El derecho a fallar, la obligación de arriesgar

El derecho a fallar, la obligación de arriesgar

Una historia real para calentar motores  a 48 horas de la presentación a la prensa del nuevo y renovado informe Cotec. El manual de referencia para entender la innovación en España se reinventa, se transforma, evoluciona... Al ritmo que lo hace nuestra organización.  Y esto acaba de empezar...

Paloma pertenecía a uno de esos clanes burgueses que sostienen los periódicos de provincias a golpe de esquelas y anuncios de enlace. La joven, tras pasar sin brillo académico por los mejores colegios de la ciudad, había decidido no ir a la universidad en un arranque de rebeldía. A pesar del disgusto, o quizá como parte de un maquiavélico proceso de reeducación, su padre la había recomendado para uno de esos empleos en los que, como dice Pennac en una sus novelas, se cobra “demasiado para lo que trabajas y demasiado poco para lo que te aburres”. Así llegó Paloma a Madrid: Liberada de la atmósfera opresiva de su Vetusta natal, pero no por voluntad propia, sino como consecuencia de un inesperado enroque de un maestro de ajedrez entregado al cuidado de sus peones.

Me tropecé con Paloma en la escalera el primer día que llegó a la capital y, antes del viernes, ya nos habíamos tomado algunas cervezas juntos. Casi todas las mañanas nos cruzábamos de camino al metro. En aquella época yo rebosaba energía y entusiasmo -también era mi primera gran ciudad y mi primer trabajo - y no acabada de entender la actitud de mi nueva amiga. Día tras día Paloma se dejaba arrastrar por la rutina hacia su cómodo secuestro laboral, como si se tratase de lo que efectivamente acabó siendo, un castigo paterno. Al cabo de un tiempo, la situación llegó a indignarme: Acostumbrado a vivir en un país donde el trabajo es un premio más que  un derecho, cuesta entender a quién no lo valora como tal. Pero detrás de la actitud aparentemente frívola y desagradecida de Paloma acabé por descubrir a una persona inteligente e inquieta, cuyos valores no eran tan diferentes de los míos, a pesar de haber crecido en entornos muy distintos.

A diferencia de ella, yo procedo de una familia numerosa de clase media. Los cinco hermanos tuvimos la oportunidad de ir a la universidad gracias al sacrificio de nuestros padres. No estábamos obligados a triunfar, al menos no en sentido estricto, simplemente sabíamos que había que estudiar para trabajar y que determinadas actitudes para nosotros no eran una opción: “Ahora no me apetece”, “quiero irme fuera”, “necesito tiempo para decidir”. Por aquel tiempo, en casa de mi amiga, el clan al completo -que incluía tíos, primos y demás familia, todos de apellido compuesto, renombrado, lleno de preposiciones y conjunciones- se reunía en torno a la mesa para comparar los progresos de la prole, que avanzaba blandamente hacia un éxito asegurado.

Paloma era consciente de que debía a su familia todo lo que tenía. Sabía que su situación era privilegiada, había obtenido un empleo y la ansiada independencia económica  gracias a las influencias de su padre y  sin demostrar ningún mérito para ello. Pero su libertad era ahora  su condena y la comodidad de la situación –cobraba un buen salario por no hacer nada- la hacía muy infeliz. Yo, para entonces, ya había vencido mis prejuicios de clase y me apenaba verla siempre tan estresada y deprimida. Un día me animé a decirle algo que, según me contó más tarde, resultó decisivo para afrontar el cambio que necesitaba. Le dije algo así:

-Déjate de tonterías y no te avergüences de lo que eres ni de dónde vienes. Creo que nuestro deber moral es vivir de la mejor manera posible, de acuerdo con nuestros principios y valores, pero también sirviéndonos de los recursos que tenemos a nuestro alcance. Tienes la fortuna de poder fracasar varias veces sin peligro de perderlo todo. Así que tienes la obligación de intentarlo. Hazlo aunque solo sea por respeto a todos los que desearíamos hacerlo y no tenemos esa suerte.

Poco después Paloma se atrevió a dar el  paso. Comunicó a su padre que dejaba la empresa . En principio con idea de retomar sus estudios, noticia que en su casa recibieron con más escepticismo que alegría. Con el paso del tiempo, tras algunos periodos de indecisión y no pocas equivocaciones -siempre con el apoyo de su familia-, completó su formación en varios países extranjeros. Durante esos años vivió experiencias intensas: fue trabajadora voluntaria, aprendió varios idiomas, emprendió con éxito, maduró, se hizo mayor… Hoy es una mujer feliz y, por supuesto, independiente.

La historia de Paloma me ha venido a la cabeza pensando en la gran oportunidad que tenemos por delante en Cotec. Contamos con el apoyo institucional de la Corona, con la solidez que nos proporciona un Patronato estable, con la reputación de haber trabajado durante 25 años al servicio de la innovación… Estas fortalezas heredadas nos convierten en unos privilegiados. Disponemos de oportunidades que están al alcance de muy pocos.  Justo por eso, no podemos permitirnos el lujo de conformarnos, no podemos acomodarnos en la tradición ni en el continuismo.

