El Costo Hundido

¿Por qué durante la Segunda Guerra mundial el ministro de guerra japonés Hideki Tōjō demoró tanto en rendirse? El principal argumento era que ya habían muerto más de tres millones de japoneses; rendirse implicaba de algún modo que la pérdida de tantas vidas no habría significado nada, tenían que darle sentido al sacrificio que habían hecho. A la larga se demostró que fue una decisión errada, puesto que las muertes aumentaron aún más tras las dos bombas atómicas y si importaban tanto las vidas humanas, las de aquellos que aún estaban vivos debían importar más que la de los ya muertos… ¿o no?

Vamos ahora al mundo de las empresas. Cuando una compañía hace un proyecto, el objetivo último es que mediante una inversión se genere en el futuro cierta rentabilidad que pague con creces al monto invertido. ¿Qué pasa cuando se subestima la inversión inicial y esta aumenta considerablemente? Consideremos que en la mayoría de los proyectos la inversión es principalmente “irreversible”, no se puede deshacer, teniendo esto en cuenta y si la inversión sigue aumentando ¿podría el proyecto pasar a ser no rentable? Y si es así, ¿debería abandonar el proyecto y dejar de invertir en él?

Recordando la conclusión del caso japonés en la Segunda Guerra mundial, la respuesta correcta debería considerar no lo que ya perdí, sino más bien lo que podría ganar o perder en el futuro. Por ejemplo: si he invertido $ 1.000 en un proyecto, me falta por invertir otros $ 500 y el valor presente de los flujos futuros es de $ 700, debo sacar de la ecuación los $ 1.000 ya desembolsados y que no puedo recuperar aún si desisto del proyecto (inversión irreversible), siguiendo con las cuentas limpias: si invierto $ 500 para obtener $ 700 me quedaría con una rentabilidad de $ 200, lo cual aún parece un negocio aceptable.

De tener la información completa y exacta antes de hacer el proyecto, indudablemente nadie invertiría $ 1.500 para obtener solo $ 700, ni siquiera habría pensado llevar a cabo ese proyecto. He ahí la importancia de preparar adecuadamente la evaluación técnico-económica de cada proyecto. ¡Sea un buen general después de la batalla!