El diseño gráfico y el cine
De un tiempo a esta parte se ha ido cuidando más la imagen y el diseño en los productos audiovisuales, aunque a pesar de esto todavía siga extendido el pensamiento de ser entendido como un puro trámite para que la obra parezca más profesional ante el público. Más como un: “Ahora que ya tenemos la película terminada, tenemos que hacer un poster para enviar a festivales/distribuidoras/lo-que-sea, no?”. Pero este pensamiento cada vez se va diluyendo más y más, gracias, en parte, a las nuevas generaciones de cineastas y productores, que han comprendido la importancia de poder diferenciar su película de otras similares.
Éstos, al haber crecido en el mundo de la imagen, y estar literalmente su vida invadida de imágenes, han interiorizado el poder evocador de un póster de una película. No se trata de venderla solamente mediante la aparición de los protagonistas como si con su sola presencia fuera a ser reclamo suficiente para competir con otras producciones. Se trata de entender que un póster es lo primero que un espectador ve de nuestra película al llegar al cine y es ahí en donde, entre todos los carteles, debemos conseguir destacar nuestro producto y reforzar con él la idea de la película que inmediatamente se va a visualizar dentro. Con esto no se generará disconformidad de expectativas entre lo ofrecido y lo consumido y no se genere insatisfacción en el cliente de la película.
No nos gusta que nos juzguen por cómo llevamos el pelo, por la camisa que vestimos, por las gafas que usamos... En definitiva, por nuestra apariencia; pero vivimos en un mundo en el que la imagen lo es todo, y en el del cine, el cartel se convierte en la primera puerta a nuestra película, el primer peldaño de la escalera de la promoción. Y hablando ya más correctamente, en realidad no se trata de juzgar, sino de llamar la atención del cliente, de pulsar ese botoncito invisible que consiga que la mirada del espectador se gire unos grados más y se decida por nuestra película, dejando en la lista de espera las demás.
En muchos casos, el póster no hace justicia a la propia cinta, aunque también es justo decir que en otros muchos la supera con creces. Quizás, una de las mayores razones de que el cartel pueda no provocar la atención deseada, sea la escasa variedad que demuestran algunas producciones actuales (de lo que hablaremos más adelante). En ese segundo caso, los productores se supone que han querido llevar el poder de la cartelería al máximo exponente y jugar con las expectativas del espectador ofreciéndoles un poster de una calidad que no se corresponde con el producto que ofrecen. Siempre hay matices, como en todo, pero la verdad es que hay cosas sangrantes, por ejemplo 2012 Ice Age.
Cómo las películas ven el diseño gráfico.
Han sido varios los filmes en la historia del cine que muestran el desempeño profesional de los diseñadores gráficos. Esta es una pequeña lista en donde se muestran diferentes puntos de vista del mundo del diseño gráfico; desde una chica que comienza a hacer sus primeros trabajos y trata de ganarse la vida compaginándolo con un trabajo de día hasta un diseñador que se obceca en una idea hasta sus últimas consecuencias llegando incluso, a peligrar su trabajo. Esta es una pequeña lista y seguro que habrá más ejemplos.
En Cape fear (1991) la protagonista es una diseñadora gráfica que se ayuda de su hija para conseguir plasmar en un logotipo la esencia de la empresa. Nos muestra que realmente no se trata de hacer un par de manchones y poner una tipografía que te encuentres por internet; sino que hay que intentar buscar una solución para plasmar de la mejor manera la esencia del cliente.
En Heat (1995) una joven diseñadora compagina su trabajo de día con trabajos de diseño gráfico para poder lanzar su carrera. Entonces, Robert De Niro, le hace una pregunta que creo que le han hecho a un alto porcentaje de diseñadores: ¿Eso se estudia?
En American Psycho (2000) resaltan los peores aspectos de Patrick Bateman; el psicópata protagonista de la novela y la película; en la escena en que los altos ejecutivos de Pierce & Pierce se muestran y envidian el diseño de sus nuevas tarjetas de visita. Esta secuencia resume muy bien lo que significa el diseño, sobre todo en una sociedad que se ampara en las apariencias como la que se plasma en American Psycho, y cómo unos pequeños detalles del acabado puede significar tanto para según quién lo mire.
En The aviator (2004) se puede apreciar una buena muestra de cómo el cliente cree tener razón en todo momento. Quizás estaría bien que el diseñador pudiera aconsejar qué es lo mejor para su empresa y no intentar imponer su caprichoso criterio.
En The beginners (2010) el protagonista es un diseñador gráfico que tras unos acontecimientos relacionados con su familia, se encierra en su mente y no le permite evolucionar una idea, perdiendo horas de trabajo y pudiendo, incluso, peligrar su sustento económico. Además, también podemos comprobar que el trabajo de diseñador no se trata solamente de realizar unos dibujos sino, además, entender y conceptualizar una idea propia o aportada por el cliente.
Influencia del diseño gráfico en el cine
En la Wikipedia se habla del diseño gráfico como “actividad que posibilita comunicar gráficamente ideas, hechos y valores procesados y sintetizados en términos de forma y comunicación, factores sociales, culturales, económicos, estéticos y tecnológicos.”
El diseño gráfico está íntimamente ligado al cine desde sus inicios, desde el momento en que la tipografía tenía un papel importante para mostrar los diálogos y las narraciones del cine mudo. También desde las ilustraciones, inspiradas en escenas propias de la película, que decoraban los teatros donde éstas se proyectaban.
