El gimnasio de la curiosidad
Inscríbete. Lo has necesitado siempre, incluso más que a ese gimnasio físico al que el ochenta por ciento de la gente va más por deber ser que por convicción. Si es natural rechazar con anticipación el dolor factible del ejercicio muscular, es igualmente natural permitir que la curiosidad te guíe en la búsqueda de respuestas para entonces generar más preguntas. Sus usos, muy promovido el primero y relegado el segundo, son una contradicción. Abrazamos el que es visible para terceros. Postergamos el que se manifiesta, sobre todo, en uno mismo.
En nuestro día a día hay múltiples recordatorios sobre la importancia de ejercitar el cuerpo. El de uno mismo cuando se toca reconociendo que hay grasa y texturas que no deberían estar ahí. El del espejo que te devuelve una verdad de la que eres el peor juez. Y el de Instagram, Tik Tok y otras redes que a la reproducción de la imagen propia le suman la de otros y otras que al menos ahí, en apariencia y sin un disclaimer de filtros y aplicaciones, nos demuestran que todos están en buena forma.
El gimnasio creativo y sus beneficios son, en cambio, más silenciosos. No hay marketing que lo promueva. O sí, pero más enfocado en el cobro y el producto milagro que en los orígenes muy íntimos y privados que debieran detonar que fueras parte de él: la atención a los deseos, dudas y curiosidades que a diario te asaltan. La reinvención que sabes que necesitas pero que postergas hasta que la aspiración sea sustituida por la obligación.
Al trabajo físico se le impone un régimen. Comienza con la activación pero se acompaña de hábitos alimenticios y de disciplina. A la curiosidad, en cambio, se le adjudica una relevancia equiparable a la del ocio. Se le destinan los tiempos muertos. Lo que no está escrito con piedra en una rutina ni marcado con tinta indeleble en una agenda. Para la duda intelectual no existe un aquí ni ahora sino una lista de pendientes que puede postergarse hasta la muerte o simplemente borrarse cuando lleguen nuevas inquietudes.
Al trabajo físico se le saca provecho. Disfrutamos los likes de los músculos trabajados. Nos llenamos de satisfacción mirándonos al espejo. Caminamos con mayor confianza. Pero la curiosidad creativa es también poderosa. Cada pregunta resuelta es una oportunidad de crear una manifestación propia. De interiorizar, analizar, contextualizar y publicar lo aprendido, tanto con la información de terceros como con las hipótesis propias. Los likes de tu físico pueden acompañarse de los likes de tu cerebro. Uno se manifiesta a través del cuerpo. Otro a través de tu obra creativa plasmada a través de un texto, de un podcast, de un video, o de una pintura.
El gimnasio es cuerpo y alma. Los dos han de trabajarse. Los resultados saltarán a la vista. Uno tiene al espejo como devoto seguidor. El otro al contenido. Si lo que te preocupa de saciar la curiosidad es la falta de tangibles en el retorno de inversión, documenta lo que aprendes, seguro que tu duda resuelta sigue siendo la pregunta de otros. Y entonces recibirás likes por cuerpo y por alma. Y entonces podrás darte like a ti mismo.
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