El futuro te pertenece. ¿Qué vas a hacer con él?

“El mejor día de tu vida es cuando decides que tú eliges lo que hacer con ella. Sin excusas”  

Dan Zadra

Confieso que cuanto más leo, más quiero seguir leyendo y aprendiendo. Un castigo tremendo para mí es no poder leer. Doy gracias a Dios porque parte de mi “trabajo” consista en leer mucho.

El pasado mes de Abril leí cinco libros. Cada uno una delicia de lectura por sí mismo, si bien me voy a quedar aquí con una reflexión del autor Brad DeHaven en su más que recomendable libro “The Currency of the Future” que me parece absolutamente memorable para romper un patrón de mediocridad y fracaso en el que demasiados están inmersos.

En los últimos años, fruto de la situación del mercado profesional, producto del cambio de era que estamos viviendo, con despidos masivos y situaciones más que desagradables en el plano profesional, personal y, por supuesto familiar, es muy frecuente tener que afrontar el tema de ¿y qué hago con mi vida ahora?

Confieso que hasta leer este magnífico libro, me producía cierta desazón el ver cómo más de una persona se venía abajo y no creía posible el empezar una nueva vida desde donde estaba, aún a pesar que yo mismo, gracias a Dios, pasé por ese trance y, también gracias a Él, salí del mismo, según dicen algunos, con éxito (lo cuál lo digo con enorme gratitud a Dios y sincera humildad). En algunos momentos he de confesar que yo mismo, cuando me quedaba sólo reflexionando sobre esa persona con la que había estado trabajando, pensaba en lo mucho que le iba a costar remontar la situación. A pesar incluso de que creía y sigo creyendo firmemente que todo pasa para bien y que todo es por un motivo que nos ha de llevar, si queremos, a nuestra mejora, en lugar de a peor.

Leer lo que te voy a transcribir ahora me ha arrojado enorme luz a lo que siempre he creído pero nunca supe, hasta ahora, explicar con palabras lo mismo de bien que lo hace el autor. Aquí te traduzco su reflexión:

 “¿Sigues culpando a otro o a algo de tu pasado por impedirte el éxito? ¿Cómo puedes cambiar eso de forma que seas tú el que tienes el control? Una de mis citas preferidas es “El pasado no iguala al futuro”. El pasado no importa. Lo que importa es lo que hagas en las próximas 24 horas. Permítame preguntarle esto: ¿Estaría de acuerdo conmigo en que es posible que usted haga algo en las próximas 24 horas que destruya totalmente su vida? Por supuesto, podría despeñarse con el coche por un precipicio o cometer un crimen. Así que, ¿no es verdad entonces que en las próximas 24 horas puede usted hacer algo constructivo que cambie el curso de su vida en una dirección positiva y nueva? ¡Absolutamente! Ve, queramos o no admitirlo, nosotros controlamos nuestros pensamientos, acciones y, en último sentido, nuestra vida. Demasiadas personas miran por el espejo retrovisor para guiarse hacia el futuro. ¡Es el momento de romper ese espejo y tirarlo a la basura! Enfoquémonos en el mapa de posibilidades. La moneda del pasado se ha quedado detrás de nosotros.”

¡Cuántas veces he hablado en mis conferencias, talleres y seminarios de dejar de mirar por el espejo retrovisor para encarar el futuro! Cuando leía este párrafo me revolvía en el sofá pensando en la fabulosa simplicidad y verdad que contiene esta reflexión, cada uno, tú y yo, amigo lector, podemos cambiar nuestro futuro por la decisión que tomemos en un momento dado. Por la decisión que tomemos hoy, ahora, en este mismo momento.

Y si eres sincero contigo mismo me reconocerás que eso te ha pasado ya en tu vida. Una decisión en un momento dado cambió el curso de tu devenir. Si lo hicimos, tú y yo, en el pasado, lo podemos hacer en el presente, de cara al futuro.

