"El Impacto del Entorno en la Autocomparación: Una Continuación"
En un artículo anterior, "Comparándonos con nosotros mismos: El camino hacia la valoración personal y el éxito auténtico" (aquí), exploramos la idea de que la autocomparación es una métrica más saludable y realista para medir nuestro crecimiento personal y profesional. En esta continuación, profundizaremos en cómo el entorno y las personas que nos rodean pueden impactar nuestra capacidad para mantener este enfoque.
Hace poco, tuve una conversación reveladora con alguien que personifica la idea de compararse con uno mismo como una forma de crecimiento personal. Cada día, esta persona se toma un momento para "mirarse al espejo", evaluando cómo ha cambiado desde la mañana hasta la noche. Lo que me sorprendió fue su habilidad para resistir la tentación de compararse con los demás, algo que es especialmente desafiante en un mundo donde estamos constantemente bombardeados con imágenes de "éxito" y "felicidad" en las redes sociales, en el trabajo y en nuestras relaciones personales.
Daniel Goleman, autor de "Inteligencia Emocional", nos recuerda que la autoconciencia es el primer paso para entender nuestras emociones y cómo afectan nuestras decisiones
La persona que conocí ha trabajado en desarrollar esta autoconciencia, lo que le permite mantenerse enfocado en su propio crecimiento sin distraerse con comparaciones externas.
Pero, ¿qué pasa cuando no podemos evitar la presión del entorno? Aquí es donde entra la inteligencia emocional.
Annie McKee, Richard Boyatzis y Frances Johnston, autores de "Becoming a Resonant Leader", argumentan que la inteligencia emocional no solo nos ayuda a entender y manejar nuestras propias emociones, sino que también nos permite entender las emociones de los demás y cómo afectan el ambiente en el que nos encontramos. En otras palabras, nos da las herramientas para ser más resistentes a las presiones externas y a crear un entorno más saludable para nosotros y para los demás. (aquí)
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Entonces, ¿cómo podemos aplicar esto en nuestra vida diaria? Primero, es vital ser conscientes de las emociones que experimentamos y cómo nos afectan. Esto significa tomar un momento cada día para reflexionar sobre cómo nos sentimos y por qué.
Segundo, debemos aprender a manejar estas emociones para que no nos desvíen de nuestro camino. Esto podría implicar técnicas de manejo del estrés como la meditación o simplemente hablar con alguien de confianza.
Y tercero, debemos ser conscientes de cómo nuestras emociones y acciones afectan a los demás. Esto es especialmente importante en el lugar de trabajo, donde nuestras emociones pueden tener un impacto significativo en la dinámica del equipo.
En resumen, la autocomparación nos ofrece una métrica más realista y saludable para medir nuestro crecimiento personal y profesional. Pero también es crucial ser conscientes del impacto que el entorno y las personas que nos rodean pueden tener en nuestra capacidad para mantener este enfoque.
Al trabajar en nuestra inteligencia emocional, no solo mejoramos nuestra propia vida sino que también contribuimos a crear un entorno más saludable y positivo para todos.