El lado oscuro del coche eléctrico en Japón: se pueden perder 5,5 millones de empleos
Dura advertencia del CEO de Toyota: el coche eléctrico puede hacer que se pierdan millones de empleos en las fábricas de Japón.
Las políticas dirigidas a la popularización del vehículo eléctrico y la paulatina desaparición de los coches con motores de combustión interna pueden tener un alto coste económico, en forma de pérdidas de empleo.
Así lo ha señalado Akio Toyoda, director general de Toyota y presidente de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Japón (JAMA), El directivo ha afirmado que el paso a los vehículos eléctricos podría costar a Japón 5,5 millones de puestos de trabajo y la pérdida de 8 millones de unidades de vehículos producidos hasta 2030.
«El enemigo es el dióxido de carbono, no la combustión interna»
Toyoda ha advertido, en una reunión de la citada asociación de fabricantes, en la que estuvo acompañado por altos ejecutivos de Honda, Yamaha e Isuzu, que los objetivos de fabricación ecológica impulsados por las autoridades japonesas inspiradas en Europa para lograr la neutralidad de carbono son insostenibles.
El gobierno pretende reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero de Japón para 2030 y alcanzar la neutralidad neta del carbono en 2050 a través la utilización de vehículos eléctricos.
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Esto, para el director general de Toyota, podría socavar la base industrial de Japón pues el sustento económico de Japón proviene de la fabricación. Un cambio repentino a los vehículos eléctricos podría resultar insostenible,
«Japón es un país que depende de las exportaciones. Por eso, la neutralidad del carbono equivale a una cuestión de empleo para Japón. Algunos políticos dicen que hay que convertir todos los coches en vehículos eléctricos o que la industria manufacturera es un sector obsoleto. Pero yo no creo que ese sea el caso. Para proteger los puestos de trabajo y las vidas de los japoneses, creo que es necesario que nuestro futuro esté en consonancia con los esfuerzos realizados hasta ahora».
El ejecutivo ha indicado que los fabricantes de automóviles japoneses producen unos 10 millones de vehículos al año en su país, de los que aproximadamente la mitad se exportan. De hecho, en 2030 las plantas nacionales seguirán fabricando 8 millones de vehículos al año equipados con motores de combustión, incluidos los híbridos y los híbridos enchufables.
Una vez que se prohíban esos vehículos, los fabricantes de automóviles sufrirán un gran golpe, ha afirmado Toyoda, dejando a las empresas con una decisión difícil: enviar la producción de esos vehículos al extranjero o terminarla por completo.
«Esto significa que se perdería la producción de más de 8 millones de unidades, y la industria del automóvil podría arriesgarse a perder la mayoría de los 5,5 millones de puestos de trabajo. Si dicen que los motores de combustión interna son el enemigo, no podríamos producir casi ningún vehículo».
Toyoda sostiene que el camino hacia la neutralidad del carbono debe adaptarse a las condiciones de cada país: debería haber más libertad en cuanto a las tecnologías que se utilicen para conseguirlo, siempre que el resultado sea el mismo: una reducción global de las emisiones de carbono.
«Para lograr la neutralidad del carbono, el enemigo es el dióxido de carbono, no la combustión interna. Para reducir las emisiones de dióxido de carbono, es necesario contar con iniciativas prácticas y sostenibles que se ajusten a las diferentes situaciones de los distintos países y regiones», ha concluido.