Da igual por lo que estés pasando hoy. Te lo repito. Da igual. Mañana puede ser infinitamente mejor si así lo decides. Y no es palabrería facilona, créeme que te lo digo desde lo más hondo y sincero de mi corazón. Es una ley universal. Todavía hoy recuerdo como si estuviera pasando ahora mismo el día que tomé la decisión de “montarme por mi cuenta y no volver a tener un jefe en mi vida”. Estaba en una reunión de selección para un puesto de alta dirección en una gran multinacional, el “headhunter” (hoy uno de mis más admirados y queridos amigos en esta vida) conmigo y con el presidente y otro directivo de la empresa. Hablábamos de distintos temas sobre los retos que se avecinaban y el perfil que necesitaban y cómo el mío se adaptaba o no al reto (era para la dirección general), empezamos a hablar del proceso de presupuestos anuales y trianuales y en ese momento tuve un “viaje fuera de mi”, lo recuerdo como si fuera ahora, por un momento me vi a mi y a todos estos señores sentados a la mesa redonda con el ventanal frente a mí y me escuché a mi mismo decirme “Nunca más José. A partir de ahora tú serás el dueño de tu propio presupuesto anual y vital. Nadie más tendrá el poder de cambiar el presupuesto porque alguien decide que hay que subirlo o bajarlo en “x” cantidad. Tú te pondrás tu sueldo”.

No me acuerdo qué más hablamos, a partir de ese momento mi mente no estaba en la reunión. Sí recuerdo que cuando salí, llamé un taxi en la calle y hablé con mi mujer por teléfono. Me preguntó qué tal había ido la reunión –estaba lógicamente agobiada porque “el ejecutivo de éxito” con el que se había casado estaba en el paro y teníamos un hijo de un año, una niña recién nacida y la sana intención de seguir abiertos a la vida en el futuro, por lo que encontrar un buen trabajo parecía parte vital de esa ecuación- cuando le dije sin anestesia que había tomado la decisión de no trabajar nunca más como empleado de nadie recuerdo que me preguntó “¿estás seguro, José?” a lo que contesté “como nunca antes he estado seguro de algo”. María José me dijo “estoy contigo” y desde entonces mi vida, nuestra vida, nunca volvió a ser la misma.

Hoy tengo dos cumpleaños, el día que nací, y el día que me despidieron. Aunque bien pensando, debería decir, el día que tomé la decisión de ser mi propio jefe y no ser controlado por nada ni por nadie exceptuando a mi Padre Dios, al que debo todo lo que soy, hago y tengo en esta maravillosa vida.

Quizá alguno que lea estas líneas pueda, cínica o erróneamente, pensar que eso es a mí por que soy así o asá, pero que para él/ella eso no es tan fácil. Si eres de esos, o conoces a alguien así, que ahora mismo lo está pasando regular, dale estás líneas, dile que puede, si de verdad quiere, decidir mejorar su vida desde este mismo instante. Y si toma esa decisión, y la mantiene con una acción coherente y consecuente, el futuro será muchísimo mejor.

No es un cuento de hadas, no es una historia de Harry Potter. Si le dices a María José, mi mujer, que “¡Qué suerte habéis tenido!” María José no te dirá “Sí, tienes razón, hemos tenido mucha suerte”, muy al contrario te dirá algo como “¿Suerte? Aguanta tú lo que nosotros hemos tenido que aguantar y realizar con constancia y perseverancia y entonces entenderás nuestro presente”.

Nuestra vida, la tuya y la mía, querido lector es un regalo del Cielo. Ya lo he dicho más de una vez en nuestro Boletín Camino de Éxito, “nuestra vida es el regalo de Dios a cada uno de nosotros, lo que hagamos con ella es nuestro regalo a Él”. Y lo bueno es que nos hizo libres para decidir el camino que tomamos ante cada circunstancia.

Te dejo con esta reflexión en la que creo profundamente: no son las circunstancias externas las que hacen al hombre, sino las decisiones que el hombre toma ante esas circunstancias las que marcan la diferencia. De ahí la vitalísima importancia de enseñar al ser humano a pensar y decidir en cada momento el rumbo a tomar en función de la brújula del amor, nunca del egoísmo.

En los próximos meses trabajaremos cada paso desde esta primera decisión, para diseñar y alcanzar la vida que queremos. Como digo siempre, “si este calvo con gafas puede, cualquiera puede”.

Tu amigo

José Ballesteros De la Puerta