El Diablo Se Lleva Al Último

El Diablo Se Lleva Al Último

El libro del periodista del Financial Times Edward Chancellor repasa la historia de las especulaciones más famosas en los mercados de valores. La de los tulipanes holandeses, las aciones de la South Sea Company, los bonos a las naciones suramericanas recién independizadas, las acciones de ferrocarriles a mediados del siglo XVIII, la “Gilded Age” antes del gran “Crash de 1929”, los escándalos corporativos de los años 80´s con los LBO (leverage Buy Outs), la burbuja en el mercado japonés por la misma época, terminando con el escándalo de LTCM (Long Term Capital Management) al cual pertenecían dos premios nobel de economía que implosionó fruto de sus apuestas con derivados. 

Nótese que por haberse escrito en 1999, no se recuentan la burbuja de las compañías tecnológicas empezando el siglo XX ni la crisis financiera de 2008. Sin embargo, con presciencia se hace referencia al riesgo de los contratos derivados que sirvió de combustible a la de 2008.

Dice Chancellor “el espíritu de la especulación: anárquico, irreverente y antijerárquico. Ama la libertad, detesta la inclinación, aborrece las restricciones. A través de sus múltiples manifestaciones, la especulación ha siempre sido, el carnaval del capitalismo, un “festín para bufones.”

También dice Chancellor: “Se sostiene que la especulación nunca cambia porque el comportamiento humano permanece igual. “Avaricia o el deseo de ganancia, es una pasión universal que opera en todos los tiempos, en todos los lugares, y sobre todas las personas” escribió David Hume en el siglo XVIII. A esto debemos adicionar que el miedo a perder, emular al vecino, otorgarle credibilidad al pensamiento de la masa, y la psicología de jugar son igualmente universales.” 

Acaecida la crisis de los bonos de las recién creadas naciones suramericanas, en la que la ignorancia de los especuladores del London Stock Exchange respecto de lo que sucedía en estas tierras condujo a la pérdida del capital invertido sin atenuantes. Chancellor nos recuerda que después de cada crisis los mercados financieros menosprecian la estupidez y pérdidas del pasado, para confrontar el futuro con optimismo brillante y credulidad impoluta. 

El capital se vuelve ciego. Incapaz de recordar el pasado: inversionistas condenados a repetirlo.

En otro pasaje, cita a Bill Gates: “La fiebre del oro tiende a incentivar inversiones impetuosas. Algunas resultan exitosas, pero cuando la histeria ha pasado, miraremos las ruinas de las aventuras fallidas y preguntaremos: ¿Quién fondeó esas compañías? ¿Qué pasaba por sus mentes? ¿Sólo era manía en acción?.”

Según Chancellor, la especulación en la “Gilded Age” creó más daño que bienestar y transfirió propiedad de los manos de muchos a los bolsillos de unos pocos. 

Keynes - como casi siempre tiene para decir - también se refirió a la especulación: “Los especuladores pueden no hacer daño con sus burbujas dentro de un flujo permanente de emprendimiento. Pero la cosa es seria cuando las empresas se vuelven un remolino de especulación. Cuando la acumulación de capital de un país se convierte en el subproducto de las actividades de un casino, el trabajo probablemente está pobremente realizado.”

La especulación financiera alcanzó a la sociedad japonesa comprometiendo sus valores. Durante los años 80, la triangulación de empresarios, especuladores y políticos, manipularon el mercado japonés que a la postre causó grandes pérdidas a los ciudadanos corrientes. Pero lo interesante, sobre todo, fue como los japoneses perdieron la disciplina y frugalidad que los caracterizan. Me lleva a pensar en las palabras de David Hume citadas al principio de este escrito. 

Para cerrar, las palabras del disidente chino Wuer Kaixi que sostuvo que al establecer un mercado de valores en China se estaba creando una sociedad civil: “El mercado de valores tiene el poder mágico de hacer que la gente se preocupe por la política económica del país…. una vez la voluntad se despierta, no dormirá de nuevo”.

Haciendo memoria del caso colombiano. Viene a mi mente la caída de Interbolsa. Y la implosión del grupo Gran Colombiano de Jaime Michelsen durante los años 80.

Facundo Gonzalez

Logística en Wecook s.a | Gestión logística

9 meses

Donde puedo conseguir el libro traducido al español estimado Carlos?

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