de otros sectores para elevar los ingresos de poblaciones vulnerables.


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