El hombre frente a una nueva revolución digital
Desde hace más tiempo del que creemos, la creciente preocupación en el mundo laboral ha sido que las máquinas tomarían el lugar de las personas en los puestos de trabajo. Hoy, en un mundo postindustrial, aquella preocupación ha quedado obsoleta y se redirige en un creciente miedo a que, esta vez, lo hagan los procesos automatizados e inteligencias artificiales.
La revolución digital afecta profundamente la forma en la que nos relacionamos y contribuimos a nuestra sociedad; y ha traído con ella una gran cantidad de nuevas metodologías, oportunidades y puestos de trabajo. De esta manera crea puestos directos (programadores, arquitectos del Internet de las Cosas, marketing en redes sociales, etc.), como también indirectos, al aumentar la productividad, disminuir precios y crear mayor demanda.
De la misma forma, varios tipos de empleo han desaparecido (y probablemente lo sigan haciendo). Estas tecnologías tienen el poder de crear, como también de acabar con puestos de trabajo. El impacto generado por la digitalización sólo puede ser amortiguado a través de innovaciones tecnológicas y nuestra capacidad de adaptación a un entorno en constante cambio, sumada a la realidad que este impacto no sucede de forma homogénea ni estable. Alcanza sólo con observar la actualidad para ver que algunas industrias y espacios geográficos concentran un mayor avance tecnológico, pero éstas establecen un horizonte para lo que nos espera en el futuro, más allá de cuál sea nuestro rubro o locación. Eventualmente, la digitalización nos alcanzará a todos.
Nuestra sociedad se encuentra con un mundo mucho más conectado y veloz que nunca. Cada aspecto de nuestras vidas se ve afectado por situaciones y entornos dinámicos gracias a la tecnología y la hiperglobalización. Con esto en mente, deberíamos enfocarnos en transmitir conocimientos que nos permitan lidiar con la complejidad del mundo actual, asegurándonos estar siempre un paso adelante en lugar de intentar recurrir a herramientas del pasado. Además de impartir información, los grandes pilares para la educación de un trabajador en la actualidad se basan en habilidades cada vez más abstractas. Por ejemplo, la resolución de problemas, habilidades comunicativas, capacidad de trabajo en equipo, planificación y organización. Por esto resulta clave sostener la cultura del aprendizaje en el lugar de (solamente) la cultura del trabajo. En un ambiente que tiende a ser resistente al cambio, las empresas y organizaciones deben recoger y darle prioridad a las herramientas de mentoría y coaching.
También resulta de gran importancia clarificar las reglas de juego. Con el surgimiento de estas nuevas formas de trabajo, muchas leyes y regulaciones resultan anticuadas, mientras que estos nuevos sectores se encuentran sin protección alguna. Estas problemáticas, como la ciberseguridad, el bienestar de los trabajadores y filtros en la privacidad, deben ser planteados y abordados de frente con la creatividad que caracteriza nuestra corriente era. Esto también incluye la creación y formación de nuevas herramientas de automatización, principalmente las inteligencias artificiales. Es importante ser cuidadosos en cómo educamos a estas inteligencias robóticas, ya que no aprenden por sí mismas. Detrás de ellas existen equipos de personas que seleccionan la información, los criterios y los valores de los cuales luego una IA aprende y replica.
A la par de esta transformación llega la oportunidad de mejorar de forma fundamental el trabajo y la naturaleza del empleo. Delegar actividades peligrosas o que significan un gran consumo de tiempo a herramientas automatizadas generan la posibilidad de enfocarnos en la creación de puestos de trabajo que celebran la creatividad, el propósito y la eficiencia.
De esta manera nos encontramos con varias problemáticas a enfrentar para evitar grandes desigualdades entre territorios e industrias. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) propone los siguientes puntos estratégicos para superar estas dificultades en el lugar de trabajo:
- Preparar a los trabajadores para nuevos puestos de trabajo y cambios en los existentes.
- Fortalecer a las personas con una variedad de habilidades para conseguir éxito en el mundo del trabajo digital.
- Prepararnos para un gran desafío de educación y entrenamiento.
- Mejorar la protección social para asegurarse de que nadie sea dejado atrás.
- Indicar y analizar las preocupaciones que surgen de las nuevas formas de trabajo.
Ya no es suficiente solamente con ofrecer servicios y productos de calidad a bajo costo para el mercado. El valor agregado que diferencia los negocios hoy en día es la experiencia, en particular, la experiencia digital.
La base del éxito de las empresas que se diferencian del resto se da, en gran parte, gracias a su enfoque en el proceso de simplificación digital tanto puertas adentro como puertas afuera para sus clientes.
Esto, sin embrago, no significa rechazar o deshacerse de los métodos de eficiencia generados y aprendidos en el pasado, ya que estos resultan ser no más que el costo básico para ser admitidos en el mercado. Ahora, los ganadores serán los que hayan entendido y sacado provecho a la digitalización y la virtualidad, siendo capaces de entregar experiencias beneficiosas “de los dos lados del mostrador” de forma constante, y que hayan logrado formar su espacio de trabajo alrededor de las mismas.
De ahora en más, será crucial apreciar la transformación del trabajo para sacarle provecho no sólo a la tecnología, sino a la imaginación y percepción del futuro.
Juan Muzzio - CEO & Managing Partner ITPS ONE
Consultant
3 añosExcelente Juan Carlos. Bravo.
Sales Director SAP B1 & NT
3 añosExcelente análisis Juan
Responsable de Calidad
3 añosJuan muchas gracias por la nota y tus comentarios. Sin dudas debemos entender, aceptar y enfrentar esta nueva condición. Innovar en conocimiento digital para crecer y dejar de procrastinar, actitudes claves para enfrentar los nuevos desafios laborales.