El camino en busca del futuro

El camino que tenemos que recorrer en la vida no está escrito.

Es cierto que viene determinado por múltiples factores. Principalmente por el entorno socioeconómico en el que nacemos y por las capacidades con las que contamos. Pero, a partir de ahí, es nuestra responsabilidad construir nuestro futuro. Y esa responsabilidad es intransferible.

Una gran parte de nosotros empezamos protegidos y amparados por nuestras familias. Después nos intentamos liberar de esa protección con más o menos éxito y, tras ello, muchos de nosotros nos unimos a otros y otras viajantes de la vida. Algunos tenemos hijos. Y, a partir de ahí, comienza un camino de retorno a la individualidad que se disfruta más o menos dependiendo de lo construido.

Pues bien, nuestro papel y nuestro cometido e siempre construir para nosotros y facilitar para el resto.

Es importante que sepamos que, sin tener, no se puede dar. Que, sin fundamentos, no se puede enseñar. Y que sin reconocer que cada uno de los seres con los que convivimos son únicos y libres para decidir su existencia, no podemos ayudar a nadie.

Facilitar el aprendizaje de eso, de uno mismo, y ser capaces de dejar los espacios de libertad al prójimo para que se vayan construyendo es nuestro cometido en la vida.

La injerencia, la intromisión, y el condicionamiento son perjudiciales. La ayuda, el soporte, la comprensión y el acompañamiento son imprescindibles.

La fuerza está dentro de cada uno de nosotros. Sólo hay que descubrirla. Cada uno tiene sus capacidades. Unos tardan más en encontrarla y otros lo aprenden pronto. Algunos la buscan toda la vida, y ese camino también es fructífero. Y otros no la encuentran nunca.

Pero, a pesar de todo, merece la pena ponerse a ello.

Al final, cada uno tiene que hacer un balance consciente de su realidad. Ser capaz de conocerse y explicitar la realidad de uno tal y como es, es de las cosas más difíciles que tiene la existencia. Reconocerse, con los defectos, sobre todo, en un entorno tremendamente hostil, es siempre positivo. Conocer el lugar que cada uno ocupa en su contexto es uno de los mayores logros del desarrollo de la personalidad individual.

Por todo ello, porque el recorrido te enseña más que cualquier otra cosa en la vida, reconozco el increíble valor que tienen las personas que buscan y buscan su sitio, su senda, su vida, y se lanzan a emprender sin miedo. Y se levantan cada vez que la vida les da un revés. Y que vuelven a buscar.

El emprendimiento, sobre todo, el empresarial, es una odisea en un contexto social que premia la seguridad y el ocio. Pero, sin duda, es una de las aventuras más fascinantes y determinantes para construir a personas. Personas que sean capaces de ver con claridad la realidad y enfrentarse a ella. E intentar aportar para hacerla mejor.

El futuro es el de las personas libres, de las personas que son capaces de analizarse sin prejuicios y sin complejos. Y de enfrentar la realidad, de ser autocríticos y de mejorar, y de reinventarse. De construir su propio camino y no recorrer el camino de los demás. No todos somos conscientes siempre de eso.

La reinvención sólo es posible si hay una base sólida que lo permita. Una base de valores, de historia, de trabajo y de análisis. Un fundamento al que se pueda recurrir cuando las cosas vayan mal y que se pueda poder en valor cuando la vida te premie.

Enfrentarse a uno mismo siempre deja cicatrices y aprendizajes.

El futuro es de los valientes. El futuro es de los que se lo construyen.

El futuro es tuyo.

Muy orgulloso.

Gracias por enseñarme tanto.

Hijo.