El chisme en las organizaciones

El chisme en las organizaciones

El chisme en el lugar de trabajo es tan común que parece inofensivo y hasta gracioso para algunos, pero su impacto es corrosivo. Según un estudio de Fierce, Inc., el 63% de los empleados ha presenciado o participado en chismes laborales y solo hacen silencio o se sonríen. Lo irónico es que, aunque la mayoría lamenta cómo esto deteriora la confianza, el chisme sigue siendo una herramienta utilizada por algunos, incluidos líderes que, sin darse cuenta, lo alientan. Y lo más alarmante es cuando los propios líderes utilizan el chisme como una estrategia para manipular a su equipo.

 La comunicación asertiva está diseñada para fomentar un ambiente de respeto mutuo y honestidad. El chisme, en cambio, socava esa base al promover rumores y especulaciones que destruyen la confianza. En lugar de hablar directamente con los involucrados, el chisme permite que las conversaciones detrás de escena dominen el flujo de información, lo que resulta en confusión, tensión y desconfianza. Por ejemplo, en un equipo donde surgen rumores sobre posibles cambios en la empresa, en lugar de que los colaboradores se acerquen a los líderes para pedir claridad, los rumores se propagan, generando incertidumbre y ansiedad. Y lo peor es que, a menudo, nadie sabe de dónde provino la información incorrecta.

 Cómo afecta las relaciones laborales

 El chisme es como un veneno que genera dudas sobre la lealtad y las intenciones de los demás, y convierte las interacciones cotidianas en un campo minado emocional. Las personas comienzan a guardar información por miedo a que sus palabras sean distorsionadas o malinterpretadas. Según una encuesta de CareerBuilder, el 24% de los empleados que han sido víctimas de chismes consideran dejar su trabajo. Esto muestra el daño que el chisme puede causar, afectando tanto la retención de talento como la cohesión del equipo.

Lo más preocupante es cuando los líderes no solo permiten el chisme, sino que lo utilizan activamente como una herramienta para dividir a los miembros de su equipo. Estos líderes fomentan el chisme entre colaboradores con el objetivo de manipular la dinámica del grupo, sembrando discordia y enfrentando a unos contra otros. Este comportamiento es altamente tóxico y genera un ambiente laboral disfuncional. Un líder que actúa de esta manera a menudo busca mantener el control al generar rivalidades internas, lo que hace que los colaboradores pierdan de vista los objetivos comunes y se centren en competir entre sí. Utilizan rumores para erosionar la confianza entre los compañeros, promoviendo la sensación de que algunos colaboradores tienen acceso a información privilegiada, mientras que otros quedan en la oscuridad.

Esta manipulación crea facciones dentro del equipo y convierte el entorno de trabajo en un campo de batalla, donde las relaciones están plagadas de desconfianza y rivalidad. Este tipo de liderazgo es no solo destructivo para la organización, sino también insostenible. La división entre colaboradores acaba por dañar las relaciones interpersonales, y la reputación del líder, ya que eventualmente los colaboradores reconocen su táctica y se vuelven reactivos a su autoridad. En otras palabras, le pierden el respeto.

Integridad: No entrar en el juego del chisme

La integridad es clave para combatir el ciclo destructivo del chisme, tanto a nivel de colaboradores como de líderes. Los líderes que promueven un entorno de transparencia y respeto son aquellos que construyen equipos sólidos y cohesivos. Evitar caer en el juego del chisme no solo implica rechazar rumores, sino también establecer y modelar un estándar de comportamiento basado en la honestidad y el respeto. Ser íntegro significa negarse a manipular o ser manipulado por el chisme. Los colaboradores que valoran la integridad pueden ayudar a frenar la propagación de rumores manteniendo conversaciones directas y promoviendo la comunicación abierta. A largo plazo, la integridad ayuda a construir una cultura organizacional donde el respeto mutuo es el pilar principal y donde los chismes tienen poco espacio para proliferar.

Si te enfrentas a un compañero que está fomentando un chisme, es importante actuar de manera asertiva y mantener la calma. Aquí 3 estrategias que pueden apoyarte:

1.     Desvía la conversación: Si te invitan a participar en un rumor, cambia el tema de manera educada, pero firme. Por ejemplo, puedes decir: "No creo que sea productivo hablar de eso. ¿Podemos centrarnos en cómo podemos mejorar esta situación?" o “No me gusta que conversemos de ella/el que no están presentes ahora”.

2.     No alimentes el chisme: Evita la tentación de añadir tus propios comentarios o hacer preguntas que prolonguen la conversación. Mantén una postura neutral y no muestres interés en continuar la charla. Si identificas que un compañero/a está participando en chismes, abórdalo de manera oportuna y privada. Un ejemplo de feedback podría ser: "He notado que has compartido información que puede generar confusión. Te sugiero que hables directamente con ella/el para aclarar cualquier malentendido". Enfocar el feedback en la solución ayuda a evitar la confrontación.

3.     Promueve la comunicación directa: Si el chismoso comparte un rumor sobre un compañero, sugiere que aborden el tema con la persona involucrada. Por ejemplo: "Creo que sería mejor que hablaras directamente con el/ella para aclarar esto". En lugar de permitir que las dudas y preocupaciones se conviertan en rumores, es importante fomentar un ambiente donde los colaboradores se sientan cómodos expresando sus inquietudes directamente. Reuniones regulares de feedback y espacios para discusiones abiertas ayudan a canalizar preocupaciones de manera constructiva.

Es difícil no caer en el juego del chisme, hasta culturalmente es cómodo en algunos de nuestros países participar, así que hay que estar alerta. El chisme no es una simple distracción en el lugar de trabajo; es un veneno que corroe la comunicación asertiva, daña las relaciones laborales y afecta la productividad. Cuando los líderes lo fomentan, ya sea indirectamente al aceptar rumores como "información en paralelo" o activamente utilizando el chisme para dividir a los colaboradores, los efectos son devastadores. La integridad, tanto de los líderes como de los colaboradores, es crucial para evitar caer en este ciclo destructivo. Al cortar de raíz la cultura del chisme, se pueden construir equipos más fuertes y colaboradores más comprometidos.

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Twitter: @jgiraudh

www.jacquesgiraud.com

 

*Jacques Giraud es ingeniero, especialista en desarrollo organizacional, master coach y mentor, con más de 27 años de experiencia y más de 400 seminarios impartidos como facilitador de Insight Seminars en más de 15 países. Autor del libro “Super Resiliente”.

 

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