El eterno dilema entre la felicidad y el significado.

La diferencia entre la felicidad entendida como placer y sentimientos positivos, y el significado se manifiesta en distintos aspectos de la vida, desafiando nuestra comprensión sobre qué es más valioso.

A menudo, buscamos el bienestar instantáneo que nos otorga la felicidad, anhelamos el placer inmediato y nos esforzamos por evitar el dolor emocional. Sin embargo, es en la búsqueda de significado donde encontramos una conexión más profunda con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.

La vida plena y significativa puede estar marcada por desafíos, contradicciones y momentos de sacrificio. Aquellas experiencias que pueden no brindarnos felicidad inmediata pueden, sin embargo, tejer una red de significado, propósito y trascendencia en nuestras vidas.

"La verdadera felicidad no es alcanzar lo que deseas, sino descubrir la belleza de lo que ya tienes". - Desconocido.

Cuidar de nuestra madre enferma, por ejemplo, es un viaje de profunda complejidad. A menudo, los hijos pueden sentirse abrumados y enfrentar una disminución momentánea de su felicidad debido a las responsabilidades y desafíos diarios. Sin embargo, esta travesía ofrece una conexión con el propósito más grande de cuidar a quien nos dio la vida, proporcionando un significado y una profundidad emocional que trascienden la felicidad instantánea.

Por otro lado, aquellos que se dedican al voluntariado en situaciones de emergencia atraviesan experiencias que podrían causar sufrimiento emocional, pero hallan un significado profundo en su labor de ayudar a otros en momentos críticos. Es en la dedicación a un propósito mayor donde encuentran una satisfacción y sentido más allá de la felicidad momentánea.

La distinción entre placer y significado resalta la complejidad humana, ofreciendo perspectivas sobre la existencia y la satisfacción personal. Comprender esta dualidad nos invita a explorar más profundamente nuestro propósito y a cuestionar nuestros valores más profundos para forjar una vida que no solo esté marcada por momentos felices, sino también por un significado profundo y duradero.

"El propósito de la vida es encontrar un propósito que dé significado a tu vida". - Robert Byrne.

El sentido cuenta con dos componentes principales:

Nos dice Fred Kofman: el primero es encontrarle el sentido a la vida (cognición) y el segundo es sentir que uno tiene un propósito (motivación). El componente cognitivo implica integrar experiencias en una narrativa coherente, como si fuera una historia, tomando una perspectiva de tercera persona de la propia vida.

El componente motivacional implica perseguir de forma activa objetivos a largo plazo que reflejen la propia identidad y trasciendan los estrechos intereses personales. Encontramos la máxima satisfacción cuando nos metemos de lleno en búsquedas significativas y actividades nobles que son coherentes con la mejor versión de nosotros mismos.

«La felicidad sin sentido caracteriza a una vida relativamente superficial, egocéntrica o incluso egoísta, en la que las cosas van bien, las necesidades y el deseo se satisfacen fácilmente, y se evitan las dificultades y los compromisos exigentes. En cualquier caso, la felicidad pura está relacionada con no ayudar a otros más necesitados», escribió Baumeister.

Ser feliz se basa en sentirse bien, pero el sentido deriva de ayudar a los demás o de aportar a la sociedad. Aun así, ¿qué preferirías que se escribiera en tu lápida? «Aquí yace (tu nombre), quien buscó una vida feliz consiguiendo todo lo que quiso» o «Aquí yace (tu nombre), quien se esforzó en hacer del mundo un lugar mejor dándoles a las personas que lo rodeaban lo que necesitaban»

Según Gallup, casi un 60 % de todos los americanos se sentían felices, sin demasiado estrés ni preocupaciones, en 2012. Por otro lado, según el Center for Disease Control, un 40 % de los americanos no han descubierto un propósito vital que los satisfaga ni tienen una percepción de qué podría aportar sentido a sus vidas; la mitad de ellos (es decir, un 20 % de los adultos americanos) sufren desórdenes de ansiedad y depresión.

Las investigaciones han mostrado que tener propósito y sentido en la vida hace que aumenten el bienestar y la satisfacción generales con la vida y la salud física y mental, que mejoren la resiliencia y la autoestima, y que disminuya la probabilidad de sufrir depresión. En contraste, la persecución obsesiva de la felicidad hace que las personas sean menos felices.

Cuando las empresas compiten por contratar talento, intentan ofrecer a los empleados lo que quieren para hacerles felices: un sueldo más elevado, menos estrés, más beneficios y menos dificultades.

Pero esta estrategia suele ser contraproducente.

Como escribió el psiquiatra Viktor Frankl: «La mayor tarea de cualquier persona es encontrar el sentido en su propia vida».

La mayoría de las personas invierten sus energías en intentar ser felices, pero «es la misma búsqueda de la felicidad lo que impide la felicidad». Lo que las personas quieren de verdad, lo que nos hace de veras felices a largo plazo no es el placer, sino el sentido. Y el significado es lo que ofrecen los líderes trascendentes.

"La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía". - Mahatma Gandhi.

Preguntas de reflexión:

1.    ¿Qué diferencias percibes entre la búsqueda de la felicidad y la búsqueda de significado en tu vida personal?

2.    Reflexiona sobre alguna experiencia en la que hayas sacrificado tu bienestar momentáneo en favor de un propósito más profundo. ¿Qué significado tuvo esa experiencia para ti?

3.    ¿Consideras que tu vida actualmente está más orientada hacia la felicidad (el placer) o hacia el sentido y la significatividad? ¿Cómo podrías equilibrar ambas perspectivas para mejorar tu bienestar emocional y encontrar más satisfacción en tu día a día?

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