El Gusano que Detuvo la Exportación: El Impacto del Cierre Fronterizo en la Economía y el Comercio Exterior de México.

El Gusano que Detuvo la Exportación: El Impacto del Cierre Fronterizo en la Economía y el Comercio Exterior de México.

El reciente cierre de la frontera estadounidense a la exportación de ganado mexicano en pie y carne, motivado por la detección de un caso de gusano barrenador en Chiapas, marca un momento crítico para la relación comercial entre ambos países en el sector agropecuario. Este evento pone en riesgo no solo la economía de los estados exportadores, sino también la reputación sanitaria de México en el mercado global. 

Estamos ante un problema recurrente con raíces histórica, el gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) no es un problema nuevo para la región. Durante el siglo XX, este parásito representó una amenaza significativa para la ganadería en América. México logró erradicarlo gracias a un programa binacional con Estados Unidos basado en la liberación de moscas estériles, un modelo exitoso reconocido a nivel internacional. Sin embargo, su reaparición, aunque focalizada, revive viejos temores de daño sanitario y económico. 

El comercio de ganado en pie y carne entre México y Estados Unidos es un componente fundamental de las exportaciones agropecuarias mexicanas. En 2023, México exportó más de 1.3 millones de cabezas de ganado, principalmente desde los estados del norte, como Chihuahua, Sonora y Coahuila. Este comercio no solo sostiene a miles de ganaderos, sino que también posiciona al país como un proveedor confiable en el mercado estadounidense. 

El cierre de la frontera norte es un impacto económico que afecta directamente a los ganaderos y a las cadenas de valor relacionadas. Las pérdidas económicas estimadas podrían ascender a millones de dólares semanales debido al excedente de ganado en el mercado interno, lo que ejercerá una presión a la baja sobre los precios. Además, la imposibilidad de exportar carne procesada podría generar desconfianza en otros socios comerciales. 

A nivel macroeconómico, este incidente representa un golpe al prestigio de México como exportador agropecuario. Estados Unidos es el principal destino del ganado mexicano, con más del 85% de las exportaciones dirigidas a ese mercado. Cualquier prolongación del cierre podría incentivar a Estados Unidos a buscar proveedores alternativos, reduciendo la competitividad de México en el sector. 

El pasado es el mejor maestro, históricamente, México ha enfrentado retos similares. En 2012, un brote de fiebre porcina clásica afectó temporalmente las exportaciones de carne de cerdo, pero una respuesta coordinada entre las autoridades y el sector privado permitió resolver la crisis en un tiempo razonable. Este precedente refuerza la importancia de actuar rápidamente para contener brotes y proteger la confianza en los productos mexicanos. 

Para mitigar los efectos de esta situación, es crucial: 

              1.          Implementar medidas inmediatas de contención y control sanitario, especialmente en la frontera sur. 

              2.          Reforzar la colaboración con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para garantizar la reanudación de las exportaciones en el menor tiempo posible. 

              3.          Diversificar los mercados internacionales, fortaleciendo relaciones con Asia y Europa para reducir la dependencia del mercado estadounidense. 

              4.          Promover la trazabilidad y el monitoreo continuo del ganado para prevenir futuros incidentes. 

El gremio ganadero en México deben poner sobre la mesa los posibles escenarios ante el cierre a la importación de ganado impuestos por nuestros vecinos del norte: 

En un escenario pesimista, sino se controla el brote rápidamente, Estados Unidos podría imponer restricciones más severas o prolongadas, afectando también a la carne procesada y productos derivados en consecuencia una caída de precios derivada del exceso de oferta en el mercado interno, dicha disminución afectaría a los productores desincentivando la cría de ganado, afectando la economía rural a mediano plazo. 

 En un escenario con consecuencias moderadas, México tendría qie estar a trabajando en un plan de erradicación y control, para sí estar en condiciones de negociar la reapertura parcial para ciertas regiones (el norte principalmente) o productos, priorizando la carne procesada en lugar del ganado en pies, así como una política de diversificación de mercados como Asia  Europa. Recordamos que en años recientes se hizo una diversificación de mercados pero a la importación con un relajamiento en la importación de carnes del sur del continente 

 Por último, en un escenario optimista, los ganaderos mexicanos esperan un manejo adecuado del brote el cual podría permitir la reapertura de la frontera en un corto plazo, restaurando las exportaciones y limitando las pérdidas económicas. 

 Y continuando con el optimismo estamos ante la oportunidad para implementar  programas más robustos de bioseguridad y trazabilidad de ganado. El cierre de la frontera es un recordatorio contundente de que la sanidad agropecuaria no solo es un tema técnico, sino una estrategia clave de comercio exterior. México debe reforzar su compromiso con los estándares internacionales para preservar su lugar en el mercado global. Ante este reto, una respuesta eficaz y coordinada será determinante para proteger no solo a los ganaderos, sino a la economía nacional en su conjunto. 

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