EL CÓMO Y EL POR QUÉ DE LA EDUCACION FINANCIERA
Solo empezar con dos palabras poderosas que definen mi alineamiento con actividades que proporcionan valor desde mis inicios como estudiante secundario, habiéndome especializado posteriormente en el campo de las Ciencias Económicas.
Creo que los patrones de comportamiento que nos rodean desde nuestra infancia nos definen. Si tu entorno de crianza vio aptitudes y actitudes volcadas hacia determinado compromiso con alguna ciencia, arte o especialidad “dura” como las matemáticas o la física por citar alguna de ellas, te van a impulsar a ir por ese camino desde el amor y la promesa de abundancia.
En mi caso particular la necesidad de aprender y desarrollar talentos tuvo su ciclo humano como el que todos necesitamos desde el más sano equilibrio posible.
Hubo y habrá épocas recordatorias de momentos cúlmines y de logros en los campos que más le agraden a tu mente. El tema es saber descifrar que así como sucede con las inversiones sucede con la vida misma.
“El rendimiento en términos de tasa de interés o rentabilidad de un producto financiero o servicio pasado NO ES GARANTÍA de utilidades similares en el futuro” rezan los carteles publicitarios que invitan a invertir fondos para obtener un rédito en el tiempo.
De manera que si de algo sirve la experiencia adquirida en el campo del conocimiento continuo en el campo de las finanzas personales y empresariales es aprender a GESTIONAR el circuito del dinero de tal manera que circule de manera EFICIENTE.
Las características, perfiles, deseos, ansiedades, expectativas, conforman un todo que a la hora de producir resultados se entremezclan y se convierten en el producido final.
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Si del mismo surgirá tu estado de felicidad o insatisfacción será un momento de la vida subjetivo que solo uno tendrá la responsabilidad de elegirlo.
No es lo mismo mirar los acontecimientos desde la tribuna de un campo de juego que estar parado en el mismo y ser parte de las alternativas del juego.
Mi reflexión final de este posteo es que jamás es buena idea quedarse sin movimiento desde el campo de acción que sea de tu agrado o estado de felicidad. La persecución de un propósito es el destino final más allá de los resultados intermedios que tu eje de tiempo personal te marque en el día a día.
Y vuelvo a remitirme a mi segundo párrafo sobre los patrones de comportamiento; sobre ellos puedes elegir repetirlos automáticamente o abrirte paso día tras día para probar actividades nuevas hasta hallar la que mejor te ayude a vislumbrar el mejor propósito posible para ti y la comunidad que te rodea. En eso la educación financiera es algo así como parte de mi ser y trato de trasladar positivamente sus herramientas en el campo de las emociones.
Hasta la próxima estimados lectores.