El día que FRIDA SOFIA no me dejó dormir.
Quisiera compartir esto con todos ustedes. A todos nos ha conmovido el terremoto ocurrido este 19 de septiembre 2017 en México, justo cuando se conmemoraba los 32 años del gran terremoto del 85.
Gracias a la velocidad que circulan las noticias por la redes sociales y los medios de comunicación, prácticamente todo el mundo ha podido vivir esta tragedia tan de cerca en tiempo real y casi de la mano de los mexicanos.
Cuando escuché del terremoto inmediatamente me puse en contacto con amigos que tienen familiares allá e intenté comunicarme con algunos conocidos en méxico.
El miércoles 20/09 (hace apenas solo 2 días) salí a trabajar y llevar el día “normal” o mejor dicho con la estresante cotidianidad aquí en Venezuela. Esta semana, aparte de la angustia por la cola de la gasolina, fallas con el carro, no conseguir repuestos, decidir que arreglar porque con lo caro no puedo comprar todos los repuestos que necesito, además, algunos problemas que arreglar en casa como un baño que se dañó, reparar el calentador del agua (que por lo bajones de luz presenta fallas), sufriendo para buscar el efectivo y poder pagarle al señor que hará los arreglos, en fin, un día “venezolano normal” y aunado a esto se sumaba a mis angustias cotidianas otra más, pero esta era extranjera y su nombre era “Frida Sofia”.
A pesar de todo y lo que tenía que hacer seguía muy de cerca lo que estaba pasando en México. Donde llegaba, si tenía la oportunidad buscaba el canal mexicano que transmitía sin parar minuto a minuto lo sucedido en el colegio Rébsamen donde varios niños habían sido rescatados vivos y otros lamentablemente habían fallecido, pero había una niña de nombre Frida Sofia que estaba allí, viva, esperando por un milagro. De inmediato la historia me atrapó, como estoy segura le sucedió a muchos de ustedes.
Estaba pendiente de todos los rescates y de corazón daba gracias a Dios por esas personas que sacaban con vida y pedía por los que todavía estaban bajo los escombros. Pero no dejaba de pensar en que iba a pasar con esa pequeñita que estaba allí, sola, sobreviviendo, que valiente era, pensaba
Ese miércoles 20 estuve todo el día siguiendo lo que pasaba en el colegio, casi podría narrarles de memoria todos los detalles de esa transmisión de televisión, estaba tan compenetrada que cada vez que levantaban los puños para señalar que no se debía oír ni una mosca, yo hacía silencio y casi le gritaba a los que estaban a mi alrededor que se callaran todos.
Ya en la noche, tarde muy tarde, les confieso no me quería ir a dormir, a pesar de lo cansada que estaba (por todo lo que había hecho en el día) pero quería ser testigo de cuando rescataran a Frida sofia, como tengo el sueño liviano y me levanto mucho en la noche, decidí dejar el televisor encendido (cosa que no recomiendan los médicos) pero ya en la madrugada, en vista que seguía la misma situación, ni modo, lo apagué.
Al día siguiente, mejor dicho a las pocas horas, al levantarme, inmediatamente prendí la tele, pero estaban pasando ya un programa de esos de variedades y hacían algunos pases a las zonas del desastre, pero NO DECIAN nada de Frida Sofia, por dios ¿Qué pasó en las pocas horas que dormí? ¿la rescataron? Pensé: siempre me pierdo los finales de las películas, pero esto era el colmo.
Corro a las redes sociales, twitter, instagram etc pero nada, no se decía nada, y lo poco que se decía era confuso, que si la habían rescatado, pero ¿por qué no habían videos de ese momento?, y otros decían que no, que Frida Sofia no existía, ¡no lo podía creer! en ese momento me detuve, respiré profundo y salí nuevamente a luchar mis batallas de vida, estaba trasnochada, cansada, definitivamente Frida Sofia no me dejó dormir, no sé si es que necesitaba apegarme a la idea de que algo muy bueno iba a pasar, tampoco no puedo juzgar lo que pasó allá, solo decido aprender de esto.
He estado pensando en todo lo que normalmente nos preguntamos cuando una situación de esa naturaleza sucede, ¿tenemos en orden nuestras prioridades? A veces nos preocupamos por lo que no tenemos cuando en realidad debemos ver, apreciar y agradecer por todo lo que tenemos.
Le pido a Dios por todas y cada una de las personas que están en méxico por las personas que fallecieron y sus familiares, porque todo el pueblo mejicano pueda con el tiempo superar esta terrible situación, pero sé que cada día esto los hará más fuertes, más organizados y como sabemos, de los peores situaciones surgen grandes aprendizajes.
¡La vida es un suspiro!
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