El cambio en las comunicaciones: la consecuencia de un mundo tecnológico

Por: Daniel Restrepo - Consultor Senior

Lo que no se comunica no existe. Este es un principio que todo empresario tiene que considerar a la hora de diseñar una estrategia de comunicaciones para su organización. Esto permite construir una reputación y almacenarla como si fuese una cuenta de ahorros. Si adoptamos ese pensamiento y lo llevamos a la práctica, lo más seguro es que tengamos un buen capital reputacional ante la opinión pública para afrontar una eventual crisis, que sin duda es uno de los escenarios más temidos en esta nueva era de la información.

Las dinámicas actuales nos han enseñado que los procesos de comunicación cada día son más complejos por el tipo de formatos y medios que se consumen, así como la  inmediatez. Estas variables hacen que ahora sea más esencial que nunca una planeación estratégica que logre transmitir el sentimiento deseado y que se traduzca en una oportunidad para conectar con las audiencias, que reclaman cada vez más por empresas cercanas, propositivas y participativas en la transformación de su entorno. 

El cambio que hoy vemos en los procesos de comunicación corporativa comenzó a darse en los años noventa, cuando los desarrollos tecnológicos acortaron las distancias y transformaron la manera en que la ciudadanía se conectaba con las marcas. Como bien lo identificó el sociólogo Manuel Castells, se dio un cambio de paradigma, en el que la información y la comunicación dejaron de ubicarse en un plano vertical, y los poderosos que ahora dirigen las masas reposicionaron la comunicación en un plano horizontal, conectado a mayor profundidad con las audiencias y democratizando la información. 

Es así como de la mano de las nuevas tecnologías, se ha iniciado lo que el mismo Castells denomina como la autocomunicación de masas, en la que los formatos cada día son más amplios y no tienen límites ni fronteras. Plataformas como YouTube, Instagram o Tiktok, hoy conectan a millones de personas en diferentes partes del mundo, con formatos innovadores y llamativos que construyen las llamadas audiencias globales.

Esos cambios que ha vivido la comunicación también nos han servido para entender los procesos de comunicación como algo integral en lo que participan todos los eslabones de la cadena, pues, dentro de una compañía todos los colaboradores son voceros potenciales y para eso deben entonar la misma “canción”, estar alineados, sentirse identificados con la marca que representan y de esta manera, convertirse en sus embajadores. 

Si bien esta nueva manera de comunicar puede ser un reto, también es una oportunidad para que las empresas puedan generar una relación más estrecha con la opinión pública, sin depender exclusivamente de los formatos tradicionales.