El futuro del turismo urbano

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El futuro del Turismo Urbano

Richard Potts 0 comentarios Ciudades, Hoteles, OMT, Turismo, Viajes

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La próxima conferencia de la OMT tendrá como eje temas importantes para todas las ciudades turísticas del mundo: los retos actuales, la tecnología, la gobernanza y los modelos de colaboración público-privada.

Bajo el lema “Conferencia de la OMT sobre City Breaks: generando la creación de experiencias turísticas innovadoras”, la cita del 15 y 16 de Octubre de 2018 en Valladolid, España, incluirá en sus temas los principales desafíos a que se enfrenta el turismo urbano para innovar, satisfacer la demanda de experiencias diversas y auténticas en las ciudades, informó la organización a medios de prensa en Madrid.

Desde hace más de una década, el turismo urbano es uno de los segmentos de más rápido crecimiento en el mundo. Inclusive en ciudades y momentos donde otros sectores económicos sufrían la recesión, el turismo continuó creciendo por su cuenta.

Porque el viajero ha vuelto a descubrir algo que desde los principios del turismo moderno era piedra angular de su desarrollo: El encanto de visitar ciudades que desconocía, y actualmente las prefiere o combina con el tradicional turismo de sol y playa.

Además, las ciudades atraen no sólo a personas que se desplazan por ocio, sino también por negocios, o que combinan ambos objetivos.

Por eso, genera ingresos que sustentan el desarrollo socioeconómico y cultural de las ciudades. Sobre todo, los avances en la aviación y el surgimiento de la modalidad de “vuelos baratos”, principalmente en Europa, ha posicionado a numerosos destinos de ciudad en nuevos mercados y segmentos, incrementando más la cifra de visitantes.

Organizaciones como la OMT plantean que ante la creciente demanda, es crucial garantizar la calidad de las experiencias de los turistas, a la vez que la sostenibilidad, la gobernanza, la accesibilidad, la conectividad y la infraestructura, así como la dispersión del turismo.

De la “Edad de Oro” a la “Turismofobia.”

El reto de la “gobernanza” del turismo, por otra parte, involucra la situación aún sin solventar de una expresión que horroriza a los hoteleros de todo el mundo: El surgimiento de la “turismofobia”, en ciudades donde las aglomeraciones del turismo masivo han llegado a perturbar la tranquilidad de los vecinos y el medio ambiente.

Porque el turismo masivo ha traído muchos cambios significativos en la estructura, composición y objetivos de los visitantes, y todos no son buenos, como ya lo están manifestando los habitantes de grandes focos turísticos.

El advenimiento de los “pisos para turistas”, alquilados por particulares o agencias, ha sacado al turista de su dormitorio habitual en el ghetto hotelero para llevarlo a los barrios citadinos que pueden estar en cualquier parte de la ciudad.

Y en algunas, los residentes de esos barrios se están organizando para reclamar que se tengan en cuenta los efectos secundarios y a menudo nefastos que tienen que soportar.

La “Edad de Oro” ha terminado, cuando el turista era recibido dondequiera como un factor de más ingresos y puestos de trabajo para hoteles y restaurantes, y para toda la cadena de valor que vive de este rubro económico.

En sitios como Barcelona, por ejemplo, un puntal clásico del turismo en España, vecindarios enteros protestan y dicen que es hora de sentar las bases para una convivencia mesurada que respete los derechos de ambas partes, cuando no dicen abiertamente “Turista, go home.”

En otras, como Torremolinos, lo usual en el verano es ver el paseo marítimo de esta ciudad andaluza inundado hasta altas horas de la noche por el llamado “turismo de borrachera”, que no respeta leyes ni normativas, ni el descanso de los vecinos.

Un motor para el cambio urbano

Desde principios de la actual década, los desafíos del turismo urbano ocupan un lugar en los debates decongresos, encuentros y convenciones dedicados al turismo. En particular, desde el 2012 la OMT ha realizado siete Cumbres Globales sobre Turismo Urbano en Estambul, Moscú, Barcelona, Marruecos, Luxor, Kuala Lumpur y Seúl.

Desde los primeros cónclaves, se trató de profundizar en la investigación de las protestas contra el turismo en varias latitudes, lo cual confirmaba que ya se estaba convirtiendo en un tema que originaba verdadera inquietud.

De todas las cumbres salieron recomendaciones y definiciones para los objetivos hasta 2030 que permitan enfrentar los desafíos planteados por el crecimiento de este sector y su impacto en los destinos urbanos, con las vías más adecuadas para obtener un futuro realmente sostenible.

Además, la OMT y la Federación Mundial de Ciudades Turísticas lanzaron un estudio sobre las buenas prácticas del turismo urbano en las áreas de manejo de destino, impacto económico, social, cultural y de medio ambiente, y tecnología y nuevos modelos de negocio.

