El cambio: cómo entenderlo y afrontarlo
Rubén Ordoñez, Dr. en Ciencias Económicas de la UBA, dice: “Ya nadie busca estabilidad. Y quién la busca, hoy, se estanca”. Vivimos en un mundo que es totalmente dinámico.
El cambio es el signo distintivo de la vida actual. Ya sea en lo personal como en una organización simple (familia, pareja, amigos, etc.) o compleja (relacionada con la educación, lo laboral, etc.). El cambio llega con distintas intensidades y trastoca sentidos, hábitos, valores.
El cambio puede ser esperable o inesperable. Por lo general tienen que ver con las llamadas “crisis evolutivas” y “crisis accidentales”, respectivamente.
Si bien no podemos detener el cambio, al descubrir que algo está cambiando, tenemos posibilidad de tomar una decisión y entrar -o no- en acción. Por eso decimos que el COACHING trabaja con el ser humano en su desplazamiento dinámico y continuo (desde una perspectiva constructivista y sistémica).
Un cambio es algo que nos saca de la zona de confort y nos impulsa a un espacio de transición, donde ya no nos encontramos en la situación anterior, pero aún no se ha traspasado a la nueva por completo. Sentimos haber perdido la seguridad de lo conocido, aún sin poder disfrutar de los beneficios de lo nuevo. Es como atravesar en una especie de limbo, que puede resultar incómodo.
A esta transición me encanta compararla con una habilidad sensorio-motriz, “esa fracción de segundos en la que das un paso adelante”, donde tienes que hacer un acto de fe sin saber si vas a tener -o no- un “aterrizaje suave”.
Existe un estado de insatisfacción, ese reto es el punto de partida que nos invita a tomar la decisión de realizar un cambio, para lo cual necesitamos -si o si- la determinación de llevarlo a cabo, y para ello se necesita del deseo, del compromiso, de la disposición para la acción.
A modo de ejemplo, la mayoría deseamos ser más felices, aunque aún no tengamos en claro qué es lo que se quiere en lugar de lo que tenemos. Sócrates manifestó “que el secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo”.
Cuando un cambio ocurre en nuestra vida, la emoción aparece como respuesta a estímulos que alteran nuestra conducta habitual. Nos mueve a hacer cosas. El modo en que interpretas lo que te está pasando influye de manera directa en cómo te sentís.
Humberto Maturana dice. “No existe en nuestra vida un momento de neutralidad emocional. La cuestión es determinar la forma en que tales emociones impactan en nuestro comportamiento”.
Las emociones son transitorias. Podés permitir que te atraviesen y usarlas para evolucionar o simplemente dejar que se disuelvan. No existen emociones buenas o malas. Si hay, algunas más lindas y otras más feas. Las lindas o positivas nos proporcionan bienestar; y las feas o negativas, son también buenas ya que nos movilizan para alejarnos de un potencial peligro o nos impulsa a cambiar las situaciones.
Estanislao Bachrach dice: “Lo bueno no siempre es lindo, y lo malo no es siempre feo”.
Creo que cuando se trata de lo que sentís no puede haber “deberías“ o “no deberías”. Lo que sentís es parte de lo que sos y muchas veces está más allá de tu control.
Una de las primeras emociones que aparece ante un cambio es el MIEDO, que -como lo define Norberto Levy- “es una valiosa señal que indica la desproporción que existe entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con los que contamos para resolverla”.
El miedo es una sensación de angustia que se produce ante la percepción de una amenaza, que tal vez te paralice o imposibilite reaccionar; lo que va a generar la aparición de otras emociones: frustración, vergüenza, humillación, rabia, impotencia, insatisfacción, etc., por tener miedo.
Tus acciones y comportamientos son la consecuencia directa de cómo te sentís y, por ende, de tus emociones. La inteligencia emocional, como herramienta, es el conjunto de habilidades, de tipo personal y social, en las que las propias emociones, su conocimiento y gestión tienen un papel primordial.
Victor Frankl decía: “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.
¿Motivación o disciplina?
¿Qué es más importante para completar mi cambio y lograr mis objetivos? ¿La motivación o la disciplina?
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La motivación es aquello que impulsa a una persona a adoptar una cierta conducta en pos de un objetivo. Es como “el motor”, es la energía psíquica que nos empuja a emprender o sostener una acción o una conducta. Implica un aspecto emocional, que es las ganas de hacer algo que te propongas, por lo tanto es un efecto temporal.
La disciplina, sin embargo, es un conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conduce a cierto resultado, es decir que hablamos de razones, sin importar si tenemos ganas de hacer algo que vamos a hacer. Es una habilidad para seguir avanzando, inclusive cuando la motivación no está.
Personalmente pienso que para lograr mis objetivos son necesarios las dos. Pero ésta es mi opinión… ¿Vos qué pensás? 🤔 ¿Cuál preferís: motivación o disciplina? Dejo abierto el debate 😉
OBJETIVOS
Muchos de nosotros disponemos del conocimiento intelectual de nuestra situación actual.
Todos obtenemos algún resultado en nuestro diario vivir. Pero muchas veces lo que hacemos a diario no nos basta y, deseamos algo más… Se necesita de algo fundamental, que es querer que las cosas cambien y hacer que las cosas sucedan.
Para ello se necesita saber CÓMO hacer los cambios (a veces no se logran por hábitos o creencias que nos impiden avanzar). Entonces, es necesario dar un paso más: PONERSE EN ACCIÓN. Sin la acción, todo lo anterior no es más que un potencial que no nos permite salir de nuestra zona de confort.
Todo ello se traduce en tareas, en objetivos, que deben ser precisos y específicos, orientadas siempre a la acción -implica hacer algo-. Es importante que a la hora de plantearte un OBJETIVO o una meta en tu vida personal, en tu estudio o en tu trabajo tengas en cuenta que cada objetivo debe ser:
👉 ESPECÍFICO (Specific): ¿QUÉ? ¿Qué quiero alcanzar?
👉 MEDIBLE (Measurble): ¿CUÁNTO? ¿Cómo sabré que lo estoy logrando?
👉 ALCANZABLE (Attainable): ¿CÓMO? ¿Es posible? ¿Cuento con los recursos? ¿Qué necesito?
👉 RELEVANTE (Relevant) : ¿PARA QUÉ? ¿Para qué es importante? ¿Qué traerá a mi vida?
👉 TIEMPO (Temporary): ¿CUÁNDO? ¿Cuándo lo haré? ¿Qué plazo me pongo?
¿Estás conforme con los resultados que tienes en tu vida? ¿Hay algo que quieras cambiar?
¿Has pensado que te lo impide? ¿Qué te falta para lograr ese cambio tan anhelado?
De estos temas estuvimos conversando en el taller on-line del 9 de febrero pasado, y ahora nos preparamos para hacer la segunda parte, con una práctica grupal. Será totalmente gratuito, como el primero, y si te interesa sumarte, sólo tienes que avisarme y te envío la invitación personalmente.
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