Si en el ámbito empresarial, un Director General en el caso de que sea un inepto, incumple sus promesas, es un mentiroso compulsivo y sólo ha velado por sus intereses y por los de su grupo de amig@s, despreocupándose por los intereses de la empresa, de los accionistas y de l@s trabajadores/as; veríamos obvio que le pusieran de patitas en la calle. Y si hay que seguir pagándole hasta que se cumplan los años del contrato, pues se hace, cualquier cosa con tal de que no siga perjudicando a la empresa. Me parece que estamos todos de acuerdo, ¿verdad?. Y ¿por qué no lo hacemos con los políticos a los que votamos y entregamos nuestras vidas? ¿No son los mismos casos de ineptitud y falta de honradez?. Si bien podremos expulsarles democráticamente del poder en las próximas elecciones, pero ¿no será demasiado tarde?, ¿no habrán causado un daño irreparable al país?
En esta entrada quiero compartir un pequeño fragmento del libro del El dominio mental de Pedro Baños, coronel del Ejército de Tierra y diplomado de Estado Mayor.
Pedro Baños aborda en El dominio mental un perturbador porvenir —que, en muchos sentidos, ya es plenamente actual— desde múltiples perspectivas: la manipulación cultural y psicológica, la (de)formación de las voluntades personales, el control de la información y también las posibilidades que se abren con la evolución de las neurotecnologías o la inteligencia artificial en todos los campos, incluido el militar.
Un libro que os aconsejo leer, del cual estoy “disfrutando” mucho y pongo disfrutando entre comillas pues con el estoy descubriendo cosas que me inquietan, pero como el propio autor comenta, este libro se trata, «de abrir los ojos para estar alerta. Solo si conocemos en qué consiste y cómo se consigue esta forma perfecta de dominación mental, tendremos la posibilidad de ofrecer cierta resistencia a ella y preservar nuestras libertades».
En esta entrada comparto un sub-apartado del capítulo Psicogobierno, en concreto, la página 236, nos habla de la resignación absoluta que hemos alcanzado las sociedades modernas, a las que nos han hecho llegar mediante la aplicación de constantes técnicas de control mental y nos propone un sencillo ejercicio de ejemplo, con el caso del director general. Copio textualmente de su libro:
“Supongamos que somos miembros del consejo de administración de una gran empresa y debemos elegir a un nuevo director general, al que daremos plenos poderes para impulsar el negocio. Tras un completo y exhaustivo proceso de selección, elegimos at que parece el mejor candidato, que firma un contrato blindado por cuatro años.
Un tiempo después, descubrimos que buena parte de su curriculum era falso. Pero el gran problema es que no está desarrollando el programa que nos había prometido. La excusa, tan sencilla como torpe, es que, cuando lo elaboró, no conocía bien la realidad a la que se iba a enfrentar y por tanto, se había visto imposibilitado para implementarlo.
Ahí no acaba el desastre. En acusado incumplimiento de promesas de regeneración, incluso moral, de la forma de ejercer u dirección en la empresa, se había mostrado como un mentiroso compulsivo y descarado. Por la mañana decía una cosa que el mismo contradecía por la tarde, dando sucesivas y opuestas versiones de hechos relevantes. Además, se descubre que se había dejado corromper por algunos proveedores que inflan las factura hacían llegar parte de esos beneficios extras.
En definitiva, este desvergonzado se había dedicado más a pensar en su propio beneficio que a velar por los intereses de la empresa, los accionistas y los trabajadores De los que no se había olvidado era de los amigos que había exigido tener como equipo director algunos de los cuales ya habían levantado sospechas des de el principio por su ineptitud,
Ante esta situación, qué debemos hacer? Pues si, sin la menor duda, ponerlo de patitas en la calle, Y además darlo a cono ver públicamente para que nunca más pueda tener un puesto de responsabilidad, ni privado ni público, dada su incompetencia y deshonestidad. Que hay que seguir pagándole y manteniéndole los privilegios acordados hasta que cumpla los años estipulados contractualmente? Pues se hace cualquier cosa con tal de siga perjudicando a la empresa. Eso si, sin perjuicio de exigirle las responsabilidades civiles e incluso penales a las que haya lugar. Me parece que estaremos todos de acuerdo, verdad
Si es así, ¿por qué no hacemos lo mismo con los políticos a los que votamos y entregamos nuestras vidas y haciendas? No son los mismos casos de ineptitud y falta de honradez? No nos mienten de forma sistemática, casi riéndose de nosotros en nuestra cara? Si, de acuerdo, ya tendremos ocasión de expulsarlos democrática mente del poder en las siguientes elecciones, pero no sera demasiado tarde, no habrán causado un daño irreparable al país?
Y lo que quizá sea peor, pueden emplear los poderosos mecanismos del Estado, además del control prácticamente absoluto de los principales medios de comunicación escritos y sobre todo audio visuales, para perpetuarse en el poder, empleando prácticas de entretenimiento, sugestión, persuasión y, llegado el caso, fuerza. Cuando se está en el Gobierno, la fuerza es mucha. Pensemos en lo que significa poder controlar los servicios de inteligencia y las fuerzas policiales. Y, aunque sea indirectamente, también los instrumentos judiciales, a esa Justicia de la que nos dicen que debe ser un poder independiente, imparcial e igual para todos, pero que los hechos diarios se empeñan en desmentir a consecuencia, en cierta medida de los trapicheos políticos.
En esta situación estamos. De brazos caídos, creyendo en una impotencia que nos han impuesto, frustrados pero hipnotizados. En definitiva, ¡resignados!
Asesor técnico de Residuos Municipales en COGERSA
4 añosEn la empresa, la mentira, la deslealtad y sobre todo, la incompetencia, tiene las patas cortas. En la politica española, a veces parece que es justo lo contrario. Y lo peor de todo es que pase lo que pase, digan o hagan lo que hagan, siguen teniendo hordas de fanáticos seguidores.