El Concierto en Colonia
El futuro es un concepto caprichoso
Cuando el virtuoso pianista Keith Jarrett subió al escenario y se sentó frente a un destartalado piano Bösendorfer, el único disponible en la Ópera de Köln (Colonia, Alemania) durante la noche del 24 de enero de 1975, no sabía que en el transcurso de la hora siguiente se convertiría en un intérprete legendario y que la música que improvisaría en esa hora se convertiría en una de las grabaciones esenciales de la historia de la música.
Nadie familiarizado con la singular cadena de eventos desafortunados que habían tenido lugar previamente podría haber imaginado el resultado final, pero en la vida real a veces la marea del destino puede cambiar bruscamente en cualquier momento.
¿quién es Keith Jarrett?
En ese momento, Keith Jarrett era una prometedora estrella del jazz en ascenso. A los 30 años, y en el punto óptimo de sus habilidades, había firmado con el sello discográfico ECM, y su conversión en un músico famoso parecía ser simplemente un asunto de esperar un poco de tiempo.
Keith Jarrett nació en 1945, de padre alemán y madre eslovena, ambos habían emigrado a los Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial. Compartían el gusto por la música por lo que su hijo estuvo expuesto a ella desde sus primeros años.
Jarrett aprendió a tocar el piano cuando tenía tres años, apareció en un programa de televisión de búsqueda de talentos cuando tenía cinco años y presentó su primer concierto formal de piano cuando cumplió siete. En ese concierto, interpretó obras de compositores clásicos tales como Bach, Mozart y Beethoven y como una muestra de su futura vida y personalidad, terminó interpretando dos de sus propias composiciones. Parecía ser un hecho asegurado que se convertiría en un talentoso pianista clásico.
De Boston a Nueva York, o de la música clásica al jazz
Pero cuando asistió a la escuela secundaria Emaús, ubicada cerca de su ciudad natal, Allentown, en Pensilvania, Jarrett descubrió el jazz y el camino de su vida musical cambió para siempre. Aprovechó el hecho de tener un oído perfecto y un inmenso talento musical para convertirse rápidamente en un competente pianista de jazz.
Su fascinación por el jazz hizo que rechazara una invitación para estudiar composición clásica con la famosa profesora de música Nadia Boulanger, que había instruido a algunos de los músicos y compositores más notables del siglo XX. En su lugar, asistió al Berklee College of Music, tocando el piano en el circuito de bares y clubes de Boston para ganarse la vida.
Los años sesenta fueron una era dedicada a vivir nuevas experiencias
En 1964 se mudó a la ciudad de Nueva York y comenzó a tocar en la vibrante y exigente comunidad de jazz de Greenwich Village de principios de los sesenta. Es difícil para nosotros imaginar el ambiente del jazz durante esos años, cuando el rock and roll parecía una efímera moda adolescente mientras que la población de adultos jóvenes y educados de los EE. UU. estaba más interesada en el jazz y la música clásica. Era la época en la que Leonard Bernstein alcanzaba su máxima notoriedad y los musicales vanguardistas de Bob Fosse eran el evento más cool posible.
Jarrett empezó a tocar con el legendario baterista Art Blakey, quien había trabajado con leyendas de la era bop como Thelonious Monk, Charlie Parker y Dizzy Gillespie. Fue descubierto por el notable baterista Jack DeJohnette, quien lo recomendó al líder de su banda, Charles Lloyd. Lloyd lo contrató después del primer ensayo.
El cuarteto de Charles Lloyd
El Cuarteto de Charles Lloyd era conocido por su enfoque libre e improvisado hacia la música, así como por la influencia de las bandas emergentes de rock psicodélico de la Costa Oeste que incorporaba en sus presentaciones.
Este estilo musical permitió a Jarrett convertirse en un músico popular en el ambiente de fusión de jazz y rock de esos años y, después de que aparecieran algunas diferencias entre los miembros del Cuarteto de Charles Lloyd que forzaron su disolución, recibió una invitación de Miles Davis para tocar con su banda.