Sin embargo, no ha sido suficiente y la cita convocada para Valladolid evidencia un nuevo intento de llegar a prácticas viables y sostenibles.

Además, es preciso que los actores principales, gobierno y empresas, reconozcan que el turismo no sólo es un sector económico, pues como afirma repetidamente la OMT, es realmente un motor para el cambio urbano y como tal debería ser reconocido y tratado tanto administrativa como políticamente.

La vieja definición tan extendida del turismo urbano como “viajes hechos por viajeros a ciudades o lugares de gran densidad de población, cuya duración es normalmente corta (1-3 días)” la vincula al mercado de las “escapadas cortas”, definición que se ha quedado atrás del paso de los tiempos y que sólo tal vez sea importante desde el punto de vista hotelero.

Según la web de la OMT sobre turismo urbano, la más actual lo define como “un tipo de actividad turística que tiene lugar en un espacio urbano con sus atributos inherentes caracterizados por una economía de base no agrícola, como administración, fabricación, comercio y servicios y por ser un punto nodal de transporte.

Los destinos urbanos/ciudad ofrecen un rango amplio y heterogéneo de experiencias culturales, naturales, arquitectónicas, tecnológicas y sociales, así como experiencias y productos para el ocio y el negocio.”

“Usuarios de la ciudad”

Esta amplia definición indica que el turismo citadino actual incluye muchas actividades –y visitantes- diferentes, desde el que viene de otro país hasta el nacional que acude del interior a la gran ciudad, o el hombre de negocios –que intenta disfrutar algo de la ciudad entre reuniones y contratos.

También desde el turista maduro o mayor, que desea conocer museos, obras de arte y sitios históricos, hasta el joven turista de mochila que quiere alquilar un piso y pasársela en grande con sus amigos por poco dinero.

Sin embargo, para reconocer el turismo actual como una fuerza importante del cambio en las ciudades será necesario enfrentar las realidades complejas que lo caracterizan. Sin esa perspectiva, es muy difícil –por no decir imposible- hacerse una idea clara de cómo contribuye el turismo al desarrollo urbano y sus impactos, positivos y negativos sobre residentes y vecindarios.

Porque en las grandes ciudades, el comportamiento de muchos visitantes rompe el concepto tradicional de qué es un turista, que quiere hacer y adónde va, y se difuminan las fronteras entre turismo “real” y otras formas de movimiento de las personas intra y trans fronteras, como los estudiantes de intercambio, los visitantes “au pair”, los “milennials”, los que tienen una segunda residencia en otra ciudad, los vecinos de pueblos cercanos… la lista sería interminable.

Tal vez habría que acuñar una nueva definición para todos estos grupos e individualidades, que los encajara como “usuarios de la ciudad”, los que de una forma u otra llegan a ella para hacer uso de sus instalaciones, calles, locales y posibilidades de entretenimiento u ocio, y que todos estos que van a usar el espacio público y/o privado, lo hagan en convivencia civilizada y respeto.

El turismo en sí no es ni bueno, ni malo

En definitiva, ambas opiniones contrapuestas, los que defienden la turismofobia a ultranza culpando al turismo de todos los males, y quienes lo defienden afirmando que sólo acarrea beneficios, están equivocadas.

Por eso, la conferencia de la OMT debatirá también la generación de nuevas oportunidades a lo largo de toda la cadena de valor del turismo, con la integración del gastronómico, de vinos y otras modalidades en las experiencias urbanas.

Valladolid, ciudad anfitriona, es un reconocido destino urbano español cuya estrategia turística confiere un papel protagonista a los segmentos de turismo de aventura, enológico y cultural, entre otros.

La conferencia contará con representantes de ciudades como Graz (Austria), Lisboa (Portugal), Turín (Italia) o Sevilla (España), y servirá de plataforma para intercambiar experiencias y perspectivas sobre el posicionamiento de destinos urbanos, y estudiará las posibles claves para gestionar los desafíos emergentes.

Según Naciones Unidas (2015), el 54% de la población mundial vive en áreas urbanas, y para el 2030, se estima llegará al 60%. Por eso, el turismo es uno de los pilares componentes centrales en la vida económica y social de muchas ciudades y por tanto tiene que ser, sin ninguna duda, un elemento clave para el diseño de políticas y planes urbanos, porque ya constituye una verdadera fuerza motriz para el desarrollo de países y ciudades.

Como afirma la Nueva Agenda Urbana en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la OMT, en particular el número 11, hay que “hacer los asentamientos humanos inclusivos, seguros, resistentes y sostenibles.”

Porque el turismo en sí no es ni bueno, ni malo, pero sus resultados e impacto dependerán de las políticas y la organización que las ciudades establezcan para asegurar su gobernanza. Y está vinculado, inevitablemente, al desarrollo de una ciudad y a la posibilidad de proporcionar mejores condiciones de vida a sus residentes y visitantes.