Innovar es arriesgar y arriesgar implica con frecuencia equivocarse. Por eso, si nunca fallamos, será que algo estaremos haciendo mal, o bien que no estaremos haciendo nada en absoluto.  Este miércoles presentamos a la prensa los primeros resultados de la nueva etapa, pero sólo es un anticipo de lo que está por llegar. En los próximos meses Cotec remontará el vuelo empleando el peso de su historia como palanca, no como lastre. Porque al igual que le pasaba a mi amiga, la situación privilegiada de la que partimos no solo nos da la posibilidad de conseguirlo, sino que nos obliga a  intentarlo.

Maribel Rico-Salas, Ph.D. QPIP.

Head of Scientific Information & Results Analysis Unit. Qualified Patent Information Professional

9 años

muy convincente, te escribiré al respecto.

Roxana Bravo

Doctor Cum Laude (Spain), Master in Swine Health and Production (Spain). Swine vet Barcelona Spain, Peru, Russia. Laboratory, Pharmacy, Clinic, Reproductive biotechnology. Lives in Mühlhausen GERMANY gestorarb@gmail.com

9 años

Totalmente de acuerdo

Jaime López de la Osa

Healthcare Executive Management and Strategic Innovation

9 años

Asumir los privilegios como responsabilidades, es una de las mayores virtudes. Que ese sea el espíritu que mueve a Cotec, os hace muy grandes. Ánimo con los retos que tenemos (todos, con vosotros) por delante.

Pascal NIZET

Board Member and Corporate Development Advisor

9 años

El derecho a equivocarse y aprender de sus errores es fundamental para poder ir creciendo y adquirir experiencia. Muchas veces, las empresas y/o los potenciales inversores en un proyecto sólo quieren apostar por el caballo ganador, por el emprendedor de éxito y rehúyen de los que han tenido algún fracaso previo. Sin embargo, muchas de las empresas de éxito de hoy son el fruto de un emprendedor que fracasó en sus primeros intentos. Tenemos que perder el miedo al fracaso, pero sólo será posible si nuestro entorno y/o la legislación vigente no den esta oportunidad y no nos condenen a llevar una losa financiera y moral como un lastre. Gracias Jorge por creer en el proyecto de Cotec y querer remontará el vuelo con toda la ilusión y las ganas que te caracterizan.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Jorge Barrero Fonticoba 🔴

  • Ingenieros vs Ingeniosos

    Ingenieros vs Ingeniosos

    Fue mientras atravesaba los campos de caña camino de La Habana. Ingenios de azúcar, pensé, que descripción más poética…

    5 comentarios
  • Un cuento de las navidades pasadas

    Un cuento de las navidades pasadas

    Las navidades pasadas recibí un extraño regalo en la oficina. Venía en una caja de corcho blanco de las que se utilizan…

    5 comentarios
  • Paco, Paco, Paco

    Paco, Paco, Paco

    Hoy lanzamos desde Cotec #FuncionaMadrid, un programa piloto que estudiará nuevas fórmulas para promover una cultura de…

    9 comentarios
  • El gris a todo color

    El gris a todo color

    Un centro de I+D sobre acero podría parecer, a priori, rígido y gris. Pero el que tiene Arcelor Mittal en Avilés es…

    3 comentarios
  • Historia entre dos BOE: una epopeya burocrática con final feliz… (bueno, casi)

    Historia entre dos BOE: una epopeya burocrática con final feliz… (bueno, casi)

    1º. En el comienzo, fue la austeridad En sentido estricto, no fue la crisis lo que hundió los presupuestos públicos de…

    12 comentarios
  • 25 de "Los 100"

    25 de "Los 100"

    Cuando el nuevo equipo directivo de la Fundación Cotec asumió las riendas de la organización, en abril de 2015 -en un…

    11 comentarios
  • Diversos, divergentes, divertidos

    Diversos, divergentes, divertidos

    Somos muchos, cada vez más, los que pensamos que la innovación es una práctica que no se limita a las empresas, que…

    5 comentarios
  • ¿Quién dijo miedo?

    ¿Quién dijo miedo?

    Con frecuencia escucho lamentos sobre el supuesto "miedo al fracaso" que lastra al emprendimiento en España. Sostengo…

    5 comentarios
  • Macondo: Los peligros de la tecnología mágica

    Macondo: Los peligros de la tecnología mágica

    "El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo"…

    1 comentario
  • Disculpen las molestias, estamos innovando

    Disculpen las molestias, estamos innovando

    Estas son quince cosas que hicimos en Cotec este año por primera vez: No todas salieron igual de bien, ni todas…

    5 comentarios

Otros usuarios han visto

Ver temas