El consumidor peruano 2023

Como decía Mercedes Sosa en su canción Todo cambia, “cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo…”, pero lo que no cambia en los últimos años, es la incertidumbre en la que ciudadanos y consumidores viven día a día. Primero por la crisis sanitaria, luego la crisis política-económica y hoy por la inflación. La falta de certeza de lo que se viene, modifica la filosofía de vida de las personas, que se adaptan a la situación variando muchas veces su comportamiento, hábitos, actitudes e incluso expectativas hacia el consumo de productos y servicios. A continuación, una descripción general del peruano que enfrenta este 2023 sin ver luz al final de túnel.

La necesidad de mantener el estilo de vida adquirido o la de simplemente subsistir determinó que un tercio de los peruanos contrajera alguna deuda durante el año pasado, compromiso que en la actualidad aún siguen honrando. Incluso, la situación determinó que buena parte del ahorro doméstico fuese destinado al pago de gastos del día a día y deudas. La mitad de los ahorristas recurrió a la totalidad de sus recursos; mientras la otra, a una buena parte. La expectativa de recuperar dichos ahorros es muy baja en ambos segmentos. Cabe destacar que además hay un grupo de personas que lograron hacer realidad sus planes y objetivos gracias a sus reservas o al financiamiento con algún crédito personal.

Los peruanos empiezan el año menos optimistas que en 2022 respecto al futuro del país y en especial sobre cuándo se acabarán estos tiempos de inflación. La gran mayoría sostiene que seguirán aumentando los precios; y cerca de la mitad, considera que esta situación se extenderá indefinidamente. Respecto al ingreso familiar mensual, las estimaciones sobre la base de la estadística oficial (ENAHO) reflejarían que se estaría recuperando el nivel de la prepandemia, aunque, con el alza en el costo de vida, el dinero no alcanzaría como antes. Como alternativas de solución, la población estaría barajando la posibilidad de iniciar un negocio propio o conseguir un trabajo adicional para complementar el ingreso del hogar.

Para una buena parte de los consumidores, este 2023 será más de gasto que de ahorro e inversión. Un expendio más obligado que voluntario, ya que los precios seguirán al alza y les harán gastar más. A lo que se le suma la mala situación económica y los bajos ingresos de la familia. Hay también quienes se orientarán al ahorro, es decir, gastar lo menos posible. Priorizará rubros y gastará en lo necesario. Además, postergará algunos planes para mejores tiempos. El estudio sobre este consumidor 2023 visibiliza un segmento de personas minoritario, pero positivos, que ven este año como un espacio de oportunidad para invertir. Seguros de que contrarrestarán la crisis, esperan mejorar sus ingresos, pagar sus cuentas y hacer buen uso de sus ahorros.

En términos de consumo, los clientes consideran que gastarán más en las compras de alimentos y bebidas para abastecer el hogar. Asimismo, en los pagos de servicios públicos y en las compras de productos de aseo personal como de limpieza del hogar. Esto no significa que los hogares comprarán mayor volumen, sino que pagarán mayores importes. Vale señalar que estos rubros conforman el paquete de gasto principal que sigue siendo el mismo desde el comienzo de la pandemia y perdura hasta el día de hoy. Otros rubros en los que se percibe que se gastará más por la coyuntura serán: educación, vestido y calzado, servicios de salud y servicios de telefonía, internet y cable.

En tiempos donde el ahorro en las compras es factor clave y determinante, la asociación de “mejores precios” con establecimientos como mercados y mayoristas toma mayor relevancia. La población manifiesta inclinarse por destinar un mayor presupuesto a las compras en el canal tradicional que en el moderno, principalmente en mercados y bodegas de barrio. Se reafirma la tendencia desde 2020 sobre este retorno o migración hacia el canal tradicional. Quizás no del todo, pero si para ciertas categorías. Si bien el canal moderno ha ido ganando terreno año a año, el canal tradicional sigue siendo el principal punto para las compras del hogar. El cliente valora de un establecimiento comercial su cercanía a casa, sus precios, promociones y variedad de productos. Asoman aspectos de servicio y experiencia como limpieza, orden y amabilidad.

El consumidor peruano es un buscador de precios y cazador de promociones. Ante un entorno económico desfavorable, la búsqueda de lugares más económicos, aprovechar las promociones y reducir/ajustar el presupuesto de algunos productos serían las principales acciones para amenguar el impacto negativo en el poder adquisitivo. Aspectos que gatillarían el reemplazo de marca serían el aumento de precio o que disminuya la calidad. Se valora aquellas marcas que premian a sus clientes con alguna promoción, sorteo, regalo o beneficio; y que siempre estén presentes en el punto de venta. Asimismo, que mantengan activa su comunicación en diferentes medios. Influyen positivamente aquellas marcas que apoyan causas referidas a la ecología y protección animal, entre otras.

Por último, se reafirman algunas tendencias de los últimos años: el hogar como punto de reunión. La mascota como parte de la familia. El sueño del negocio propio. La preferencia del contacto humano. La flexibilidad en todo sentido. La compra inteligente. La recompensa inmediata. La omnicanalidad y la digitalidad de actividades. En tiempos de incertidumbre se valora la luz al final de túnel, no perdamos de vista al consumidor 2023 que demanda de las marcas una compañía en su tránsito en momentos difíciles que ofrece espacios de oportunidad para la creatividad y la innovación. El año se presenta retador, para ser diferente, para dar un paso al frente, para ganar.