EL EMPODERAMIENTO FEMENINO COMO INTRUMENTO DE ÉTICA Y DE ANTICORRUPCIÓN EN LA DIRECCIÓN DE LA GESTIÓN PUBLICA Y EMPRESARIAL

Es de vieja data, que los conflictos de género definidos como tales, pertenecen a la Modernidad y, tienen su derivación en los derechos que debe tener todo ciudadano, en los que el principio de la igualdad se recoge políticamente con carácter de obligatoriedad en todos los textos legales. Esto se da desde la DUDH de 1948, y en algunas de las Constituciones Políticas y documentos internacionales, a nivel mundial. Pero que sin embargo paradójicamente, para las mujeres la enajenación del derecho a participar en la toma de decisiones, es una inequidad producida por la desigualdad en el ejercicio del poder. Que tiene su base en el prejuicio de establecer diferencias por sexo; lo que se llama "Un prejuicio ancestral, perverso y universal".

La teoría social critica, asume en concordancia con teorías feministas y de género que: la conquista del poder -empoderamiento- por parte de las mujeres, debe de darse en la misma proporción y condiciones que la que tienen los hombres; especialmente para participar en la producción no doméstica, es un derecho inalienable cuyo alcance se constituye en una alternativa ética. Pues permite, coadyuvar a la solución del conflicto del sexismo e identidad de género.

Porque es injusto que en pleno siglo XXI, a pesar de acuerdos y procedimientos legales que tiene un país, existen las barreras culturales, económicas y sociales impuestas a las mujeres, por el sólo hecho de serlo, lo que les impiden optar y ejercer realmente el poder. Todo esto lo ilustran estadísticas y que no son precisamente del movimiento feminista, que identifican el reducido nombramiento de mujeres en puestos de elección y en cargos públicos y de dirección empresarial, porque quizás son menos corruptibles que los hombres. Se sabe que aquellas mujeres que incursionar en una actividad exclusiva para hombres, y con la oposición de los hombres no se libran de enfrentar enormes dificultades, para ejercer dicho desarrollo, sobre todo de un grupo de personas que vela por sus propios intereses.

Se tiene conocimiento que “empoderarse" significa, para la persona, adquirir el control de su vida, definir su propia agenda y lograr la habilidad de hacer cosas que reafirmen su identidad emancipada y emancipadora. Y se dice que, mientras persista la denominada división sexual del trabajo que dentro de las relaciones sociales designa a los hombres, para laborar en la esfera pública y el trabajo forzado; y a las mujeres para el trabajo doméstico, por lo que tendría que enfrentar la doble o múltiple jornada laboral, por tal motivo serán relativamente pocas las mujeres con posibilidad de destinar el tiempo y los recursos necesarios a una actividad de dirección empresarial. Hecho que recrudece la injusticia imperante en la economía del "libre mercado” caracterizada por muchas exclusiones, entre ellas la de las mujeres.

Creemos que además del conflicto que existe entre sexos-géneros (sexismo e identidad), esto tiene una causa última que hace de la mujer el antónimo del hombre y viceversa. Hace que ambos, siempre se complementen, como superior e inferior. Esta concepción se vuelve permanente y es por eso que es persistente el conflicto, pues a pesar de diferencias de épocas, países y gobiernos de convivencia comunitaria, los prejuicios aún impiden, que siquiera aflore o se nombre y, menos que se resuelva la presencia de mujeres en ciertos gobiernos de turno y en cargos ejecutivos empresariales, que podría detener el alto grado de corrupción que padecen hoy en día muchos países del mundo. Y, que, por tanto, enfrentarlo es el desafío tanto de las mujeres y de los hombres comprometidos con las transformaciones sociales, que acaben con cualquier tipo de exclusión, incluida la de género y sexo.

Rodolfo Carrera Lopez

Key Account Clinicas en Laboratorios Portugal S.R.L.

1 año

Eduardo buenas tardes, saludos Rodolfo Carrera

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