Entre Miles de estrellas
Jarrett participó en los álbumes "Bitches Brew Live" y "Miles Electric: A different kind of blue", dos de los discos de jazz más notables de la era eléctrica. El septeto de Miles Davis era un grupo de "quién es quién" del jazz contemporáneo: Davis tocó con Wayne Shorter, Chick Corea, John McLaughlin, Dave Holland, Lenny White y Jack DeJohnette. Ahora Jarrett tocaba rodeado de los más grandes músicos de jazz de esa generación.
Los Cuartetos
DeJohnette dejó el grupo de Miles Davis en 1971, Jarrett lo siguió poco después y comenzó a tocar con otros dos músicos como un trío de jazz clásico y como un cuarteto más tarde, el que con el tiempo se conoció como el "Cuarteto Americano". Después de una gira por Europa en 1972, se asoció con el saxofonista noruego Jan Garbarek, con quien formó el "Cuarteto Europeo" y comenzó a trabajar con el sello discográfico ECM Records. ECM era un sello que se preocupaba tanto por la calidad como por las ganancias, y ese enfoque fue clave para que Jarrett firmara un contrato con la compañía.
Solo piano
En 1973, Jarrett comenzó a salir de gira tocando conciertos de solo piano totalmente improvisados, que se hicieron muy populares entre los entusiastas del jazz, así como entre los conocedores de la música clásica.
Fue durante esta etapa de su carrera cuando fue contratado para actuar en la Ópera de Colonia en enero de 1975.
Jarrett era, y sigue siendo, un músico exigente y temperamental. Más de una vez ha abandonado el escenario cuando sintió que el público no era lo suficientemente receptivo a sus performances. No podía tolerar los aplausos en medio de sus improvisaciones, y ningún fan de Jarrett se atrevería a asistir a un concierto suyo si tenía la más leve tos.
Una desafortunada secuencia de acontecimientos
Jarrett había dado un concierto en la ciudad de Zúrich, Suiza unos días antes. En lugar de tomar un vuelo a Colonia, para el cual tenía los boletos de avión que había recibido de los organizadores del concierto de Colonia, decidió cambiarlos por dinero en efectivo y aceptó la propuesta de viajar en un viejo Renault 4, propiedad del productor de ECM Records, Manfred Eicher, quien supervisaba las grabaciones de los conciertos de la gira. Debido a este extenuante viaje por carretera, Jarrett necesitaba un poco de descanso. Además, había desarrollado un dolor agudo en la espalda. La combinación de ambos factores lo hacían comportarse de un modo extremadamente intolerante.
El Concierto de Colonia había sido organizado por una promotora de 18 años llamada Vera Brandes, siendo esta la primera vez que ella tenía que gestionar tal responsabilidad. El concierto estaba programado para comenzar a las 11:30 p.m., el único espacio horario que estaba disponible. El auditorio estaría completamente ocupado: las 1.400 localidades se habían agotado a las pocas horas de salir a la venta.
Jarrett había solicitado contar con un piano de cola para conciertos Bösendorfer especialmente afinado para su presentación y Vera Brandes había enviado este pedido a la Ópera, pero la solicitud se perdió. Por lo tanto, el único piano disponible era un pequeño y maltrecho modelo Bösendorfer de color blanco, el cual se usaba solamente para los ensayos de la orquesta estable de la Ópera de Colonia.
Jarrett inicialmente se negó a tocar, ya que ese piano no estaba afinado, tenía varios problemas mecánicos en los rangos superior e inferior además de contar con pedales defectuosos que funcionaban solo la mitad del tiempo. El afinador de Jarrett intentó desesperadamente solucionar al menos algunos de los problemas del instrumento, pero finalmente se dio por vencido a las 9:00 p.m.
Mientras tanto, Vera Brandes había llevado a Jarrett a cenar a un restaurante ubicado en el centro de la ciudad, solo para descubrir que su reserva no se había tomado a tiempo. Entonces, ella y Jarrett, cada vez más descontento, tuvieron que esperar dos horas para conseguir la siguiente mesa disponible.
Así, el pianista y la organizadora del concierto regresaron a la Ópera sin haber comido nada sustancioso. Jarrett finalmente aceptó tocar, solamente después de que Brandes se lo pidiera como un gesto misericordioso.
Finalmente, decide tocar
El concierto comenzó puntualmente a las 23:30. El público fue informado del comienzo del concierto por el sonido de las campanas del reloj mecánico del auditorio, el cual consistía en una secuencia de cinco notas: Sol, Re, Do, Sol y La.