No creo que sea muy descabellado pensar que muchos espectadores supongan que el trabajo de un diseñador gráfico se limite a hacer los logos y “poner las fotos de los protagonistas” en los carteles de las películas... Durante los inicios del siglo XX, en los vestíbulos de los teatros o salones en que se proyectaban los filmes, ya se exhibían pósteres con ilustraciones basadas en escenas de la propia cinta.
Pero no sólo de crear cartelería y demás material de promoción viven los diseñadores gráficos en el cine actual. Va más allá. Como decía antes, todo comienza a principios del siglo XX, con las primeras proyecciones, cuando se pensó una forma de presentación de las películas. Entonces y dado que el cine era mudo había que buscar una forma de mostrar al espectador que había comenzado ya el film. Habían nacido los títulos de presentación.
Se trata de una obra compuesta por tipografía, imagen y sonido, en donde ell papel del diseñador suele ser el de interpretar y sintetizar la idea del director sintetizando la trama y presentando a los personajes participantes de la cinta. Con el paso de las décadas los títulos de crédito evolucionaron a un ritmo endiablado, gracias a la competencia directa con la televisión, en donde ésta última tomó mucha ventaja al hacerse muy populares los títulos de crédito de los programas; hasta el punto en que en la actualidad ningún programa de TV carece de títulos de créditos o cabecera, como se le suele conocer.
Fueron apareciendo varios diseñadores que se implicaron en la utilización de nuevas técnicas para crear composiciones originales en la creación de estos títulos de presentación. Uno de los mayores referentes fue Saul Bass, creador de multitud de carteles y títulos, como: Vertigo, Psicosis, It's a Mad Mad Mad Mad World, GoodFellas, El cabo de miedo; al igual que Pablo Ferro que con El caso de Thomas Crown, A Clockwork Orange, La familia Addams, L.A. Confidential alcanzó casi la realización de un centenar de títulos de crédito. Otros diseñadores destacados fueron Maurice Binder (James Bond 1962-1989; La mujer indomable, Moonraker, etc), Robert Brownjohn (Desde Rusia con amor, ¿Dónde están los espías?, etc), Daniel Kleinman (James Bond 1995-2012), Dan Perri (El Exorcista, La ruleta rusa, Aterriza como puedas, etc), Jean Fouchet (El día más largo, Topkapi, El gendarme se casa, etc), Stephen Frankfurt (Matar a un ruiseñor, La semilla del diablo, etc).
En la actualidad y por méritos propios se podrían considerar los títulos de presentación como una parte imprescindible de una película, además de poder considerarse un género aparte debido al excelente nivel cosechado por algunos de ellos, superando, incluso, la calidad de la película en que están insertados.
Cinestesia - Film Icon Project
"Decía Johan Huizinga que todo juego significa algo. Así, para el Homo ludens el reto no es mero divertimento, sino instrumento, herramienta al servicio de la construcción de su propio universo. Porque el ser humano, es, también, faber y depictor.
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El juego. La herramienta. La imagen. Todos ellos cobran verdadero sentido en la interacción entre los individuos y el entorno. Todos ellos invitan al diálogo.
El que nos propone José María Picón en su particular antología del séptimo arte es doble:
Así, el artista se sumerge en Cinestesia en distintos filmes en busca de su esencia, despojándolos, con gran inteligencia, de cuanto considera accesorio. Busca capturar, en otras tantas imágenes reducidas a su mínima expresión, sus rasgos más icónicos: kilómetros de celuloide destilados en trazos y figuras geométricas que guardan, latente, toda la potencia de la obra que los hizo posibles, y que aguardan, también, la chispa que desencadene, en un instante, una asociación. Pues el sentido está en la mente del que mira.
Tal es la segunda meta del autor, inseparable e indisoluble de la primera: sumergir con él a los espectadores para que, al contemplar su obra, seamos partícipes de ella al re-conocerla, cojugadores en un proceso de construcción y reconstrucción continua.
El juego. El arte. Ambos, en apariencia, carentes de interés material. Desprovistos de provecho alguno. Completamente inútiles.
No obstante y pese a todo, hagan juego, señores. Pues pocas cosas nos hacen tan humanos."
Texto por Santiago G. Sanz
El germen de este proyecto surgió hace unos cuantos años como propuesta para mi PFC de Ilustración. La idea era la de versionar carteles de películas clásicas. Esa era la única premisa. Además de ésta, tenía varias ideas pensadas para proponer como proyecto. Me aconsejaron que descartase realizar esta ya que la imaginería de la cartelería de cine clásico estaba muy arraigada en el subconsciente del público. Fue por ello que decidí guardar la idea en la recámara unos años para poder madurarla y abordarla desde otro punto de vista.
El tiempo pasó y hace un año y en una etapa fuertemente influenciada por el diseño gráfico minimalista decidí retomar aquella idea y darle una vuelta de tuerca. En esta ocasión no intentaría versionar los carteles sino buscar una forma de representar cada una de las películas con el elemento más icónico de la misma.
Se trataba de idear un juego. Un juego en donde, el código, el idioma en que el emisor y el receptor se comunican cobrase mayor importancia. Un juego en donde se le plantease al espectador una adivinanza a través de dichas imágenes. Está pensado para una exposición de gran envergadura, alrededor de 150 imágenes recorriendo toda la historia del cine; desde las primeras películas de cine mudo a los últimos blockbusters, sin limitación temática o de género a la hora de la selección de los títulos de las películas representadas.
Los carteles están realizados en blanco, negro y gris, manteniendo en todos una coherencia cromática con la única intención de no interferir en la observación del espectador.
Os dejo una pequeña muestra del proyecto como aperitivo. ¿Sabréis adivinar de qué películas se tratan?