El atrapasueños - Cuento seleccionado por Editorial Dunken.

Cuenta la leyenda que el Hada de los sueños estaba preocupada. Cada noche, ella se acerca a los niños dormidos para besarles la frente y dejarle sueños bonitos, pero de pronto, los niños comenzaron a tener pesadillas.

Lo que el hada no sabía era que había un duende travieso que se escondía en las cabeceras de las camas y esperaba a que el hada saliera volando por la ventana, para soplar en la frente de los niños el polvo de las pesadillas.

Pero en una noche de verano, un mosquito que merodeaba por ahí, logró ver al duende travieso en acción y voló a contarle al hada.

Fue así que el hada de los sueños comenzó su viaje hacia el país de los duendes para intentar dar con el duende travieso y pedirle por favor que no usara más el polvo de las pesadillas.

En su camino, conoció muchas criaturas y les contó la historia del duende. Primero se encontró con una araña que hacía yoga. La araña le tejió un bello mandala para que meditara. Un mandala redondo como el sol.

Después, se cruzó con un gusano de seda, que fabricaba hilos de muchos colores. Él, le regaló tres hilos por si su vestido se descosía en el camino. El hada, para no perderlos, los ató en el mandala, y siguió su viaje.

Por último, se encontró con un búho que era el guardia de la bruja del bosque. El búho le regalo dos de sus plumas y le consiguió una entrevista con la bruja para que la ayudara. El hada, para no perder las plumas, las ató a los hilos de seda que colgaban del mandala.

La bruja la recibió en su cueva y le dijo “La solución a las pesadillas de los niños está en tus manos”. El hada miró sus manos, y llevaba el mandala con los hilos y las plumas.

“Has fabricado el atrapa sueños más poderoso” le dijo la bruja. “Las redes del mandala no dejarán pasar el polvo de las pesadillas, pero sí dejarán pasar los bellos sueños. Las plumas del búho guardián serán la protección contra ese duende travieso. Haz que cada niño cuelgue uno a la cabecera de su cama, y verás que no habrá más pesadillas”. Y así lo hizo el hada. Le agregó a su atrapa sueños algunas piedras del bosque de la bruja, para que tenga más poder y listo. ¡Estaba terminado y era hermoso!

Ahora, cada vez que el duende intenta tirar su polvo de pesadillas en la frente de los niños y se encuentra con un atrapa sueños, el polvo rebota en las redes y se le mete en los ojos. ¡Pobre duende! Dicen los mosquitos que varias veces lo han visto escabullirse por la ventana gritando y fregándose los ojos.  

Por Natalia Gonzalez

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