EL EQUILIBRIO NO ES EL DESTINO
Nos han hecho creer que el equilibrio es el objetivo, es el estado ideal de todo y hay que buscarlo a toda costa.
Los estados de equilibrio son puntuales e instantáneos, no permanecen.
El desequilibrio dinámico es la fuerza que nos hace cambiar y evolucionar, el equilibrio como fin es el fin, así como en el caso de andar en bicicleta, para avanzar debemos estar en desequilibrio dinámico para lograr tener el equilibrio instantáneo, puntos de equilibrio necesarios que nos permita avanzar.
El desequilibrio dinámico son los estresores que en la vida diaria no permiten nuestro desarrollo.
Las sociedades del conocimiento y la inteligencia existen gracias a la explosión de estresores a la que están siempre sometidas.
Estos estresores, desequilibrios dinámicos, están siempre presentes e impactan las empresas de hoy y las de mañana con impactos cada vez más significativos.
Dichos eventos son impredecibles haciendo imposible la planificación ortodoxa, así como los principios básicos de la administración científica.
La dinámica empresarial es similar a la dinámica para andar en bicicleta.
Las empresas gestionadas por conocimiento e inteligencia navegan en mares picados como lo haría un barco de papel. Ante cada evento impredecible debe tener una respuesta inteligente y creativa, y para poderlo hacer debe abandonar el equilibrio estático y sostenido como objetivo, que pregona la burocracia como sistema de gestión. La burocracia es un sistema basado en la jerarquía, el control, la obediencia, los mecanismos dictados por los manuales de procedimientos que ignoran la inteligencia y la creatividad de las personas que conforman la organización, es un sistema inhumano que considera al ser humano como un recurso, una pieza de un mecanismo llamado empresa.
Recomendado por LinkedIn
Solo los organismos, que tienen vida propia, son inteligentes y capaces de responder con innovación a los eventos impredecibles del entorno y convertirlos en oportunidades. Las oportunidades no tienen existencia propia, son creaciones de los seres inteligentes, con conocimiento.
Considerar a las empresas como entes vivos hace que éstas se alejen de los paradigmas de la burocracia y se adhieran a la humanocracia y la redarquía como sistemas de gestión inteligente basada en el conocimiento.
En esta dimensión de nada valen las recetas, ni las fórmulas basadas en características, ya que tanto unas como las otras están basadas en la fragmentación y la deducción, que solo son útiles para tratar sistemas mecánicos del mundo de los sistemas cerrados
Las organizaciones son entes vivos y no pueden ser abordados desde los paradigmas de los sistemas cerrados, como se ha hecho hasta ahora. y si se hace no solo no se logran los resultados sino que produce resultados paradójicos. Y esto nos está sucediendo en la actualidad con la gran cantidad de recetas y fórmulas que inundan la literatura administrativa y las redes sociales donde en un par de frases creen que están solucionando problemas complejos. La complejidad es imposible de solucionar mediante un proceso estándar, la complejidad nos reta a pensar y a comprender a sabiendas que no existe la solución, como la piedra filosofal, que si podría existir cuando se esta ante una problemática mecánica.
Hoy se habla de la importancia de la innovación, pero al ser abordada desde la burocracia, simplemente muere. Solo puede florecer desde los paradigmas de la complejidad, la nueva ciencia, la teoría general de sistemas y la mecánica cuántica.
Estos paradigmas se mueven entre la onda y la partícula, entre 1 y 0, en cambio los sistemas cerrados ignoran el espacio infinito entre 1 y 0 y se ubican en uno o en el otro, en cambio las ciencias de la vida se mueven en el infinitos entre lo uno y lo otro. Este fenómeno es el que hace que podamos conducir una bicicleta en un desequilibrio dinámico
Quién siga creyendo que las empresas son lineas de producción en un mudo caótico e impredecible va a terminar con las rodillas lastimadas y en el suelo con empresas quebradas.
Reflexionemos, pensemos, utilicemos al máximo nuestra inteligencia y atrevámonos a entrar en en las realidades de las sociedades del conocimiento