¡Desinformación y "cyber-zobies"!
Es indiscutible que mientras estamos “online” nos mostramos ajenos a todo lo que acontece a nuestro alrededor. El Internet atrae toda nuestra atención solo para dispersarla en pocos minutos: saltamos de una pestaña a otra para ver videos en YouTube o Vimeo, revisar notificaciones de redes sociales, leer notas (“periodísticas”) de la farándula, comentar publicaciones, enviar correos electrónicos, redactar informes, etc. ¡Y todo al mismo tiempo!
El Internet ha convertido a los seres humanos en “siervos digitales”, que pagan el precio de estar “conectado”, a cambio de recibir migajas de reconocimiento social o intelectual. La expansión en el acceso y uso de Internet ha creado un nuevo fenómeno, el de las “microcelebridades”. Cualquier persona puede hacer publicidad de sí mismo y hay muchas que lo hacen con ahínco. “La alienación es un inevitable subproducto del uso de la tecnología”, Marshall McLuhan.
Las nuevas tecnologías de la información, los nuevos canales de comunicación y sus diferentes formatos de interacción (fotos, videos, enlaces, hipervínculos, actualizaciones de estado, apps, etc.), han transformado los patrones de comportamiento del ser humano hasta lograr que difícilmente pueda vivir sin tener su dosis diaria de los tan solicitados y anhelados retweets, favs o likes, de Twitter, Facebook o Instagram, respectivamente. ¡Todo mundo quiere generar contenido y ser reconocido por ello!
Vale la pena mencionar, que los medios de comunicación no solo son canales de información, sino que también modifican nuestros procesos de pensamiento, porque toda tecnología es expresión de la voluntad humana. La tecnología transforma la naturaleza y altera la “percepción que el hombre tiene de la realidad”. Y el Internet no es la excepción, forma parte de las tecnologías o nuevos medios “sobre las que el hombre construye su mundo”.
Cuando aparece un nuevo medio, la gente que atrapada en la información, -el contenido- que lleva. Nuevamente, Marshall McLuhan tenía razón: “el medio es el mensaje”. Los medios de comunicación son nuestra ventana al mundo y cuando un nuevo medio se vuelve popular tiene el poder de transformar lo que vemos y la forma cómo lo vemos. Y con el tiempo, si lo usamos lo suficiente, cada nuevo medio nos cambia, como individuos y como sociedad. ¡Una vez adoptados ya no pueden abandonarse, por lo menos no sin generar un caos total!
El problema con la proliferación en el uso de Internet, la revolución social generada por la Web 2.0, la globalización de la “hiperconectividad” y la comunicación, en todos los ámbitos de la vida social y personal, marcan una acentuada influencia en la forma en que el ser humano interactúa con todo lo que le rodea, pero también presenta algunas inevitables consecuencias: disminuye la capacidad de concentración necesaria para realizar una tarea hasta finalizarla (multitasking), el “esclavismo digital” a los smartphones, tablets y otros dispositivos tecnológicos modelan nuestra forma de interacción con el mundo, tanto “online” como “offline”y la preferencia de las audiencias en el consumo de información o contenido virtual ha variado: las publicaciones más exageradas, estrafalarias e irrelevantes son las que más atrapan nuestra atención y por consiguiente, son las que más circulan y se comparten en Internet.
Lo interesante con la era de la información es que nos permite saber menos, actualmente el conocimiento es una pérdida de tiempo, “todo se encuentra en Google”, en unos segundos y con pocos “clicks” tenemos acceso a un caudal de información (“confiable”) sobre cualquier tema. ¡Nuestra memoria está en Google y no en nuestro cerebro! Con el constante uso de la tecnología nuestra propia inteligencia se aplana y se convierte en inteligencia artificial. Hemos pasado de ser cultivadores de conocimiento personal a ser “zombies” cibernéticos en una permanente cacería de información “superficial”, distribuida en un mar de datos electrónicos.