El camino de la mujer empoderada O3

Después de dos décadas a cargo de procesos comerciales de tecnología, empecé un nuevo camino en el mundo de las energías renovables y la movilidad eléctrica. Al principio, como toda compañía, empecé a pensar en un producto y como lograr llegar a comunidades que lo necesitaran. Me emocionaba la idea de abrir nuevos mercados con productos que aportaban al medio ambiente. Buscar esas necesidades y problemas que nos conectarían con clientes. Sin embargo, en el fondo de mi ser, sentía que mi camino era mucho más amplio. Mi camino no se limitaba a hacer crecer una compañía a base de productos y servicios. No, mis partes internas me invitaban a un propósito superior. En el fondo sentía que mi aprendizaje de empresaria en el mundo tecnológico no era para seguir haciendo lo mismo. Mis días y horas me pedían a gritos que empezara a generar grandes cambios. Había empezado a entender que pequeñas acciones lograban formar un gran cambio. Estaba llamada a ser un agente de cambio. No podía centrarme solo en resultados. Ya había recorrido el camino del poder enfocándome en resultados de ventas y estaba buscando conectarme con el camino de la asociación. Mi ego y mis fuentes confiables querían estar hablando un mismo idioma.  Un día nació una iniciativa: lograr crear una comunidad de mujeres que lograran emprender a través de productos que aportaran al medio ambiente. Empecé a soñar como mis productos podrían llegar a ser un medio para crear una comunidad de emprendedoras. ¿Habría servido todo mi relacionamiento, todo mi estudio, todo mi aprendizaje para alcanzar este gran reto?. Como todos los sueños grandes se comparten, empecé a trabajar con mi equipo en este sueño. Un día cualquiera le pregunte a mi director de movilidad eléctrica como lograrlo. Empecé a imaginar ecosistemas de mujeres triunfando con productos sostenibles. Y la idea se hizo realidad.

Estábamos viviendo una situación sin precedentes. Parte del mundo se había parado. Todos hablaban del nuevo virus que nos rodeaba. Cómo ese virus minúsculo estaba cambiando nuestras realidades. Temíamos relacionarnos con otros. Nuestros saludos habían cambiado. Ahora todo era virtual. La transformación digital se estaba acelerando y ya no había forma de volver a la normalidad. Estábamos en una nueva normalidad. En ese momento creímos que era el momento más indicado para reinventarnos. Así que convocamos a un equipo de mujeres que empezó un proceso de aprendizaje y reconocimiento de su potencial para convertirse en grandes empresarias. Después de algunos años se que este sueño se logró hacer realidad. Lo veo desde el presente, y declaro que así será. Después de cuatro semanas de un gran trabajo en equipo puedo concluir que los cimientos están firmes y que el poder es indescriptible. El camino de la mujer empoderada está comenzando y será grandioso.