Jarrett comenzó su actuación tocando las mismas cinco notas en el piano defectuoso. El público soltó una carcajada.
Y entonces sucedió algo mágico: mientras tocaba e improvisaba en el piano, Jarrett se concentró en explorar las posibilidades del maltrecho piano Bösendorfer y pudo descubrir qué teclas eran las que debían evitarse y comenzó a usar los poco confiables pedales como un instrumento de percusión. Había decidido aceptar el desafío: ya que este piano era el único que podía usar ese viernes por la noche, su intensión pasó a ser la de aprovechar al máximo los recursos que tenía a su disposición.
El Concierto de Colonia, parte I
El concierto de Colonia duró poco más de una hora. La primera pieza que improvisó Jarrett es una exploración de 26 minutos de lo que era posible hacer con el pequeño piano de juguete en sus manos.
Después de empezar con una suave melodía basada en la secuencia inicial de cinco notas que desarrolla como tema principal, la improvisación parece entrar a un intrincado laberinto musical y coquetea con el riesgo de perderse en el mismo, o de enfrentarse a un callejón sin salida a gran velocidad. Pero logra salir del atolladero para seguir con entusiasmo y, en los últimos 5 minutos de la famosa Parte I del concierto, regresa con una variante del tema inicial y termina con una melodía luminosa, que provoca la sensación de volver a la luz del sol después de haber estado bajo tierra durante mucho tiempo.
Lo asombroso es el hecho de que, para cualquier pianista talentoso, es difícil tocar una versión transcrita de la música de Jarrett. Y si tenemos en cuenta que él fue capaz de tocar esa compleja composición y al mismo tiempo crearla dentro de su mente estamos frente a un acto de virtuosismo casi increíble.
Las 3 partes restantes del Concierto de Colonia son musicalmente tan elaboradas como la primera, pero menos dramáticas. Tal vez esto se deba a que en ese momento Jarrett sabía perfectamente lo que podía hacer y lo que estaba fuera de su alcance con el instrumento a su disposición. O tal vez simplemente se relajó y comenzó a disfrutar de la experiencia.
Efectos posteriores
Los entusiastas de la música jazz de todo el mundo afirman que el Concierto de Colonia es un logro monumental del espíritu humano, una prueba de que, cuando uno se enfrenta a una situación difícil, debe tratar de superarla con los medios que tenga a su disposición.
Con los años muchos músicos le pidieron a Jarrett que escribiera una transcripción de la música que creó esa noche, pero él se resistió a esas solicitudes, argumentando que esa música fue improvisada "en una noche determinada y debería irse tan rápido como había venido".
Eventualmente, Jarrett accedió a publicar una transcripción autorizada, la cual comienza con la recomendación de tomar esa transcripción solo como una guía y pedir a cada pianista que intente tocar la música que use la grabación como la guía definitiva.
¿Por qué debería importarme esto?
Seguramente, a esta altura es posible que se pregunte por qué hay tanto alboroto sobre la grabación de esta hora de piano improvisado.
Y como no soy músico, soy incapaz de traducir en palabras la belleza y el drama que transmite este álbum.
Pero si quiere intentar averiguarlo por su cuenta y sumergirse en los mismos espacios sonoros que una vez exploró un genio temperamental, solo debe buscar el Concierto en Colonia en cualquier plataforma de streaming y disfrutar de pasar por la experiencia de escuchar esta exquisita hora de creatividad sin igual.
Para su comodidad, incluyo un enlace al Concierto en Colonia de Keith Jarrett en Spotify. Sígalo y podrá escuchar la obra maestra de Jarrett en cualquier momento que disponga de una hora libre.
Mirko Torrez Contreras es un consultor y entrenador de Automatización de Procesos. Manifiesta una fascinación por la música desde que era un niño. Recuerda claramente un día en que su abuelo le hizo escuchar la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven cuando tenía entre 8 y 9 años. Y nunca olvidó las profundas emociones que sintió al escuchar la monumental obra maestra de Beethoven por primera vez.
Desde esa experiencia, siente una mezcla de admiración y envidia hacia los músicos, al no haber podido aprender a tocar un instrumento musical en su vida. Tal vez sea el momento de intentarlo una vez más.
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