Educación ante una presencia inesperada
“Sé amable porque todos están librando una batalla, y si quieres saber lo que los otros son, Solo tienes que mirar”.
Esta frase extraída de la película “Wonder” (Extraordinario) nos invita a profundizar sobre nuestra empatía con quienes nos rodean. En esta situación de Pandemia que atravesamos como humanidad todos necesitamos de una sonrisa, de una mano tendida y de ánimo para continuar. Dialogamos con el Profesor Nahuel Otero quien es Contador Público, Docente en la modalidad de Jóvenes y Adultos y en ambientes de Privación de Libertad, Coach Ontológico y Conferencista, sobre su rol como docente en esta situación tan particular que debe enfrentar la sociedad y en especial el sistema educativo.
Que impacto provocó en el sistema educativo la pandemia?
Desde hace mucho tiempo en distintos congresos, simposios y capacitaciones educativas se venía escuchando la siguiente frase: “La educación argentina enseña contenidos del siglo XIX, con docentes formados en el siglo XX para alumnos del siglo XXI” y lamentablemente era cierto. Hace apenas seis meses atrás gran parte de las instituciones educativas no permitían el uso de celulares como instrumento pedagógico en las aulas y ni hablar de la interacción de alumnos y docentes a través de las redes sociales, ¡todo ello estaba prohibido! pero de repente apareció el COVID-19 y toda la comunidad educativa tuvo que embarcarse en un viaje hacia el mundo digital. Un viaje al interior del siglo XXI, lleno de misterios y sorpresas que para muchos eran de naturaleza desconocida.
Durante este primer semestre hubo que adaptarse rápidamente al desafío que nos impuso el contexto. El futuro dejo de ser futuro y se transformó en el presente de la noche a la mañana. Pensar el presente nos plantea un gran desafío, el de transformarse, el de incorporar y actualizar los conocimientos que tenemos hoy, ya que todo cambió a una velocidad sin precedentes.
Otero sostuvo que la pandemia puso de manifiesto problemas que ya existían dentro del ámbito educativo como por ejemplo la falta de articulación entre todos los actores de la comunidad educativa, es muy común escuchar que tal docente envía mucha tarea y que otros no envían tanto, lo que muestra una falta de capacitación a la hora de trabajar en equipo y de pretender hacer lo mismo que se hacía en las aulas en un ambiente digital.
Este modelo de educación en casa ha puesto en jaque los liderazgos directivos y docentes, y hoy más que nunca se necesita de una estrategia común, de un plan coherente que abarque lo que las instituciones educativas saben y pueden hacer, pero también con las condiciones que tienen sus alumnos. El desafío es formar equipos de trabajo que se desarrollen cooperativa y colaborativamente, no sirven de nada los liderazgos individuales y han quedado obsoletas las escuelas y direcciones de puertas cerradas.
Esta estrategia requiere actuar con empatía, es decir, primero saber mirar lo más profundo, valioso y significativo del otro para luego poder interactuar en términos de cooperación y servicio.
Como hizo Ud. Para articular la enseñanza del programa vigente a través de la red virtual?
Las instituciones educativas y los docentes deben actuar inteligentemente, es decir se debe aprender de las nuevas situaciones que se van presentando. Ello requiere pararse frente al contexto con una visión de oportunidad y no de crisis. Se debe producir una visión de que algo nuevo está sucediendo y que por lo tanto hay que dar repuestas nuevas. Es necesario construir una visión compartida, que defina estrategias innovadoras y sustentables, lo que implica llevar adelante acciones o emprender un cambio que se puede sostener con las condiciones existentes.
En un mundo educativo virtual que gira entorno a Zoom o Google Classroom me encontré con que no eran las plataformas más amigables para los alumnos así que empezamos a dar clases por Instagram Live y ¡fue todo un éxito en los jóvenes¡ pero no era así con los Adultos que en su mayoría preferían Facebook. Así fue que mis clases comenzaron a transmitirse en vivo por Facebook e Instagram y también fueron grabadas y subidas a un canal de You Tube.
En este punto es necesario resaltar que el rol del docente y del directivo ha cambiado en este entorno de virtualidad, “ya no es el docente el que enseña sino que es el encargado de generar un clima de aprendizaje y relaciones con la comunidad educativa”. Así nos encontramos con alumnos y docentes que teniendo internet no poseían una computadora o un celular que le permitiera bajar un video o un archivo en Word o en Pdf y otros que teniendo el instrumento tecnológico no tenían acceso a internet, por lo que se comenzaron a enviar audios por Whatsapp además de las redes sociales antes mencionadas.
El docente se transforma en un articulador, en coach, mentor o simplemente en una fuente de inspiración para sus alumnos. El Profesor Brown en la película Wonder invita a la reflexión: “¿Quién aspiro ser? Esa es la pregunta que debiéramos hacernos todo el tiempo”. Un buen docente debe despertar en sus alumnos la pasión por aquello que le gusta y dotarlo de herramientas para afrontar la vida.
La respuesta de los alumnos fue la esperada?
La respuesta de los alumnos ha sido dispar ya que nadie alcanza sus objetivos de manera aislada. Pero en toda crisis siempre surgen oportunidades y riesgos.
Las oportunidades están dadas porque es necesario que toda la comunidad educativa tenga que trabajar en equipo, en este contexto actual las familias, los docentes y las escuelas tienen que trabajar si o si juntos. Lo cual era una relación que muchas veces no se daba o se dosificaba en cuenta gotas. Hoy nos encontramos con que los docentes necesitan de las familias, las familias necesitan de los docentes y en muchos casos trabajan codo a codo.
Las familias están descubriendo el difícil y complejo trabajo de ser Docente, se comienza a visualizar la cantidad de trabajos que los chicos realizan y el enfoque de cada docente. Por su parte los docentes empiezan a comprender quienes son sus alumnos, como es el entorno donde viven y cuáles son sus problemáticas. No solo se desarrollan contenidos sino que también habilidades blandas como la empatía, el empoderamiento y la cooperación.
El riesgo está dado por el hecho de que la pandemia puso en evidencia la enorme brecha tecnológica existente en las comunidades educativas, lo cual genera desigualdades educativas, la escuela en casa supone por un lado el apoyo familiar y por otro el acceso a la conectividad y a la tecnología. En la Prueba Pisa el 85% de los estudiantes argentinos respondió que tiene acceso a internet. Un valor que se encuentra por debajo de Brasil (91%), Chile (90%) y Uruguay (88%) Fuente: Observatorio Argentinos por la Educación (www.argentinosporlaeducacion.org)
Los resultados de todo este proceso se verán cuando pueda darse el retorno a las aulas. Allí se sabrá a ciencia cierta quien cursó este proceso de manera exitosa y quienes no.