Los dividendos pueden afectar el precio de las acciones de diversas formas, tanto por el historial de dividendos de una acción como por el dividendo concreto que se reparte
La posibilidad de crear ingresos recurrentes alienta a los inversores a comprar y adquirir acciones. Si bien esta motivación puede parecer puramente económica, las creencias subyacentes sobre la rentabilidad de la empresa son las que impactan más en los precios de las acciones. Para entender cómo los dividendos afectan positivamente el pensamiento de los inversores, primero es útil comprender la mecánica del mercado de acciones y la forma básica en que funcionan los dividendos.
Cómo operan los mercados?
El mercado de valores es el resultado colectivo de las decisiones de millones de inversores. Si un inversor piensa que una compañía determinada tiene un gran futuro, invertirá lo más pronto posible para obtener el máximo beneficio.
Si suficientes inversores opinan que la acción subirá, el aumento en la inversión impulsa el precio de las acciones hacia arriba, cumpliendo así la predicción del inversor. Por el contrario, los accionistas que piensan que una acción está a punto de caer venden rápidamente para evitar pérdidas.
Si suficientes personas compran o venden al mismo tiempo, otros inversores comienzan a pensar que han perdido alguna información importante. Los inversores individuales suelen suponer que los demás saben más que ellos por lo que prefieren seguir a la manada.
Básicamente, cuando la opinión colectiva de los inversores es positiva, los precios de las acciones suben. Cuando el consenso general es menos que optimista, los precios bajan.
Qué son los dividendos?
Para los inversores, los dividendos sirven como una fuente de ingresos. Para la empresa emisora, son una forma de redistribuir los beneficios a los accionistas. Los dividendos también sirven como un anuncio del éxito de la compañía. Debido a que los dividendos se emiten a partir de las ganancias retenidas de una compañía, solo las compañías que son sustancialmente rentables generan dividendos con consistencia. Aunque algunas compañías pueden emitir dividendos para crear la ilusión de rentabilidad, esta es la excepción y no la regla.
Los dividendos a menudo se pagan en efectivo, pero también se pueden emitir en forma de acciones adicionales. En uno y otro caso, la cantidad que recibe cada inversor depende de sus participaciones actuales.
Cuando se paga un dividendo, el valor total se deduce de las utilidades retenidas de una empresa. Las utilidades retenidas son básicamente la cantidad de dinero que una empresa tiene en cuenta que puede usar para pagar dividendos o financiar proyectos de crecimiento.
El efecto de la psicología del dividendo
Cuando las empresas muestran historiales de dividendos consistentes, se vuelven más atractivas para los inversores, ya que las perciben como empresas financieramente saludables.
Por el contrario, cuando una empresa que tradicionalmente paga dividendos emite un dividendo inferior al normal, o ningún dividendo, puede interpretarse como una señal de que la empresa ha atravesado tiempos difíciles. La verdad podría ser que las ganancias de la compañía se están utilizando para otros fines, como los son nuevos proyectos de inversión, pero la percepción de la situación que hace el mercado es siempre más poderosa que la verdad. Muchas compañías hacen lo posible por pagar dividendos consistentes para evitar asustar a los inversores, que pueden ver el que no se reparta dividendo como una señal negativa en cuanto a los resultados de la empresa.
Cómo afecta el pago de dividendos al valor de la acción
En términos prácticos, el pago de dividendos por parte de una compañía transmite al mercado una visión positiva de la empresa y muchos inversores priman más la liquidez a corto plazo que la capacidad de generación de resultados por reinversión de beneficios.
Desde un punto de vista más teórico, cada vez que una compañía paga dividendos, se reduce su capacidad de inversión en nuevos proyectos, lo que impacta negativamente en la capacidad de generación de mayores beneficios futuros. Bajo este supuesto, el valor de la empresa debería verse reducido.
Es muy difícil concluir categóricamente si es mejor o no para la valoración de una compañía, el reparto o no de dividendos. Cada empresa deberá analizar su situación y fijar su política de dividendos óptima. Entre las variables fundamentales a tener en cuenta están:
1. La liquidez de que dispone la empresa.
2. El grado de endeudamiento y solvencia.
3. La rentabilidad.
4. La capacidad de crecimiento.
5. La eficiencia productiva.
La combinación optima de todas estas variables es la que debiera maximizar el valor de la acción a largo plazo, aunque, generalmente, el anuncio en los mercados de valores del pago o supresión del dividendo en una acción, suelen tener un efecto inmediato en el valor de su cotización, ya que transmiten información al mercado acerca de las expectativas futuras de la empresa.