El curioso caso del cerebro que solo podía hacer una cosa a la vez
Hoy es viernes y, seguramente, Freud estará pensando en reeditar sus trabajos sobre la neurosis de angustia para dar explicación a todas las tareas que va a realizar este fin de semana.
Aunque parezca, causalmente, que el asunto hoy vuelve a ir de psicoanálisis, no te dejes engañar. Va de la importancia de reflexionar sobre la vuelta a la monotarea o, como decía mi abuela, “estar a lo que se está”.
Leía esta semana una entrevista a Tyler Haney, CEO de Outdoor Voices una empresa de ropa estadounidense fundada en 2013 cuyo foco de negocio es el diseño y venta de ropa deportiva que se encuentra en plena expansión. En ella afirmaba que nunca se cierra reuniones antes de las 9:30 am y que protege su tiempo por las mañanas para hacer ejercicio y su rutina matutina. Por resumir, lo que planteaba es que la vida del CEO varía enormemente de una semana a otra y busca refugio en un horario altamente estructurado para mantenerse organizada y enfocada.
En este mundo donde todo ocurre de una forma tan rápida y volátil, casi parece obligación ser capaces de atender a una llamada telefónica, a la misma vez que mantenemos una entrevista o una reunión y consultamos una serie de datos en la pantalla de nuestro ordenador, teléfono o tableta, haciendo uso de la infinidad de aplicaciones disponibles para gestionar nuestro tiempo y proyectos. Aunque no nos demos cuenta, nos estamos boicoteando a nosotros mismos.
Y es que nos han vendido muy bien los beneficios de la multitarea y hubo un tiempo en el que estuvo muy de moda – las empresas lo demandaban constantemente en sus empleados-. Sin embargo, aunque creamos lo contrario, hay determinadas limitaciones que debemos tener siempre en consideración. De la misma forma que no podemos hablar por el teléfono móvil y conducir simultáneamente, no podemos tratar de atender a múltiples tareas pretendiendo poner el foco en todas ellas de igual modo.
Aunque centrarse en una cosa a la vez no es fácil, dedicar nuestra atención solo a lo que tenemos delante, conduce a un mejor trabajo y mejores resultados. Tenemos más concentración en lo que hacemos y por lo tanto, más calidad. Más creatividad ya que estamos lo suficientemente atentos para atrapar las ideas fugaces que pasan por nuestra mente y darles forma. Más claridad en nuestros objetivos finales. Más consciencia en nuestra actividad, de tal manera que no actuamos como una cadena de montaje. Sabemos lo que hacemos, le damos un porqué y estamos enfocados en lo que hacemos y qué buscamos con ello. En definitiva, como plantea el Mindfulness estamos aquí y ahora.
Los estudios neurológicos han demostrado que el cerebro es capaz de desempeñar con atención una única tarea, es incapaz de focalizar de manera adecuada dos actividades. No es multitarea lo que realizamos: es cambio de tarea.
Practicar la monotarea no es una limitación cognitiva, es una habilidad importante que se puede entrenar, nuestra vida se volverá más efectiva pero sobretodo, conseguiremos disfrutar mucho más del día a día.
Quizá, entre otros beneficios, esta sea una de las razones del auge del Mindfulness: prestar atención plena al momento presente dista mucho de ser una tarea sencilla y el Mindfulness, es entre otras cosas, una técnica que desarrolla la atención y la capacidad de focalización. Así que más vale que nos enfoquemos porque cuando esto no ocurre… es tremendamente triste.