El gasto público es una forma de emitir dinero que va a nuestros bolsillos privados
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El gasto público es una forma de emitir dinero que va a nuestros bolsillos privados

Una de las formas de emisión de dinero que tiene el Estado es el propio gasto público que acomete el gobierno cada año. Basta con pensarlo un poco, ese dinero -que no viene de los impuestos- al ser inyectado en el sector privado a través nóminas de todos los funcionarios y empleados públicos, gastos de alquileres a particulares o empresas por los edificios y oficinas que usa la Admón. Pública, compras de uniformes para las fuerzas de seguridad, llenar el depósito del Falcon, desempleo, compras de 4x4s para Protección Civil, edificios de nueva planta para uso público, la participación en misiones de paz o de vigilancia de nuestros militares, compras de medicamentos, salarios de nuestros cargos electos y sus dietas, investigadores del CSIC, la alfombra roja de un acto protocolario, el mantenimiento de los museos nacionales, la Radio Televisión Española, pagos de las pensiones, exposiciones y otros eventos culturales que se contratan y, en definitiva, cada gasto que va a cargo del sector público. Hay que atender que todo ese gasto va a parar a los ciudadanos y a empresas del sector privado y, por lo tanto, una parte a los bolsillos de sus empleados y que continua extendiéndose como una macha de aceite por todos los agentes de la economía.

Quiero recordar que la secuencia real es: primero gasto público y después impuestos y no al revés. Para que se puedan recaudar impuestos, primero debe haber gasto público ya que los ciudadanos no emiten euros ni cultivan cereales con los que puedan pagar al Estado. Aunque los impuestos -como he dicho en el párrafo anterior- no son necesarios porque el Estado es el propio emisor de los cromos y, ¿para qué nos va a requisar los nuestros si nos los ha dado el propio Estado y tiene todos los que quiere? Más tarde explicaré la misión de los impuestos en cada nación que emite su propia moneda y que, como siempre recalco, España se encuentra en una situación mixta al no ser independiente en la emisión de euros.

Toda esa inmensidad de dinero que viene del presupuesto del Estado (más el del posible déficit) se queda en manos del sector privado, al menos durante un tiempo. Por lo que cuando reclamamos un menor gasto del gobierno, lo que estamos pidiendo es que no nos deje tanto dinero con el que más tarde pagaremos los impuestos y que -si hay excedente- lo dedicaremos para nuestro ahorro. Lógicamente, cuando hay un déficit presupuestario es que el gobierno se ha gastado más de lo que tenía previsto, pero que está en nuestros bolsillos, Si hay superávit, es que nos han exigido más impuestos que gastos han acometido. El superávit del Estado es nuestro déficit. Los que no me crean que revisen lo que pasó en los EE.UU. en los años siguientes a los superávits del presidente Clinton. Reflexión para los enemigos acérrimos del déficit fiscal: cuando un gobierno quiere reducir el déficit, ¿qué hace? Reducir algún gasto que a partir de entonces tendrás que pagar tú (en sanidad, en educación, en transportes…) o recibiendo un peor servicio. La alternativa que tiene el Estado es subir los impuestos. ¿Qué prefieres truco o trato? Seamos inteligentes y dejémonos de sesgos políticos o nos tomarán todos el pelo hasta la eternidad. Cuando se baja un 15% el dinero para las ayudas a la I+D+i, el sector privado reduce su inversión de I+D+i en un 40%, esto no me lo han contado, lo he comprobado personalmente en varias ocasiones.

Estos conceptos son contra intuitivos porque se han pasado años diciéndonos lo contrario, proclamando que son los impuestos los que financian al Estado, pero la funcionalidad de los impuestos es otra. Bien es cierto que esto no afecta a los ayuntamientos y comunidades autónomas de forma directa porque su presupuesto sí que depende del Gobierno y el déficit debe ser permitido y/o financiado por éste, normalmente. Sí que debemos decir que España no es emisor del euro de forma soberana y que debe pasar por la taquilla del BCE/UE antes de tomar decisiones monetarias y fiscales importantes. Tampoco los estados que conforman los EE.UU. tienen capacidad de emisión, pero la Reserva Federal mira por todos, como lo hace el BCE.

La siguiente pregunta lógica es: entonces, ¿por qué existen los impuestos si no se requieren para el gasto? Con los impuestos -que no son otra cosa que anotaciones en una cuenta informática- se intenta una distribución más equitativa de la riqueza y, por otra parte, sirven para detraer dinero del mercado en evitación de la aparición de la inflación cuando la oferta monetaria supera a la demanda monetaria, a la producción del PIB en definitiva. Decía William McChesney, un antiguo presidente de la Reserva Federal en el final del siglo pasado, que el dinero es como el alcohol en una fiesta, lo sacas para animarla pero antes de que se animen demasiado, retíralo.

Como ya se ha comentado, España no es un emisor independiente de su moneda, tenemos que seguir las reglas que se establecen entre la UE/BCE y el Estado español, pero a la UE/BCE le aplica totalmente todo lo comentado y por derivación a todos los miembros de la Unión Europea. Ya hemos podido comprobar que cuando por la crisis de 2008 y la pandemia (y seguimos…), el dinero nos ha llegado sobradamente y se nos ha comprado toda la deuda que contenía activos de alto riesgo. Los países de la UE están a salvo siempre que no se endeuden fuera de la misma. Cuando Draghi pronunció aquella famosa frase de: «Haremos lo que haga falta para preservar el euro… Y créanme que será suficiente…» esta confirmando los términos fundamentales expresados en el post: un país emisor de su propia moneda soberana no puede quebrar nunca, aunque llevar al máximo las situaciones de déficit y durante un tiempo prolongando no tiene sentido, pero esa es otra historia. Tal vez sean los presupuestos los que estén mal estructurados. Guy Abeille, fue quien determinó el déficit máximo de la UE en un 3% del PIB, pero es que esa cantidad es mucho dinero (no es la simple diferencia negativa entre ingresos y gastos) y el propio Abeille contó que fue una decisión política, no técnica. Vamos, que si la dejaron en el 3% es que evaluaron también el 5%.

A la cuestión de si todo el gasto público es bueno, habría que responder que sí, pero hay que matizar y lo haremos extensamente en otro post. Sí que diremos que el gasto que provoca aumento del PIB es bueno, pero que debe estratificarse adecuadamente como pasa con los impuestos. Esto no es fácil y con frecuencia se producen injusticias y situaciones de agravios comparativos entre ciudadanos.

Y, sí, la economía necesita más liquidez, para eso hay más emisores de dinero que el propio gasto público del gobierno. ¿No ven que están bajando los tipos y que los emisores se mueven? Recuerden la metáfora de la fiesta y ya saben cómo va la economía, la nuestra hay que animarla.

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