El día que se encontraron el amor y el trabajo.

El día que se encontraron el amor y el trabajo.



Seguramente leíste el título y te preguntaste ¿qué tiene que ver el amor y el trabajo? ¿Qué relación tendrán esos dos?

Voy a contarte una historia.

Emma conoció a su primer novio a los 29 años. Fue su primer amor. Cada vez que lo nombraba sus ojos brillaban y su risa le iluminaba el rostro. Sus amigas la veíamos pasar todas las tardes con él tomada de la mano.

Cada vez que nos juntábamos intentaba describirnos lo que sentía por él: nos contaba que cada vez que la abrazaba sentía que el mundo se detenía ahí y que era el lugar donde quería vivir siempre, en sus brazos. Ella era feliz.

No se puede vivir del amor.

Esta muchachita enamorada, no sólo vivía del amor, sino que también cumplía con sus responsabilidades laborales. Emma trabajaba en una oficina de logística importante. Cumplía con una tarea donde cualquier error podría significar una perdida para la empresa.

Ella estaba bien: su vida era equilibrada. Había encontrado disfrutar de su trabajo: era estable, sabia hacerlo y además tenía antigüedad. Todo eso la hacia sentir tranquila.

Cuando se detenía a mirar para los costados lo tenia todo: a su familia unida, a su buen novio y a las amigas que quería tener. Y como si eso fuera poco, había empezado a dar sus primeros pasos como profesional independiente.

Pero todo tiene un final, todo termina.

Sin embargo, un día llego la crisis en el amor. Como todo sabemos no todo es color de rosa: la vida tiene altibajos. Y aunque creemos que nunca nos va a pasar, finalmente nos pasa.

Fermín, su amor, había decidido terminar la relación. El mundo de colores de Emma se había convertido en gris oscuro.

Supimos de su sufrimiento cuando la volvimos a ver caminar, pero esta vez sola y llorando.

Cada vez que la visitábamos, ya había perdido la cuenta de la última vez que había probado bocado.

Sin embargo, ella volvía a trabajar todos los días, las 8 hs diarias.

Los días se apagaron.

Arrancaba su día, apagada, triste, con los ojos brillosos pero esta vez con tiñe de angustia y dolor. A veces la notábamos enojada con todo.

La verdad a nadie en el trabajo le importaba lo que le pasaba en su vida afuera de la oficina. Su única función era hacer bien su trabajo.

Esa ruptura le jugo en contra, de repente su mente se convirtió en un televisor blanco y negro y se apago, en su horario laboral. Ella se había apagado, y nadie lo sabia, en realidad a nadie le interesaba.

Ese día un error repercutió en su vida laboral.

Hoy Emma se queda con este aprendizaje de esa situación que sufrió tanto.

¿Qué son las emociones?

La palabra Emoción significa movimiento o impulso. Porque nos invita a actuar.

Viene de la raíz latina “Emovere”, formada por el verbo Movere que significa mover y el prefijo E que significa alejarse.

Esta respuesta de acción frente a los estímulos ya sea una persona, un objeto o un recuerdo, es lo que nos ha permitido a adaptarnos al medio y a llegar a nuestros días vivos.

Para ser estudiadas se han clasificado de varias maneras, lo más común es que podamos distinguirlas entre negativas y positivas.

Emociones Positivas y Negativas.

Las emociones negativas son aquellas que preparan al organismo para responder con acciones que nos lleven a alejarnos de algo y podemos identificarlas cuando nos producen una sensación de desagrado.

Las positivas preparan el organismo para dar respuestas de acción que nos acercan a algo y además nos producen sensaciones corporales agradables.

Las emociones negativas reducen el repertorio de pensamiento y acciones, mientras las positivas la amplían.

Las emociones básicas son el miedo, la sorpresa, el asco, la ira, la alegría y el enojo.

Es importante saber clasificarlas.

-Las positivas nos abren posibilidades porque amplían nuestra percepción.

-Las negativas nos cierran los ojos y que no podemos ver posibilidades, más allá de lo negativo que sentimos.

La Inteligencia Emocional.

Es la capacidad de reconocer los sentimientos propios y de los demás.

Se trata de conectar las emociones con uno mismo, de saber qué es lo que siento, qué causa lo que siento y en qué parte del cuerpo lo puedo conectar.

Emma concluyendo nos expuso su aprendizaje:

La próxima vez que se sienta triste o enojada, o la invada otra emoción negativa, va a buscar controlarla, identificando la emoción, qué lo causa, y dónde lo siente. Y sobre todo aceptarla, porque las emociones son necesarias, nos ayudan a crecer siempre, aunque nos hagan mal. Lo importante es sentirlas.

De esa manera sabia que cualquier relación de su vida, ya sea laboral o personal. Iba a cambiar siempre para mejorar su crecimiento personal y profesional.

Para reflexionar:

  • ¿Tuviste alguna situación emocional en otra área de tu vida que te haya afectado en el área laboral como a Emma?
  • ¿Qué aprendiste de ella?
  • ¿Pudiste usar la inteligencia emocional para cambiar tu emoción y/o aceptarla?

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